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Creo ya haber mencionado en notas anteriores que el género del terror es probablemente uno de los más trillados en la industria del cine hoy en día. Las ideas se repiten, los sustos se vuelven predecibles y carentes de esfuerzo, y simplemente ese anhelo por sentir la tensión y angustia que nos causa lo que no entendemos y nos asusta, se esfuma por completo y resta a la cinta de su propósito. Sin embargo, hay casos donde se nota un esfuerzo creativo por entregar algo nuevo, sea desde un aspecto narrativo y/o visual, que nos estremece, nos engancha y nos lleva a querer resolver los terribles sucesos tras la premisa que se nos presenta. «Cadáver» («The Possession of Hannah Grace») es de esos casos particulares donde pareciera que va por esa dirección, pero decepciona porque no logra concretarla.
Sinopsis: Un estremecedor exorcismo se vuelve incontrolable, cobrándose la vida de una joven. Meses después, mientras Megan Reed (Shay Mitchell) trabaja en el turno de noche de la morgue, recibe un cadáver desfigurado. Sola y encerrada en los pasillos del sótano, Megan comienza a experimentar espeluznantes visiones, lo que le hace sospechar que el cuerpo que ha recibido está poseído por una despiadada fuerza demoníaca.
El gran problema con «Cadáver» radica en que no saca provecho de la gran oportunidad narrativa que nos presenta. Si bien no es una idea completamente original el tener una premisa claustrofóbica con un reparto limitado, que transcurre en una morgue y cuenta con un elemento supernatural (revisar «El Último Turno» de 2015 y «La Morgue» de 2017, donde notarán las claras similitudes, y mayor superioridad del producto), no quita que sea un enfoque que pueda explotarse de distintas maneras de forma interesante, compleja y atemorizante.
Sin embargo, a pesar de tener una tremenda base para su premisa e ideas interesantes para su personaje principal, donde se podría perfectamente jugar con la noción del thriller psicológico al intentar cuestionar la disociación entre la realidad y la ilusión mental de la protagonista, opta por presentar una película de terror sumamente cliché y predecible, al punto de no generar una reacción en lo absoluto (al menos para aquellos versados en el género).
Shay Mitchell (quien viene de su fama por la serie «Pretty Little Liars«) tiene buen carisma y personalidad como la protagónica Megan Reed, al punto de que vende de manera efectiva las potenciales direcciones en las que su personaje podría ir. Tiene un pasado duro y empático, su situación actual resulta cuestionable, y sus reacciones ante los sucesos que ocurren en la morgue, se sienten reales y humanos. El problema es que su arco narrativo nunca alcanza una resolución prometedora o interesante, sino básica y decepcionante, a pesar de todo el esfuerzo que la artista pone en el material.
Sin embargo, debo admitir que la cinta desde un aspecto técnico está muy bien lograda. Los ángulos de las tomas, los juegos con la iluminación, las situaciones tensas de escena, están increíblemente hechas, y por lo mismo, la película resulta estéticamente muy agradable de ver; razón por la que resulta una lástima que las fallas del guión le impidan al director usar este tremendo recurso a su favor para lograr terror efectivo.
Más allá de eso, no hay mucho más que pueda decir. «Cadáver» es una película que frustra por todas las posibilidades que tenía para ser una cinta de terror increíble, y sin embargo, se conforma por ser una más del montón, incluso teniendo impecables recursos cinematográficos y actorales. Si bien, es posible que entretenga al espectador casual, resulta difícil que le saque muchos sustos a aquellos fanáticos ávidos del género.
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