Tiempo estimado de lectura: 4minutos, 25segundos
Junto con estrenar -entre el 14 al 17 de junio- el especial “Élite Historias Breves”, el pasado 18 de junio del 2021 Netflix lanzó la cuarta temporada de “Élite”. Nuevos y arriesgados capítulos, que marcan un antes y un después en la serie, la cual abandonó la trama principal de sus tres primeras entregas, y agregó varios rostros nuevos (para reemplazar a aquellos que se fueron).
Sinopsis: Empieza un nuevo curso en Las Encinas. Y con él llega un nuevo director (Diego Martín, Velvet, Familia): uno de los empresarios más poderosos de Europa dispuesto a reconducir el colegio, que ha estado, según él, desbocado los últimos años. Y este director trae consigo a su familia, a sus tres hijos (Carla Díaz, El Príncipe; Martina Cariddi, Mientras dure la guerra; Manu Ríos, El Chiringuito de Pepe). Tres adolescentes demasiado acostumbrados a salirse siempre con la suya, a tener lo que quieran cuando quieran, caiga quien caiga, y que pondrán en peligro la unión y la amistad de los alumnos más veteranos.
De nuevo un enfrentamiento de bandos, ahora entre el viejo mundo (los alumnos y las normas de siempre) y el nuevo (la nueva dirección y los nuevos compañeros, entre los que también está Pol Granch). Un choque que acabará explotando y provocando una tragedia, con una víctima y un responsable cuya identidad deberán descubrir.
Tras la salida de personajes icónicos, como Carla (Ester Expósito), Lucrecia (Danna Paola), Nadia (Mina El Hammani), Valerio (Jorge López) y Polo (Álvaro Rico); la cuarta temporada de “Élite” tenía la difícil misión de introducir y encajar a una gran cantidad de personajes nuevos, comenzar una nueva trama, entretener a los espectadores, y lograr generar esa adicción que había caracterizado a la ficción española en sus temporadas anteriores. ¿Lo logró? Sorprendentemente, sí… al menos, en su gran mayoría.
Estrenando días antes el especial “Élite Historias Breves”, Netflix logró todo un acierto al entregarnos pequeños -pero importantes- relatos, que sirvieron para cerrar correctamente ciertas relaciones, y darle un respiro a los personajes de los crímenes y excesos en los que generalmente se ven envueltos; apostando por un enfoque más íntimo y repleto de cariño hacia los personajes, estos episodios son impecables. Y, si bien su relación con la trama de la cuarta temporada no es mucha, sí son capítulos que se tornan esenciales para entender la continuidad del show.
Los nuevos episodios parten rápidamente, lanzando todas sus cartas sobre la mesa en el primer capítulo, donde se nos presenta a Benjamín (Diego Martín), el estricto nuevo director de Las Encinas, que llega acompañado de sus tres hijos: Ari (Carla Díaz), Patrick (Manu Rios) y Mencía (Martina Cariddi); personajes destinados a revolucionar por completo a los veteranos. Junto a ellos, llega también el príncipe Phillippe (Pol Granch), quien rápidamente posee un gran acercamiento con Cayetana.
En general, el nuevo elenco funciona y logra encajar muy bien en la serie (algunos mejor que otros… y es que, en lo personal no me gustó Carla Díaz como Ari), dando la sensación de que no habría problema en que ellos sean quienes den continuidad al show en las próximas temporadas. Un gran acierto, sobre todo si consideramos que las últimas dos inclusiones del programa definitivamente no funcionaron, estoy hablando de los muy olvidables Yeray (Sergio Momo) y Malick (Leïti Sène).
Si bien, sí se nota la salida de los más antiguos -sobre todo con Lucrecia y Carla-, la cuarta temporada sabe dejar en el pasado a dichos personajes, sin mirar mucho en lo ocurrido anteriormente… y decidida a seguir avanzando. Es allí que, lamentablemente, con tal de generar nuevos dramas y descuerdos, los episodios vienen a romper muchas relaciones que se habían formado muy bien en las temporadas anteriores; ya sea desde los conflictos románticos con Carla/Samuel y Nadia/Guzmán, hasta la propia amistad entre Samuel y Guzmán, quienes se olvidan rápidamente de esa importante conexión que habían creado mientras intentaban llevar a Polo a la justicia. Algo que deja al espectador con un mal sabor de boca.
Por otra parte, al igual que en sus tres temporadas anteriores, la serie logra mantener tensión e interés en todo momento, siendo muy adictiva y fácil de maratonear. Aunque, su fórmula sí se siente repetida, comenzando nuevamente con un posible asesinato, cuya razones se van entrelazando entre medio de los capítulos, hasta finalizar en una gran fiesta que muestra lo ocurrido realmente… en este caso, el final se torna muchísimo más predecible que antes. Algo que habrá que mejorar en temporadas futuras.
En fin, pese a que la cuarta temporada de “Élite” no es la mejor, la verdad es que sí cumple muy bien con sus objetivos y, definitivamente, nos demuestra que tiene el poder de reinventarse, con personajes potentes, que logran hacernos superar la falta de los veteranos. Por mi parte, estoy expectante por ver que nos traerá la quinta temporada, la cual ya está siendo grabada.
Deja una respuesta