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Sally es enviada a vivir con su padre Alex, quien junto a su novia Kim, trabajan en la reparación de la antigua mansión Blackwood. Mientras la pequeña Sally, quien aún no acepta el divorcio de sus padres, intenta adecuarse a su nuevo hogar y familia, descubre unas misteriosas criaturas que le ofrecen su amistad, pero su inocencia desatará una amenaza en contra de ella y de su familia.
Basada en la película homónima de 1973, “No le Temas a la Oscuridad” vuelve a la vida de la mano de Guillermo Del Toro, quien en colaboración con Matthew Robbins se encargan de adaptar el guión original de Nigel McKeand para reconstruir la historia desde la mirada e imaginación de Guillermo Del Toro.
“No le Temas a la Oscuridad”, es el primer largometraje de Troy Nixey, quien debuta en la industria con uno de los géneros más difíciles de ejecutar: el terror. Su responsabilidad no solo reside en dirigir a los actores, también consiste en recrear el mundo creado por Guillermo Del Toro, lo cual consigue de manera tenue, dejando solo impresiones de lo que fue el Laberinto del Fauno, con un trabajo que se acerca más a un thriller que a una película de terror o fantasía.
Podríamos considerar la película, como una mezcla entre drama, thriller y terror; donde Nixey logra retratar la esencia del suspenso, en una cinta con aires de antaño que rinde homenaje a los clásicos, en donde “la casa embrujada” se transforma en un actor más en escena, jugando un rol fundamental a la hora de interactuar con los actores para obtener un relato solido y creíble.
El elenco está compuesto por el ganador del Emmy Guy Pearce, quien fue escogido por el mismo Guillermo Del Toro, mientras que el rol femenino, escogido por Troy Nixey, está a cargo de Katie Holmes. Junto a ellos, se encuentra la pequeña y talentosa Bailee Madison, quien es sin duda la protagonista de la cinta.
Los conflictos de Sally se confunden con los extraños sucesos que acontecen en la mansión, generando un acercamiento con Kim, encontrando en ella la confianza y empatía que su padre le niega.
En base a esta premisa, “No le Temas a la Oscuridad” se sustenta por completo en Bailee, quien se encarga de iniciar el conflicto de la trama, donde el aspecto psicológico desencadena el enfrentamiento entre el drama y lo sobrenatural.
“No le Temas a la Oscuridad” intenta ser autónoma y original; sin embargo, la forma en que los hechos son presentados no logran el efecto deseado, perdiendo toda credibilidad en los terrenos del thriller.
La película, de corte independiente, contó con un presupuesto cercano a los 12 millones de dólares. Lo que nos recuerda a las anteriores producciones de Del Toro, sin embargo “No le Temas a la Oscuridad” se impregna con el aire hollywoodense, y como resultado, nos encontramos con un producto frío y superficial, que no logra profundizar en la emoción humana. Mostrándonos una historia un tanto predecible, que pierde carisma al centrarse en aspectos artísticos en función de replicar la fórmula del éxito de Del Toro.
El filme logra ser una película eficaz; manteniendo el suspenso con la fórmula perfecta del género: niños, casas tétricas y el más allá.
A pesar de ciertas incoherencias en el guión, el filme logra pasar el control de calidad con el respaldo de Del Toro, validando su condición como “terror independiente”. Demostrando una vez más que con poco dinero se puede hacer mucho.
La excusa perfecta para ir al cine acompañado del “interés romántico” o del grupo de amigos.
Para quienes gusten del género, les recomiendo un par de producciones con la firma de Guillermo Del Toro: Los Ojos de Julia (2010) y El Orfanato (2007), protagonizadas por Belén Rueda.
Interesante.
Pastitoway.
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