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Cuando me pongo a repasar mi infancia, la verdad es que me cuesta pensar en un personaje animado más digno que Winnie the Pooh. Un personaje que no tan solo es una representación inteligente y profunda de la inocencia misma, sino también el icono de un mundo memorable que nunca envejece y que es capaz de suscitar emociones a personas de cualquier edad. Ahora nos encontramos en la primera embarcación del personaje al mundo real con «Christopher Robin: Un Reencuentro Inolvidable» («Christopher Robin»), cosa que pone a Disney frente a una jugada sumamente delicada y arriesgada. ¿Funcionará esta nueva apuesta del tierno oso amarillo?
Sinopsis: El joven niño, al que le encantaba aventurarse con un grupo de adorables y vivaces animales de peluche en el Bosque de los Cien Acres, ha crecido y perdido su rumbo. Ahora, los amigos de la infancia de Christopher Robin deben entrar en su mundo y ayudarlo a recordar al niño cariñoso y alegre que aún lleva dentro.
Marc Forster («Más Extraño Que la Ficción»; «Guerra Mundial Z») no es un extraño a la hora de tratar personajes infantiles clásicos desde una perspectiva diferente, tal como lo hizo con Peter Pan en la galardonada «Descubriendo el País de Nunca Jamás» («Finding Neverland») en 2004. En este caso, basta con ver el mero prólogo de «Christopher Robin…» para no tan solo ver, sino sentir, la esencia pura e incluso más realista en cierta forma, del mundo del Bosque de los 100 Acres, al punto en que llega a ser emocionalmente impactante ver cómo la vida con el tiempo va llevando al olvido la inocencia con la que crecemos en nuestra infancia.
Asimismo, resulta muy agradable ver una aproximación nueva a los personajes, viéndolos en la vida real como los muñecos de felpa que son descritos en el libro clásico de A. A. Milne y E. H. Shepard. Todos vibran con un estilo propio y único, algo raídos por el tiempo, pero llenos de espíritu gracias al tremendo trabajo de voz del elenco (incluyendo al increíble Jim Cummings, quien ha sido la voz de Pooh por décadas desde que el famoso oso debutó en la pantalla chica).
Por otra parte, la cinematografía de Matthias Koenigswieser es simplemente preciosa. Las praderas y los bosques suscitan la misma calma y felicidad que solíamos sentir al verlas animadas en las series y películas de Pooh, mientras que las calles de Londres están ahogadas en los colores grises de la vida de los adultos.
En cuanto a la banda sonora, no deja de ser un lindo detalle escuchar orquestralmente a los temas clásicos de la serie, los cuales bajo la dirección de Geoff Zanelli («Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar») y Jon Brion («Sinécdoque, New York»), no abruman la historia sino que se deslizan tranquilamente y de manera sutíl en cada escena, amplificando la nostalgia.
Sin embargo, no todo es un picnic en un día soleado. Si bien la película rinde brillantemente como una adaptación digna de los personajes, la historia realmente no brilla de manera original más allá de ese increíble prólogo inicial. En el minuto en que comienza la historia de Christopher Robin (interpretado por un siempre carismático Ewan McGregor), no se puede evitar sentir que se pierde el norte de una aproximación emocional más dramática a una travesía que trata con la carga emocional de la adultez y la pérdida de la inocencia, y en cambio se conforma con un viaje que se carga más en la nostalgia y en clichés a la hora de tratar con los dilemas de los personajes humanos. Son precisamente los personajes animados quienes realmente brillan y salvan la película.
Asimismo, sin necesidad de dar spoilers, el final defrauda un poco ya que se siente sumamente apresurado y poco fundamentado, tomándose demasiadas libertades que en lo personal, me sacaron un poco del trance emocional y nostálgico en el que estuve por la mayor parte de la película, a pesar de sus fallas.
A pesar de haber dicho esto, «Christopher Robin: Un Reencuentro Inolvidable» no deja de ser una película encantadora que a pesar de sus fallas narrativas, funciona gracias al respeto que nunca pierde por sus icónicos personajes, a través de una impecable nueva visión cinematográfica, un tremendo trabajo de voz por parte del reparto, y una preciosa cinematografía. Una película para no perderse junto a toda la familia, que sin dudas los hará volver vivir esa vida simple y feliz de globos y miel.
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