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Una reflexión que nos invita a recordar quienes somos, de dónde venimos y lo que es más importante: nuestra historia y el tan necesario acto de recordar. Un documental que sobresale de los demás no tan solo por haber recibido el Oscar Europeo, sino también por el éxito que ha recibido en salas del todo mundo, como Estados Unidos, Canadá, Francia, etc.
Una muestra fiel de que el cine chileno es bueno si se saben tocar los temas con una postura seria, con retorica y con un arduo trabajo.
A su vez, la narración (del mismo Patricio Guzmán) que guía la cinta es un camino elegante, sincero y critico de lo que ha documentado, con charlas que rasgan en lo más profundos sentimientos de las mujeres de Calama, con imágenes que retratan el dolor más arraigado de muchas personas. Y no tan solo eso, el trabajo se mueve también con acercamientos a los trabajos y los avances que la astronomía ha establecido en los cielos chilenos, con lo cual logra una unión de la historia y el hilo a seguir.
Un documental que lograra hacerlo retroceder en el tiempo; en un encuentro que se da con imágenes del cielo, con búsquedas incansables (que seguirán) y con una argumentación que maravilla. Un relato que podría ser más de lo mismo, pero no lo es. Este se lleva a otro nivel, con un significado más personal y muchísimo más apaciguado.
“Nostalgia de la Luz”, es un resumen memorable, aplaudible y nostálgico de una parte de nuestra historia que se niega a desaparecer y a abandonar las temáticas de nuestro cine chileno. Su director, Patricio Guzmán logra atrapar en una metáfora punzante y profunda: la búsqueda de cuerpos tanto en el Marte exterior como en ese “otro Marte” chileno.
Pedro Cereceda / Cornamenta.
- Tráiler de “Nostalgia de la Luz”:
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