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Para quienes me siguen, entonces bien deben saber lo mucho que disfruté la primera temporada de «Ozark», estrenada el año pasado. La serie, con una base sumamente similar a la galardonada «Breaking Bad», resultó ser una sorpresa sumamente grata, al contar una historia con una identidad propia, personajes interesantes y complejos, y un cierre de temporada sumamente tenso que me dejó expectante por más. Ahora, después de poco más de un año, volvemos a encontrarnos con la familia Byrd y con un nuevo sinfín de problemas que parecieran no acabar nunca. ¿Está esta nueva temporada a la altura de su predecesora?
Sinopsis: En esta nueva temporada, el cartel Navarro envía a su implacable abogada Helen Pierce (Janet McTeer) al pueblo para sacudir las cosas mientras los Byrd están asentándose finalmente. Marty (Jason Bateman) y Wendy (Laura Linney) tienen problemas para equilibrar sus intereses familiares en medio de los crecientes peligros que presentan sus vínculos con los sanguinarios Snells (Peter Mullan y Lisa Emery), el cártel, y su joven asociada, Ruth Langmore (Julia Garner), cuyo padre, Cade (Trevor Long), ha sido liberado de prisión. Lo que está en juego es incluso más alto que antes y los Byrde pronto se darán cuenta de que tendrán que dejar ir todo antes de poder escapar.
Tengo que partir diciendo que para nuestra buena fortuna, este retorno a la inquietante vida de los Byrd es uno más que satisfactorio, gracias al impecable trabajo del reparto, un guión con un muy buen trabajo de profundización de personajes, y nuevamente, una cinematografía plena y destacable.
Esta vez, el enfoque narrativo pasa a tener como prioridad a los protagonistas, más que un progreso de sucesos dentro de la historia, a diferencia de la primera temporada, que estaba más enfocada en un balance entre eventos y desarrollo de personajes. En esta instancia, el foco cae en los personajes y la forma en que deben adaptarse de manera constante a la vida impuesta de crimen en la que se encuentran; una que en vista de las constantes dificultades que se presentan, no hace más que cobrarles la cuenta y llevarlos al límite del punto de quiebre, poniendo a prueba a sus pares y a sí mismos.
Como dije, el reparto hace nuevamente un trabajo espectacular. Jason Bateman («Arrested Development»; «El Regalo») nuevamente se luce como Marty Byrd, un hombre por quien resulta muy difícil no sentir lástima, en vista de las constantes tragedias y problemas con los que tiene que lidiar día a día, ya que a diferencia de la mayoría de las dificultades que nos vemos día a día, las suyas podrían costarle tanto su vida como la de su familia si es que no logra resolverlas o hace la jugada equivocada.
Si bien en la primera temporada vimos a un hombre astuto y frío capaz de adaptarse a la nueva vida que se vio obligado a llevar, es en esta nueva instancia que lo vemos más vulnerable, ya que detrás de esa actitud inquebrantable y su astucia calculadora y sagaz, logramos toparnos a momentos con una persona realmente quebrada que a minutos ya no sabe qué más hacer, y se ve en instancias donde su propia humanidad se ve en juego, todo sea por la inamovible prioridad de mantener a su familia a salvo.
Por otra parte, quien también resalta, y de hecho toma las riendas de esta temporada, es Laura Linney («Kinsey: El Científico del Sexo»; «La Familia Savages») como Wendy Byrd, quien si bien tuvo un buen arco narrativo en la temporada anterior, la verdad es que su rol fue bastante menor en contraste con el de Marty, al menos en términos de quién daba el mayor aporte narrativo a lo que estaba ocurriendo.
En esta instancia, sin embargo, las cosas cambian por completo, ya que Wendy da a ver sus verdaderos colores como una mujer sumamente empoderada, astuta y calculadora, quien mueve tantas piezas en el tablero como Marty, o inclusive muchas más. Con una personalidad implacable y constantemente interesante, al igual que con tácticas cada vez más impredecibles, este personaje es sin dudas el que más resalta en esta nueva temporada, y cuenta con no tan solo una gran interpretación por parte de Linney, si no también demuestra el potencial del personaje a futuro.
Asimismo, no se puede dejar de lado a la ruda y determinada Ruth Langmore, interpretada por una notable Julia Garner («Las Ventajas de Ser Invisible»; «Sin City: Una Dama Fatal»), quien sigue demostrando un mismo nivel de relevancia para la historia, teniendo esta vez que lidiar con las consecuencias de sus fatales actos de la temporada pasada, especialmente ahora con la llegada de su padre déspota, Cade, quien hace de todo menos hacerle las cosas más fáciles.
Al igual que la vez anterior, la cinematografía vuelve a jugar un rol importante en la serie, ya que vuelven los lúgubres y tristes tonos de azul y gris que predominaron en la otra temporada; una decisión que no se siente repetitiva o gastada, por el hecho de que instala muy bien la penumbra y el ambiente necesario para una historia como la que nos están contando. «Ozark» incluso en sus mejores momentos, nunca tiene realmente momentos de grata felicidad, sino que es todo parte de una gran fachada criminal, donde incluso nuestros héroes que intentan sobrevivir, no pueden lavarse las manos de toda la violencia y los crímenes en los que deben implicarse, ya que sus decisiones nunca realmente están en el espectro de lo correcto y lo incorrecto, si no que simplemente debe optarse por el mal menor.
Sin embargo, a pesar de todas estas alabanzas, tengo que admitir que si he de comparar ambas temporadas, la verdad es que esta está un poco por debajo de su predecesora. El motivo de esto radica en que la historia, si bien como mencioné antes, se enfoca en desarrollar a sus personajes, y por lo tanto deja de lado la narrativa como tal, y no ocurren sucesos tan contundentes como los que vimos en nuestra primera experiencia con los Byrde. Nos fascinamos con los personajes, pero a momentos nos encontramos varados en episodios prolongados donde más allá de ellos, no está ocurriendo mucho, y por lo mismo, sentimos que para cuando la temporada llega a su conclusión, los sucesos ocurridos en esos 10 capítulos, podrían haber fácilmente ocurrido en 5 o 6 episodios.
Para resumir, la segunda temporada de «Ozark», a pesar de tener una narrativa más débil que su predecesora, no deja de ser una reunión bienvenida con los Byrde y toda la tensión y el drama que los acecha con cada nuevo capítulo. Contando con muy buena dirección, tremendas interpretaciones que logran resaltar aún más a los personajes (tanto a los que ya destacaban como a los que estaban en segundo plano), y una tremenda cinematografía, este nuevo set de capítulos dejará contentos sin dudas a los fanáticos de esa primera temporada, y seguramente con las ansias para una nueva ronda el próximo año. Por ahora, sólo nos queda esperar que Netflix lo confirme.
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