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Las películas de Darren Aronofsky nunca pasan desapercibidas y siempre generan una fuerte reacción en el público, desde “Réquiem para un Sueño” hasta “Cisne Negro”.
Su último largometraje, “¡Madre!” no fue la excepción, y a la fecha de su estreno generó diversas controversias con respecto a su confusa y peculiar trama, e incluso, una crítica de The New Yorker llegó a compararla con el intestino de un caballo.
Dentro del contexto del Festival de Cine SXSW realizado en Texas, el director participó en un curso de capacitación para cineastas independientes, el cual dio la instancia para que los asistentes presentaran sus inquietudes a los expositores. De esta manera Aronofsky fue preguntado por el tema central de “¡Madre!”.
Según Aronofsky, desde sus primeras películas ha buscado que cada espectador se deje llevar por sus propias interpretaciones: “La parte más emocionante y lo que siempre me ha inspirado a hacer películas es no dejar a la audiencia con una sola reacción, quiero que todos tengan diferentes reacciones”.
Algunos críticos han dicho que la película reflexiona sobre la mediación entre la fama y la fortuna, mientras que Aronofsky aclaró que su intención era mostrar a la madre tierra y su cruel indiferencia en occidente.
“Creo que tratamos a la madre tierra de una manera muy irrespetuosa, la saqueamos, tomamos de ella, la violamos, perforamos y la llamamos tierra… ¿qué tan asqueroso es eso?”. Señaló el director, y agregó que es difícil conectar a la gente con la idea de que estamos todos juntos en esto. “Vivimos en tiempos calamitosos y es por esto que Jennifer (Lawrence) interpretó al personaje de la manera que lo hizo”.
Para el director, la película también puede representar a las emociones humanas: “Sobre matrimonios que se desmoronan o el proceso creativo” y concluye con que “fueron muchas cosas diferentes para mí, fueron muchas expresiones de lo que me estaba pasando en ese momento”.
Si bien la película no estuvo presente en la temporada de premios y tuvo una inesperada reacción de las críticas, sin duda alguna generó el impacto que Aronofsky buscaba y hoy, a más de cinco meses de su estreno, seguimos hablando de ella.
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