[Reseña] «Café Society»: Woody Allen Para Una Tarde De Verano

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Para quienes formamos parte activa de la cultura cinéfila, está de más decir que Woody Allen es de los grandes cineastas trascendentales que aún viven hoy en día. Si bien sus películas varían en gran medida, pasando por grandes éxitos, películas pasajeras y agradables, algunas fáciles de olvidar, y en algunos casos, proyectos que simplemente aburren; no se puede negar que el hombre merece respeto si consideramos su esmero en escribir y dirigir proyectos constantemente, al punto de darnos un nuevo estreno cada año. Esta vez, un año después del estreno de su -en mi opinión subvalorada- película «Hombre Irracional» («Irrational Man»), nos llega su estreno correspondiente al año 2016, «Café Society», y si bien no queda dentro del catálogo de sus mejores trabajos, si tiene cosas dignas de valorar.

Sinopsis: En búsqueda de más oportunidades en la vida, Bobby (Jesse Eisenberg), cambia su trabajo con su padre en Nueva York, por Hollywood, donde tendrá una oportunidad con su tío Phil (Steve Carell). Es ahí donde Bobby se enamora de la hermosa asistente del Tío, Vonnie (Kristen Stewart); pero al descubrir que ella está comprometida, Bobby vuelve a Nueva York, donde conoce a la bella Verónica (Blake Lively). Todo parece ir bien para Bobby, hasta que Vonnie llega inesperadamente a Nueva York.

No es sorpresa que Allen trabaje con comedias que giren en torno a los traspiés amorosos; siempre ha sido lo suyo, y sabe cómo manejarlo con un humor humano lleno de histrionismo y sinceridad sumamente newyorkina (su ciudad siempre amada). En «Café Society» su mano está presente de principio a fin, de eso no hay duda; lo único que la diferencia de sus comedias románticas más alabadas, es que simplemente se dedica a retomar terreno ya trazado, y si bien siempre es bienvenido y grato, a veces deja el deseo de novedad.

Todo el reparto hace un muy buen trabajo, precisamente porque si bien hay algo que Juliet Taylor (la siempre fiel directora de casting de Allen) ha podido hacer durante las décadas de carrera del director, es saber a qué actor darle el rol indicado. Jesse Eisenberg («La Red Social»; «Zombieland»), aparte de haber colaborado anteriormente con Allen en «A Roma con Amor» (2012), tiene la personalidad indicada para interpretar a un personaje lleno de inseguridades, con un histrionismo hipocondríaco (nunca ausente en sus comedias) que evoluciona luego en una personalidad sólida dentro de la alta sociedad de New York.

Por el otro lado, Kristen Stewart (la saga de «Crepúsculo»; «Siempre Alice») también cumple en su rol como el principal interés romántico del protagonista. Allen sabe moldear a la actriz tanto en cuanto a cómo viste y cómo actúa, usando las virtudes predeterminadas de la misma. Su belleza resalta por el vestuario, y su personalidad de profundo enamoramiento y confusión funciona mejor a partir del particular estoicismo de Stewart, en vez de hacerlo de manera más caótica y neurótica.

Steve Carell («Virgen a los 40»; «Foxcatcher») funciona perfecto como un gran magnate de Hollywood al mejor estilo de Allen; trabajólico, soberbio e impulsivo, pero sin dejar de lado sus matices cómicos. En cierta manera, mezcla el carácter de su personaje en «La Gran Apuesta» con el humor tradicional de sus personajes en comedias populares. Si bien no es un protagonista en la historia, su presencia es siempre grata. Lo mismo es el caso con Blake Lively («El Secreto de Adaline»; «Miedo Profundo»), quien no tan solo resalta por su belleza como una femme fatale de la aristocracia newyorkina; sino que también aporta un carácter de gracia y encanto que personifica a una personalidad muy típica y propia de los años 30.

Asimismo, el nivel de producción es impecable; lo cual siempre es un aspecto muy interesante con las películas de Allen ya que siempre demuestra enfocarse en lograr bien los detalles de producción, y sin embargo no pone su esfuerzo en enfocarlos de manera que deslumbren a la gente. Cuando él quiere que la ciudad y el ambiente sean los protagonistas, lo hará sin que la gente se de cuenta, sino que simplemente lo sientan; pero logra que todo fluya con una naturalidad tal, que todo se siente muy simple y humano.

Aún así, como dije en un principio, la película no es del mejor material que hemos visto anteriormente del director. Hay ciertos problemas, los cuales se relacionan principalmente con una cuestión de los tiempos con los que se maneja el film, y por el otro lado, el hecho de que a fin de cuentas, lidiemos con una comedia de conflictos amorosos que es bastante básica, y un terreno que el cineasta ya abordado previamente en varias ocasiones, por lo que no deja nada nuevo que apreciar.

La película se siente bastante lenta a momentos. Si bien se aprecia que Allen se tome su momento de apreciar los entornos (y en sus momentos, son lugares sumamente relajantes y encantadores), a veces se siente un cierto exceso, particularmente porque no juegan a favor de la intención del film como lo fue por ejemplo con «Manhattan»(1979); y asimismo, también a veces se prolonga en cuanto a lo narrativo porque pareciera que la historia sigue dando vueltas en una misma dirección, y le cuesta tomar una dirección progresiva hacia un elemento nuevo. Sin embargo, esto no quita que la película pueda disfrutarse de manera ligera de todas maneras.

En un punto final, antes de resumir y dar la última conclusión; también cabe mencionar que hay una cierta pérdida de oportunidad en la promesa del título de la película. Woody pareciera prometer hacer una película que sea una sátira de la sociedad aristocrática y élite de Hollywood y New York de los años 30′; y a momentos hay vestigios de ello; pero como mencioné anteriormente, el enfoque principal son los enredos amorosos de estos personajes.

Para resumir, «Café Society» es una película de Woody Allen que si bien no es de lo mejor que el director nos ha podido ofrecer, tiene suficiente para encontrar ese punto medio que entrega algo digerible, agradable, redondo y completo. A pesar de que no ofrece algo nuevo (en su esencia), no deja de lado el que sí hay esfuerzo por parte de todos los involucrados; hay humor, hay lugares para encantarse y sumergirse; y si bien no es algo por lo que se tenga que correr al cine para poder verlo; es una experiencia grata y pasajera como lo puede ser un buen día de verano. Woody, bien hecho, pero seguiré expectante de lo próximo que tengas que mostrar.

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