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Se acerca el Día de los Enamorados y como ya nos tiene muy (mal)acostumbrados, Netflix decidió estrenar una nueva producción original: «Cuando Nos Conocimos» (When We First Met), la segunda película del director Ari Sandel (The Duff), que ya se encuentra disponible en la plataforma.
Sinopsis: Noah pasa una perfecta noche con Avery, la chica de sus sueños. Sin embargo, ella no está interesada. Por eso, cuando Noah descubre que puede viajar en el tiempo gracias a una cabina de fotos mágica, intentará cambiar su destino para conseguir su «vivieron felices para siempre».
Protagonizada por el comediante Adam DeVine (Mike y Dave: Los Busca Novias), la guapa Alexandra Daddario (Terremoto: La Falla de San Andrés), Shelley Hennig (Teen Wolf) y Robbie Amell (The Duff); la cinta repite la fórmula clásica de los viajes en el tiempo, siguiendo el estilo de filmes como «El Día de la Marmota«, «Feliz Día de tu Muerte» y «Al Filo del Mañana«.
Solventándose principalmente gracias a la actuación de Adam DeVine, la cinta funciona como una comedia romántica, en la que nuestro personaje principal hace todo lo posible por «conseguir a la chica» en una noche, para… tres años después, descubrir el fruto de sus actos. Algo que funciona de forma natural, en un papel que, si bien no exige tanto de DeVine, sí calza a la perfección con el actor.
El resto del reparto cumple bastante bien. Destacando principalmente la presencia de Shelley Hennig, quien para mí fue una cara nueva [y eso que si la vi en «Eliminar Amigo» (aunque siendo sinceros, esa película es muy olvidable)]. Pero sin duda, para los fanáticos de la serie «Teen Wolf» probablemente será un gusto verla nuevamente.
Si bien es cierto, le tengo un aprecio personal a su cinta «The Duff» (2015), el director Ari Sandel vuelve a utilizar una fórmula que funcionó correctamente en su primer filme, entregándonos una cinta sin grandes pretensiones, pero muy honesta; realizada desde el fondo de su corazón.
Con un buen elenco, buena música y una muy entretenida historia, «Cuando Nos Conocimos» es ideal para los eternos románticos… y -como no- para aquellos que disfrutan de las tramas con bucles de tiempo.
Para terminar, pese a que si es un tanto predecible, la cinta se mantiene fiel a su estilo y nos deja con un lindo mensaje: el destino no se busca, no se maneja, actúa por sí solo.
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