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El cine de superhéroes es probablemente el más exitoso de la industria cinematográfica hoy en día, acumulando millones de millones de dólares con cada película del género que se estrena, e incluso, teniendo una entrega que recientemente alcanzó a batir el récord como la cinta más taquillera de la historia («Avengers: Endgame», muy bien hecho). Sin embargo, rara vez tenemos la oportunidad de dar un giro a estas grandes narrativas heroicas, y preguntarnos en cambio, ¿qué pasaría si estas personas extraordinarias no tienen como propósito ser los protectores de la Tierra, sino todo lo contrario? Esa es la nueva apuesta de «Brightburn: Hijo de la Oscuridad», la cual, dentro de todo, pone en la mesa una interesante oportunidad para expandir este exitoso género.
Sinopsis: Tras una difícil lucha con la fertilidad, los sueños maternales de Tori Breyer (Elizabeth Banks) se vuelven realidad con el arribo de un misterioso bebé. Aparentemente, este representa todo lo que Tori y su esposo Kyle (David Denman) han deseado – es brillante, talentoso, siente curiosidad por el mundo. Pero conforme Brandon (Jackson A. Dunn) se aproxima a la pubertad, una poderosa oscuridad comienza a manifestarse en su interior y Tori comienza a sentirse consumida por las dudas en torno a su hijo. Ahora que Brandon ha puesto en marcha sus torcidas necesidades, los más cercanos a él corren grave peligro mientras el niño milagroso se transforma en el vicioso predador que desata su furia sobre este soñoliento pueblo de Kansas.
Si bien, «Brightburn» es el primer gran blockbuster del director David Yarovesky, hay que considerar que la extensa mano del cineasta James Gunn («Guardianes de la Galaxia») está involucrada en la producción de esta película, al igual que buena parte de su familia, con su hermano Brian Gunn y su primo Mark Gunn operando como guionistas de la cinta. ¿El por qué de esto? Pues Yarovesky ha sido un colaborador frecuente con Gunn, teniendo un rol mínimo en la primera entrega de «Guardianes…», dirigiendo el video musical «Inferno» para la segunda parte de la saga, e inclusive, estando a cargo de una experiencia de realidad virtual de la película «The Belko Experiment», que también fue un pequeño proyecto de Gunn en 2017. Es por esto que se nota -hay que hacer énfasis en que es para bien- que esta película viene de un equipo que se conoce y que gozan haciendo lo que hacen, logrando un proyecto simple pero enérgico y entretenido.
El guión de «Brightburn» juega con una idea novedosa y con mucho potencial para ser entretenida, y prefiere darle un enfoque a esos aspectos, en vez de construir una historia compleja o de gran moral ética; por el contrario, homenajea a las narrativas de los cómics con sus cuentos de orígenes de superhéroes, con un arco bastante simple pero con viñetas bien exageradas y brutales, ya que después de todo, la película equivale a una versión de Superman donde este opta por destruir la tierra.
La cinta juega bien con la fusión de los superhéroes y el horror, ya que toma los elementos del primer género y busca torcer su simbolismo en pos de algo atemorizante y escalofriante, cosa que logra sin dudas tanto desde un punto de vista estético como atmosférico, ya que la transformación de Brandon Breyer en su alter ego «Brightburn», es una bastante brutal y efectiva, que eriza los pelos completamente desde el primer momento en que vemos su máscara, la cual sin dudas es material suficiente como para lograr un seguimiento en la cultura popular.
Asimismo, el reparto juega bien sus papeles, especialmente el trío principal de actores, que son Jackson A. Dunn (en su debut fílmico como el personaje principal), Elizabeth Banks («Los Juegos del Hambre») como la madre del protagonista, y David Denman («El Gran Pez») como el padre. Hay una gran dinámica entre los tres, porque se notan perfectamente las dinámicas familiares de una familia de un pueblo pequeño de la zona más rural de Estados Unidos, y es por lo mismo que la historia opta por mantenerse pequeña, bajo el prospecto de tornarse en una con consecuencias de una escala mucho más grande.
Si tuviera alguna queja con la cinta, me basaría sólo en dos cosas. Por un lado, parece que lamentablemente llegará a nuestros cines una versión de la película que está editada con censura de ciertas escenas, que le quitan un poco del factor gráfico que es parte esencial del proyecto, cosa que se dio hace unos años con la icónica escena de la iglesia en «Kingsman: El Servicio Secreto», que fue censurada en su mayor parte en varios países de latinoamérica.
Por el otro lado, he de admitir que también resulta un poco insatisfactorio ver que la película se mantenga en un ambiente tan pequeño sin realmente escalar a mayores, sino que se proyecta ante la posibilidad de ser algo más grande, lo cual si bien resulta prometedor, también deja las ganas de querer verlo, ya que la propuesta de la cinta es algo novedoso e interesante.
En resumen, «Brightburn: Hijo de la Oscuridad» es dentro de todo una experiencia sumamente entretenida para ir a ver al cine. Con un concepto innovador que es llevado con un aire violento, pero al mismo tiempo respetuoso de los cómics en los que se inspira, la película sin dudas vale la pena tanto como una cinta pequeña, como el posible comienzo de algo mucho más grande que sin dudas espero ver a futuro.
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