[Reseña] “Con Todos Menos Contigo”: Del amor al odio hay mil casualidades

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Una de las películas que más ha dado que hablar en los tabloides del último tiempo llega finalmente a las salas para conquistarnos con un «enemies to lovers» en toda regla , una película liviana y entretenida para este verano.

Sinopsis: En la tensa y provocadora comedia “Con Todos Menos Contigo”, Bea (Sydney Sweeney) y Ben (Glen Powell) dan la impresión de ser la pareja perfecta, pero tras una increíble primera cita algo congela su candente atracción- hasta que, inesperadamente, se encuentran implicados en una boda turística en Australia. Así que deciden hacer lo que cualesquiera otros dos adultos maduros harían en su lugar: fingir que forman una pareja.

Una pareja de ensueño se encuentra por casualidad en una cafetería dando pie a una unión que parece como caída del cielo, pero cuando las cosas parecen demasiado buenas para ser ciertas, todo toma un giro amargo y ambos terminan odiándose de forma, según sus creencias, irreconciliable.

La película no tiene problemas en declarar sus inspiraciones shakesperianas, incluso las utiliza como herramienta narrativa intentando separar los actos de esta cinta. Si bien la historia se desarrolla un poco torpe y forzada, la idea y los protagonistas son suficiente para que aceptemos subirnos a este barco. La historia continua llena de casualidades, hasta conducir a nuestras estrellas a una inevitable reunión en un paradisíaco destino para celebrar la boda de dos personas sumamente importantes en sus vidas,  evento que quedará en segundo plano gracias a su infantil actitud y a su constante e insuperable rencilla.

Con un hermoso escenario australiano, vemos a la dupla sortear todos los problemas en los que se ven envueltos por culpa del drama no resuelto entre ambos y su constante necesidad de sacarlo en cara, arrasando con todo y con todos a su alrededor. La situación se vuelve tan insostenible que todo el mundo a su alrededor genera un complot para crear la única solución a este agotador problema: Volverlos pareja. Sin embargo, Bea y Ben no creen que esto sea posible, aunque se dan cuenta de lo imposible que estan volviendo todo, así que acceden a fingir. Poco a poco vemos como realmente del amor al odio hay un paso, y la química que los conectó en un inicio vuelve inevitablemente a surgir. Con un soundtrack bastante pegajoso y lleno de hits actuales, la historia avanza atrevida, divertida y liviana.

El guión es algo débil, con muchos personajes con actitudes detestables que nadie parece notar y un montón de elementos que se introducen o abandonan de manera demasiado conveniente para continuar así enfocados en el dúo principal. Quizás no tan inteligentemente escrita como para ser un hit (No pelear no es aburrido chicos, sépanlo) pero con una química innegable entre sus protagonistas, un gran elenco y varios momentos de risa que la sacan a flote para ser lo suficientemente light y moderna como para triunfar en una tarde de verano que clama por panoramas. 

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