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Durante el último tiempo una especial intriga se ha levantado con respecto a las torcidas mentes de los 70′. Esta fue una época particularmente oscura en la historia de Estados Unidos, en la que los asesinos en serie parecieron salir de su escondite y despertar una especie de fiebre nunca antes vista y que ha tomado protagonismo en el mundo del entretenimiento gracias a diversas series, películas y libros inspirados en dichos personajes. Uno de los más conocidos es Ted Bundy, un violador y asesino que cometió múltiples y violentos crímenes que negó hasta sus últimos días. Él es el protagonista de esta nueva película, «Ted Buddy: Durmiendo con el asesino», que finalmente después de meses, llega a cartelera nacional.
Sinopsis: Ted: apuesto, listo, carismático, cariñoso. Liz: una madre soltera, precavida, pero enamorada. Una imagen de felicidad doméstica, los dos parecen tenerlo todo descifrado. Eso es hasta que Ted es arrestado y acusado de una serie de horripilantes asesinatos. Conforme la preocupación se convierte en paranoia, Liz se ve forzada a considerar qué tanto conoce al hombre con el que comparte su vida y, conforme la evidencia se va apilando, decidir si Ted es realmente una víctima, o si de hecho es culpable de lo que se le acusa.
Estructuralmente la película funciona muy bien: Las recreaciones fueron hechas con esmero y resultan cuidadosamente elaboradas, el estudio de los diálogos es fiel a la realidad y la construcción de personajes logra representar a los involucrados en la historia de forma congruente con la visión de Ted Bundy que desean proyectar: La de una persona con (aparentemente) más virtudes que defectos, pero que igualmente fue capaz de cometer los horrorosos crímenes de los que se le culpa.
Zac Efron realiza un completo desplante de carisma, convirtiéndose en el perfecto asesino encubierto, además de demostrar que puede estar totalmente a la altura de este tipo de desafíos. Por su parte Lilly Collins se ve reducida a la incrédula compañera de Ted, quitándole un poco de potencial al compararla con la participación de Kaya Scodelario. También es digna de mencionar la discreta participación de Haley Joel Osment, quien pese a su escasa intervención, logra demostrar que aún conserva sus dotes actorales.
El gran error de la cinta es otro: La película camina por un hilo muy delgado entre el presentar la idea de que cualquier persona, no importa lo inteligente, carismática o atractiva que parezca, puede ser un despiadado asesino, y el poner en juicio si Ted Buddy fue realmente culpable de los crímenes de los que se le acusa; un mensaje duro de transmitir considerando el número y tipo de crímenes que cometió, además de las pruebas científicas con las que se le inculpó. Además, la película hace poco por contrastar objetivamente ambas caras del personaje, mostrando mucho del amable y buen Ted Bundy y muy poco del asesino. Ojo que no me refiero al morbo de mostrar escenas explícitas de violencia, pero si de alguna forma relaciones directas entre el personaje y los actos cometidos, más que simples imágenes de acusaciones.
Es curioso que siendo su director Joe Berlinger, un documentalista, la película caiga en este tipo de falencias, que sin duda le juegan muy en contra al producto final. De todos modos, resulta una cinta muy interesante de ver, juzgar y contrastar con otros materiales disponibles, como el documental disponible en Netflix. «Ted Buddy: Durmiendo con el asesino» ya disponible en carteleras.
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