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En un futuro donde el tiempo es considerado, literalmente, como dinero, nuestro proceso de envejecimiento se detiene a los 25 años y a partir de entonces la única manera de seguir viviendo es ganar, robar o heredar más tiempo. Es en este tipo de ambiente es donde Will Salas vive su vida minuto a minuto.
Todo cambiará cuando un hombre con más de un centenar de años en su cronometro, cansado de su tipo de vida, decide suicidarse y regalarle todo su tiempo a Salas. Esto le permitirá conocer el otro lado de la moneda, accediendo al mundo de los ricos y tomando conciencia de lo corrupto que es el negocio del tiempo. “Para que unos pocos sean inmortales muchos deben morir”.
La “policía” por otro lado, apoya la corrupción del sistema haciéndose llamar la policía del tiempo, aquella que regula que los minutos no se escapen y se mantengan en donde deben estar, pues todo está separado por clases sociales y sectores característicos a cada una de ellas. Los más ricos viven tranquilamente su día mientras que los pobres corren por sobrevivir.
De esta manera, Will se rebelará contra el sistema y terminará convirtiéndose en el Robin Hood del tiempo. A él se le unirá una joven heredera cansada de su vida superficial sin preocupaciones.
La historia se desarrolla en un mundo futurista donde cada habitante tiene un reloj electrónico en el brazo que le indica cuántas horas le faltan para morir. De esta manera, la gran parte de la población pasa su día mirando frenéticamente su tiempo, celando cada segundo y buscando desesperadamente la manera de conseguir más. Sin duda alguna una llamativa e interesante hipótesis que no pasa desapercibida, además, como trasfondo de la película, se tratan temas como el inconformismo o la injusticia entre las clases sociales, donde sólo a unos cuantos se les permiten los lujos que desean y viven una utopía mientras el resto de la sociedad se rebaja a sí misma.
Con respecto a las interpretaciones, se nota el esfuerzo de Timberlake y también su interés por continuar en el mundo del cine buscando estar al nivel del resto. En esta ocasión, se integra mucho mejor con su personaje, creyéndose el cuento. Cabe decir que poco a poco su actuación ha ido mejorando, es mucho más creíble y se complementa mucho mejor a su entorno. A su vez, su coprotagonista fue un verdadero acierto, pues la joven Amanda Seyfried supo apoyar y complementar al ex cantante, otorgándole más matices a la historia con su interpretación de la rebelde hija de un millonario.
Por otro lado, tenemos al alter ego del protagonista. Personaje típico pero muy bien interpretado, correcto en todo momento. Cillian Murphy está hecho para cumplir con este tipo de papeles.
Y aunque de por sí misma la historia ya es bastante interesante (independiente de que no sea del todo novedosa), un gran aporte es su dirección de arte y fotografía con la que se nos presenta un futuro soberbio pero no del todo alejado a nuestra actualidad, sino que se diferencia por cambios sutiles y elegantes que dotan de naturalidad la imagen a tratar. Sobre esto, lo que más me ha gustado son los automóviles de la policía del tiempo.
Es una propuesta interesante e inteligente. Tiene sus reglas y una realidad de mundo bien posicionada lo que permite darle cierta credibilidad, pese a lo extremadamente fantasioso de la historia. De todos modos, hay que aceptarlo, nos encanta la ciencia ficción y esta es una buena película referente a ello, una buena opción de entretenimiento.
Stephanie V.B.
efectivamente es una buena opción de entretenimiento, y solo eso, claro que también nos muestra y recuerda la típica frase » vive y disfruta el momento porque puede ser el último» (carpe diem), frase que envolvió toda la película La Sociedad de los poetas muertos, y en varias obras de Garcilaso de la Vega