Tiempo estimado de lectura: 2minutos, 46segundos
En nota anterior se abordó cómo la sexualidad era un tópico recurrente en algunas películas chilenas, lo cual no es sorpresa para nadie. En esta ocasión hablaremos del contexto histórico que, inevitablemente, afecta nuestra forma contar historias.
Es 1973 cuando Gonzalo Infante de once años conoce a Pedro Machuca, tras ser trasladado a su colegio como programa de inclusión de las clases sociales bajas. Esto les permite a los alumnos conocer la realidad del otro en sus mundos sociales, desde las comodidades de la clase alta hasta las limitantes de las personas con escasos recursos, generando un ambiente que nos llena de esa agradable esperanza de inclusión.
“Machuca” escrita y dirigida por Andrés Wood, se estrenó el 2004 y es el retrato perfecto de cómo este episodio de la historia de Chile afecta desde el primer instante en nuestro entorno. Sin entrar en análisis político, el golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973 quebranta al país entero, y lo vemos reflejado en la metáfora social que plantea esta película cuando los amigos Pedro Machuca y Gonzalo Infante se separan tras un conflicto coincidente en esta fecha.
Muchísimos años después una nueva película surge para contar la historia que cambió a la historia.
“No” estrenada el 2012, dirigida por Pablo Larraín y escrita por Pedro Peirano, nos pone en la piel de René Saavedra, un publicista que es convocado para ser partícipe de la campaña del “NO”, correspondiente al plebiscito de 1988. Enfatizando en la idea de aludir a la gente a través del uso de conceptos optimistas como enfrentamiento a la dictadura y en su búsqueda de finalizarla.
Lo dice la película y lo comprueba la historia. “No”, nos demuestra el poder del pueblo cuando realmente se quiere hacer escuchar, dictaminando un cambio crucial en Chile tras esta intensa campaña que usó como pilar principal, el concepto de la alegría y el optimismo al conseguir un cambio.
Gana el “No” y es un final feliz para la película, pero la historia de Chile no se detiene ahí.
Es el primer año de democracia en Chile y tratamos desesperadamente de tener un nuevo inicio como país. Sin embargo, el progreso está en al gente, y esta sigue igual. Así, Johnny, de 17 años, se ve implicado como cómplice en un asalto rodeándose de una aventura llena de acción, en un contexto donde aún está muy palpitante el fantasma de la dictadura.
Johnny cien pesos (Johnny 100 pesos) dirigida por Gustavo Graef, nos cuenta la historia real de este joven que vivió toda su vida en la época de la dictadura, por lo que conoce perfectamente las injusticias de un sistema que beneficia a tan solo unos pocos, incluso en periodo de democracia.
La historia de Chile ya está escrita y nada la puede borrar, de hecho sería tonto olvidar o negar lo que pasó, pero es importante aprender de todos nuestros errores y éxitos para poder progresar día a día como personas, como chilenos y como realizadores de un buen cine. Uno cargado de esa historia de ambición de poder y sangre, esa que a nadie dejó indiferente incluso años después.
Deja una respuesta