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El escritor y cineasta Alberto Fuguet, regresa a la cartelera local con su nuevo trabajo: “Cola de Mono”. Una cinta que explora la sexualidad de un par de hermanos en la noche de navidad, donde todos los secretos salen a la luz.
Sinopsis: Borja tiene casi 17 y es un cinéfilo empedernido. Heredó la colección de vhs de su padre, un crítico de cine que murió. Hoy es 24 de diciembre de 1986. Las horas no avanzan para que sea Nochebuena. ¿Le traerán las novelas de Stephen King que encargó? Junto a su madre y a su hermano Vicente, un estudiante de arquitectura, celebrarán la Navidad, como precisa él. La Pascua es otra festividad, sostiene. Como todos los años, el 24 será un día de mucho calor. Y más cola de mono de lo necesario. Esta Navidad será especial. Algo sucederá. Demasiada cola de mono, represión y calor es una mala mezcla. Y tantos secretos guardados serán desatados, abiertos como los regalos. Esta Navidad para Borja será inolvidable.
Fuguet suele plasmar en su trabajo su devoción por los 80’. Desde la música de su banda sonora, hasta en los guiños a la cultura hollywoodense que marcaron su juventud, el escritor construye una película llena de referencias (en su mayoría de Stephen King), tornando la historia en un delirio psicológico de terror, convirtiendo una linda noche familiar, en una verdadera pesadilla.
“Cola de Mono” se vuelve el retrato de una familia disfuncional: una madre amargada que se priva de toda emoción, salvo al recordar tiempos pasados. Y los hermanos, que comparten mucho en común, pero de manera individual y reservada.
La película parece ser un collage, lleno de imágenes perfectas, con una atmósfera de luz tenue, donde los colores rojizos quedan a la vista para construir un escenario salido de una cinta de terror. Sin embargo, la historia carece de naturalidad con un guión un tanto forzado, por lo que los silencios se agradecen.
El filme nos da una fría recepción a la vida de sus protagonistas (los hermanos Sebastián y Cristóbal Rodríguez Costabal), jóvenes ensimismados y solitarios que descubren de manera traumática la crudeza de una realidad que conocían a través de las historias de los demás.
“Cola de Mono” es una interesante historia: arriesgada y cautivadora (gracias a las escenas eróticas por parte de sus protagonistas), pero mal ejecutada por parte de un guión forzado, cargado de clasismo, donde el resentimiento se hace presente por medio de perversiones viciosas, que al final solo consiguen apagar nuestro ánimo.
A modo personal, creo que Fuguet debería dedicarse a escribir más libros de recuerdos y anécdotas personales en lugar de narrar historias. “Cola de Mono” es una película interesante que vale la pena ver, pero que no merece ser recordada.
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