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El premiado director Damien Chazelle, reconocido principalmente por su trabajo en Wiplash y La La Land, regresa al cine (y probablemente a la contienda por los premios de la academia) con la que podría considerarse su empresa más ambiciosa a la fecha: Babylon.
Sinopsis: De Damien Chazelle, BABYLON es una epopeya original ambientada en Los Ángeles de la década de 1920 dirigida por Brad Pitt, Margot Robbie y Diego Calva, con un elenco que incluye a Jovan Adepo, Li Jun Li y Jean Smart. Una historia de ambición descomunal y exceso escandaloso, rastrea el ascenso y la caída de múltiples personajes durante una era de decadencia y depravación desenfrenada en los inicios de Hollywood.
Esta narrativa mezcla la historia y la ficción en un viaje vertiginoso hasta el final, en donde los sueños de grandeza y éxito de los personajes se diluyen en medio de la alocada y salvaje vida hollywoodense. Algo que a ratos pareciera reflejar los propios sentimientos del director, quien se recuerda a sí mismo por qué emprendió esta aventura, lo que me parece la línea más potente de la cinta.
La cinta se centra principalmente en tres historias: La de Nellie LaRoy (Margot Robbie), inspirado en Clara Bow (entre otras), considerada la primera It Girl de Hollywood. La de Jack Conrad (Brad Pitt), basado en la estrella del cine mudo John Gilbert y la de Manny Torres (Diego Calva), inspirado también en múltiples directores latinoamericanos que se abrían paso en el Hollywood de la época.
El guión toma estos grandes personajes de la historia del cine para darles una nueva vida en la pantalla. En ella, se mueven constantemente desde sus más grandes aspiraciones a las debilidades que reiteradamente los arrastran lejos de las mismas. A pesar de lo diferente de los numerosos personajes que vemos a lo largo de la película, todos ellos tienen algo en común: Alcanzar sus sueños.
La cinta es el trabajo más arriesgado de Chazelle hasta ahora, pues además de la marca propia de su estilo, combina muchísimos elementos cuya intensidad y temporalidad no cuaja a la perfección el 100% del tiempo. Esto provoca que salgamos y entremos constantemente del embrujo de la película, haciendo que sintamos cada uno de los 189 minutos que estamos frente a la pantalla. El director se mueve entre la burla y la admiración al mundo al que pertenece y ama, pero que reconoce como quebrado y loco.
Algunos de los personajes y arcos narrativos podrían haberse eliminado, haciendo del film algo mucho más simple de digerir. Sin embargo, el director se ha manifestado conforme con la controversia generada por esta cinta, y las opiniones divididas en cuanto a si es considerada un triunfo o no. Chazelle es alguien cuyo talento es innegable, y que a pesar de haber encontrado éxito en algo que podría ser fácilmente replicable, elige arriesgarse en búsqueda de algo más y eventualmente, mejor. Personalmente creo que también le entrega mérito empujar dichos limites para descubrir a dónde lo pueden llevar.
El gran desplante visual sin duda ayuda a hacer de Babylon algo memorable, que de seguro va a trascender pese a la amplia división que causa en sus espectadores, expertos o no.
El trabajo del director ha logrado encantarme a lo largo del tiempo y esta no es la excepción, pese a la gran mezcla de emociones y pensamientos contradictorios con los que me levanté del asiento. Finalmente, creo que entrega la oportunidad de elegir con quién conectarnos y acompañar a dicho personaje en su travesía. Una apuesta arriesgada y que sin duda genera una infinidad de opiniones y percepciones, un hecho que, según lo planteado por la misma cinta, es un paso totalmente necesario para el progreso.
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