[Reseña] Bohemian Rhapsody: Ningún mortal puede ganar este día

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Queen es una banda majestuosa fuera de este planeta. Esa fue mi premisa cuando me senté a ver «Bohemian Rhapsody», y creo de corazón que no puede ni podrá haber algún homenaje que siquiera se le parezca, he ahí lo poderoso y único de su talento. 

Por lo tanto, esperar el cielo de esta película era un ridículo desde el inicio. Para un crítico, criticar es su trabajo. Encontrar errores, defectos o aquello que pudo ser mejor podría destacarse como una habilidad.  Pero pienso que como espectadores es un error ir a ver esta película con esa actitud y privarse de todos los regalos que la cinta tiene para dar a aquellos que se han encantado con Queen a lo largo de los años. La película no es perfecta y eso es obvio, pero enfocarse en lo negativo que tiene es sólo una perdida de tiempo y esfuerzo.

Sinopsis: “Bohemian Rhapsody” es una celebración pionera de Queen, su música y su extraordinario cantante Freddie Mercury, quien desafió los estereotipos y quebró convenciones para convertirse en uno de los artistas más queridos en el planeta.
La película muestra el meteórico ascenso de la banda a través de sus icónicas  canciones y sonido revolucionario, su casi implosión mientras el estilo de vida de Mercury se sale de control, y su reunión triunfal en la víspera de Live Aid, donde Mercury, quien enfrenta una enfermedad que pone en peligro su vida, lidera a la banda en una de las mejores actuaciones en la historia de la música rock. En el proceso, cimentando el legado de una banda que siempre fue más como una familia, y que continúa inspirando a extraños, soñadores y amantes de la música hasta el día de hoy.

Hacer un biopic es difícil, y más aún cuando se trata de personajes como Freddie Mercury. Es totalmente esperable que haya miles de detalles que se pierdan, además de algunas modificaciones y adaptaciones en pro de la obra, que debemos recordar tiene un tiempo acotado de sólo dos horas en las que es prácticamente imposible lograr ser 100% verosímil y exacto, para eso mejor ver un documental. «Bohemian Rhapsody» es una oda a la obra de Queen y Freddie Mercury, y destaca por su capacidad de conectar con el público, de emocionar al espectador y de evocar esa sensación de «cuanto daría por haber estado ahí» que sentimos al ver los videos de la banda.

De todas maneras, no se pueden ignorar sus caídas, así que comencemos por lo difícil: Una de las cosas que más me hizo ruido fue el invisible hilo conductor de la historia. Me hubiese gustado que la película hubiese sido algo más que grandes hitos y momentos icónicos de Freddie y la banda uno tras otro, y creo que en este punto fueron notorios los importantes problemas de dirección que hubo a lo largo de la filmación de la cinta.

Toda la vida de excesos bien conocida de Freddie fue bastante censurada, siendo más bien implícita, y pese a que sin duda me hubiese gustado verlo un poco más a lo «Lobo de Wall Street», se entiende la intención a lo largo de la película de movernos en otra sintonía, empatizando con su falta de pertenencia, su soledad, su búsqueda y el lado más intimo de la histriónica estrella de rock. Y pese a que hay muchos detalles como ese o la relación con Mary Austin que se abordan muy por encima, también se nota un esfuerzo por regalarnos momentos clave a los seguidores, como la aparición del mítico micrófono, el trasfondo de la canción «Bohemian Rhapsody», su creación del logo de Queen, sus gatos y así tantos otros.

No se equivoquen, la película está lejos de ser todo gris. Una de las cosas más destacables de la cinta es su edición de sonido: Para recrear las invenciones del cuarteto se utilizaron numerosas grabaciones originales que se mezclaron inteligentemente con algunas grabaciones de Malek y de Marc Martel (un artista canadiense reconocido por su parecido con la voz de Freddie) de una forma casi imperceptible. El triunfo de esto es que en ningún momento es sólo acomodar los audios de la mítica banda sobre las imágenes grabadas, si no que logra una armonía y un encanto que seguro fueron todo un desafío.  Otro detalle interesante es el gran foco que se le da al público en las presentaciones, como el gran objetivo del trabajo de la banda que siempre fue.

Rami Malek entrega una interpretación alucinante. Su trabajada actuación de Mercury es un regalo, no solo por lo cuidadoso que es al emular todos los gestos y detalles de Freddie como personaje dentro y fuera del escenario, si no que porque al mismo tiempo es capaz de transmitir un millón de emociones que nos hacen conectar con él como persona y no solo como artista. Creo que el desafío por su parte está más que superado, y hacen que ver la cinta valga totalmente la pena. 

La estética en general de los personajes es todo un acierto. Al igual que Freddie, los demás miembros de la banda son una fiel imagen de sus originales, y saben dar ese equilibrio al protagonista que denotan la importancia de la existencia de la banda, más allá de Freddie Mercury.

Los últimos minutos la película son puro gozo, con una recreación de la legendaria presentación en Live Aid,  la que es considerada por muchos la mejor presentación de Rock de la Historia, en sus acotados 20 minutos. En ella todos se lucen entregando lo mejor de sí, tal como si de una presentación en vivo se tratara; comenzaron a grabar la película dejándolo todo en el escenario. Finalmente al dejar el asiento, tu corazón ha vuelto a vibrar y a sentir la maestría de la mejor banda de rock que ha existido (lo siento Beatles), y con eso me doy por pagada.

No te pierdas “Bohemian Rhapsody», en cines desde el 01 de noviembre.

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