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Netflix no le tiene miedo a los temas sensibles: Si con «13 razones por qué» ya fue duramente criticado, esta vez se atreve con «Hasta el hueso», película que retrata una parte del duro camino de una joven que busca el camino para recuperarse de la anorexia, exhibida por primera vez en el festival Sundance, y que por supuesto, ya tiene a los críticos y espectadores divididos.
Marti Noxon, la directora de la cinta, ya tiene carrera en la producción televisiva: Habiendo participado de series como «Buffy: La cazavampiros», «Glee», «Grey’s Anatomy» y «Mad Men», la escritora y productora se atrevió a realizar el salto a la pantalla grande con un proyecto arriesgado: «Hasta el hueso».
Sinopsis: Ellen (Collins) es una joven rebelde de 20 años que tiene anorexia nerviosa que pasó la mayor parte de su adolescencia asistiendo a varios programas de recuperación, sólo para encontrarse a sí misma con varias libras menos cada vez. Decidida a encontrar una solución, su familia disfuncional se compromete a enviarla a un hogar grupal para jóvenes, que está dirigido por un médico no tradicional (Reeves).
La película mantiene la cautela: Comienza con una advertencia, evita las cifras, no muestra prácticas comunes, no habla de temas sensibles, las imágenes son sólo tan impactantes como necesitan serlo, no más allá. No intenta ser un documental de cómo se vive la enfermedad, tampoco enaltecerla o ser una influencia para quienes la viven, sólo intenta apuntar el foco a un problema hasta ahora, poco visible por las cámaras. Dar cuenta de una realidad que no es simplemente oscura, si no que ácida y con matices, pero sin una respuesta clara o un camino definido. Y es que el tema es complicado, y muy fácil de malinterpretar, porque para muchos esta es una enfermedad del ego y la vanidad, que incluso se idolatra y considera algo para compartir en redes, a diferencia de lo que Noxon quiere mostrar: Una adicción como muchas otras.
Durante todo lo que dura la cinta, se fija un límite extraño entre lo que podría parecer miedo a arriesgarse y el objetivo real de la película: No se busca el melodrama, el final trágico, la historia dolorosa como esencia de todo. Tampoco quiere ser el inicio y el fin de la conversación, solo una nueva puerta abierta. Pero a veces la mesura te deja esperando el climax que cuando llega no es lo suficientemente intenso, si no que otro paso dentro de las miles de difíciles vivencias de la protagonista, porque la historia no termina de dejar en claro cuántas veces es que ha estado en ese punto ni cuál es el valor que realmente tiene estar ahí.
La cinta toca fibras cercanas: Tanto la actriz que encarna a la protagonista, Lilly Collins, como la directora, han vivido en primera persona la enfermedad. Es por eso que la directora defiende la película, y el cuidado con el que la ejecutó, asesorándose por diversos especialistas e instituciones encargadas de tratar este problema.
La película, en sus 107 minutos, deja con gusto a poco, alcanzas a encariñarte con los personajes, a conocer sus historias, pero sin embargo, hace falta algo más; Pese a eso, cumple con su objetivo. Las interpretaciones de sus protagonistas son sólidas y por seguro lo que más conquistan de toda la película: Lily Collins en la piel de Ellen, una chica atormentada por lo que le ha tocado vivir, una familia disfuncional con una madre que ha redescubierto su sexualidad, un padre ausente y una madrastra asfixiante; una artista «famosa», abrumada porque su vía de expresión de alguna forma se transformó en un castigo. Y Keanu Reeves, un doctor poco ortodoxo en uno de sus papeles más humanos del último tiempo, cercano, atrevido, poco tradicional. Alex Sharp, Carrie Preston, Liana Liberato, entre otros, completan el elenco.
Te invitamos a unirte a la conversación, recuerda que la película está disponible desde el viernes 14 de julio a través de la plataforma de streaming.
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