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«Loving Vincent» es un largometraje dirigido por Dorotea Kobiela y Hugh Welchman, que homenajea a uno de los maestros y referentes de las artes plásticas: Vincent van Gogh. La cinta basa su historia en una serie de cartas escritas por Van Gogh, e involucró seis años de arduo trabajo: Más de 65.000 obras pintadas en óleo por más de 120 artistas , que posteriormente fueron animadas para crear la obra como la conocemos.
Anna Kluza formó parte del grupo de pintores seleccionados para trabajar en el primer largometraje hecho al óleo: Loving Vincent. Posteriormente pasó a integrar el equipo de supervisión a cargo de entrenar a los pintores. Durante la realización de la película animó algunas de las tomas más ambiciosas, creó muchas de las pinturas de diseño, y se desempeñó como Supervisora de Animación de Pintura a cargo de los animadores de las pinturas de Doctor Gachet y Marguerite Gachet. Anna es una de las asombrosas invitadas al festival Chilemonos, en donde pudimos conversar con ella y ser testigos de su arte en vivo.
Cuéntanos, Ser artista involucra encontrar tu propia identidad como tal, y marcar con él tu camino. ¿Como es recrear el estilo de otro artista manteniendo tu propio sello?
Anna: A mi siempre me gustó copiar obras, era buena en eso y es una buena de aprender cómo pintar mientras encuentras tu propio rumbo . Para mí fue muy divertido, aprendí mucho sobre colores, sobre mezclas de colores, sobre composición e iluminación. Van Gogh tuvo un gran impacto en mí y en lo que hago actualmente, y durante este proyecto pude ver mis colegas también tuvieron esta influencia de Vincent en su propio trabajo, así que para mi fueron solo grandes lecciones trabajar con sus obras por estos dos años.
En la película podemos ver claramente que es su estilo (de Van Gogh) el que intenta ser emulado en las pinturas, pero también en algunas escenas se deja ver que también tras este trabajo hay artistas que tienen su propio estilo de trabajo.
Anna: Exactamente, porque cada artista tiene su sello, y hay algunos que lo tienen fuertemente marcado, y ahí entra parte de mi trabajo como supervisora, controlar y centrar, no dejar que se desviaran a su propio estilo. En los primeros cuadros todo iba muy bien, lograban capturar muy bien el estilo de van Gogh , pero luego, a medida que avanzaba el proceso y comenzaban a pintar los demás cuadros, comenzaban a dejar salir su propia forma de trabajo, entonces teníamos que centrarlos y coordinarlos a todos. Lo más importante es que no solo estaban siguiendo el estilo de Vincent Van Gogh, si no que en el grupo que trabajaba también eras similares entre ellos, y debían seguir ese ritmo para lograr una obra homogénea.
Cómo es pasar a este otro lado, supervisar el arte en vez de realizarlo de primera mano.
Anna: Es más bien como un rol de profesor. Algo que nunca pensé que haría en mi vida. Para mi mi trabajo siempre ha sido crear, diseñar y animar, pero alguien tiene que preocuparse y tomar el control al trabajar con tanta gente, mas de 100 artistas, es un trabajo completamente distinto pero fue una gran experiencia.
Este era un proyecto sumamente grande, con mucha gente trabajando en él, durante mucho tiempo. Deben haber existido momentos donde te sentiste frustada o cansada, ¿Cómo se sobrepone uno a eso para finalmente lograr algo tan grande como Loving Vincent?
Anna: Yo trabajaba en el estudio más grande, porque eran tres estudios trabajando de manera simultanea. Yo trabajé en el más grande , en donde trabajaba con cerca de 80 personas todos los días, supervisando, haciendo correcciones, lo que era realmente agotador. Recuerdo que luego de todo un día trabajando con la gente, volví a mi casa, me senté como media hora para dejar que todas las emociones y la carga se fuera antes de poder hacer cualquier otra cosa. Fue todo un desafío enfrentarme a todo ese estrés, pero al mismo tiempo fue muy divertido y una gran alegría ser parte de este equipo y compartir con tantos artistas talentosos y compartir habilidades, una experiencia maravillosa.
Esta película ha recorrido un gran camino, participando en muchos festivales alrededor del mundo, siendo nominada incluso a los premios Oscar, llegando a lugares tan remotos como Chile. ¿Cómo ha sido ese proceso de ver que un proyecto finalmente se concreta y logra impactar de esta forma al público?
Anna: Oh Dios, si alguien me hubiese dicho cuando comenzó esto que lo que yo pinté daría toda la vuelta al mundo y estaría en la gran pantalla, sería la portada de un film nominado a los Oscar no lo hubiese creído. Para mí es un hito increíble en mi vida. Mientras trabajaba en el proyecto escuchaba a la gente comentar que lo que hacíamos era grandioso, pero yo estaba enfocada en dar lo mejor de mí en dichas obras, nunca creí que lo que hacía llegaría tan lejos. Es decir, todos creíamos en el proyecto, los productores, los realizadores, directores, pero es asombroso ver cómo la gente lo recibió y logró todo lo que ha alcanzado hasta ahora.
En Chile la película tuvo un gran impacto, y fue muy bien recibida por los espectadores. Ahora mucha gente ha venido a apreciar tu trabajo.
Anna: ¡Sí! Es increíble. Nunca había pintado frente a una audiencia, así que espero no estar muy nerviosa. Tres horas es un tiempo increíblemente corto, pues por lo general un trabajo como este toma al menos tres días. Pero intentaré dar lo mejor de mí.
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