Tiempo estimado de lectura: 5minutos, 29segundos
En 2013, el cine mexicano arrasó la taquilla tanto local como norteamericana con el estreno de «No Se Aceptan Devoluciones», dirigida y protagonizada por Eugenio Derbez, la cual marcó el récord de ser la película hablada en español con la mayor recaudación de la historia en la taquilla de EE.UU. Con un precedente así, fue alta la vara que se puso el director francés, Hugo Gélin («Como Hermanos»), al momento de dirigir un remake de la popular cinta, tan solo poco más de 2 años después de su estreno. ¿Habrá logrado alcanzar o superar el éxito de su predecesora?
Sinopsis: Samuel (Omar Sy) es un joven soltero y conquistador que vive despreocupado, sin ataduras ni responsabilidades, en la costa francesa. Un día, una de sus antiguas conquistas aparece en la puerta de su casa con una noticia que cambiará su vida: Samuel es el padre de una niña de pocos meses. La madre (Clémence Poésy) deja a la pequeña con él y se va sin dejar rastro. Incapaz de llevar una vida con un bebé intenta encontrar a la madre sin éxito. Así, tendrá que aprender a ser un buen padre y a cuidar de la pequeña Gloria. Sin embargo, ocho años más tarde la mujer reaparecerá en sus vidas dispuesta a recuperar a su hija, alterando la vida de Samuel una vez más.
Las películas que lidian con la paternidad y la maduración personal no son algo nuevo, pero no es algo que quite el hecho de que tienen potencial para lograr un producto que tenga nuevas introspectivas sobre la paternidad de hoy en día, y sobre las redefiniciones del concepto de familia, todo agregando una buena pizca de humor y sólido drama familiar. Es en este último punto donde hay que hacer hincapié, dado que si bien la película de Derbez fue sólida en su totalidad, había un claro peso mayor dentro del tono de la comedia -donde el actor se encuentra experimentado de sobremanera- por sobre del dramático; en el remake de Gélin, en cambio, hay un peso mayor dentro de lo que es la esencia dramática de la historia, y esto le juega tanto a favor como en contra.
Para empezar, hay que destacar que por lejos, el punto más fuerte de esta película, son sus artistas. Gran parte del reparto principal hace un trabajo maravilloso con sus personajes, a raíz del interminable carisma que los actores tienen.
Omar Sy («Jurassic World»; «Inferno») saca a relucir el mismo carisma que lo trajo ante la atención de las audiencias a nivel global tras su participación en «Amigos Intocables» («The Intouchables»), al traer a la vida al personaje de Samuel, quien a pesar de ser un completo niño en un cuerpo de adulto, nunca pierde su empatía como persona, y es gracias a ese encanto que emana el actor, que resulta agradable seguir al personaje en su transición como hombre maduro de familia. Por lejos, quien destaca más de toda la película.
Asimismo, Antoine Bertrand («Starbuck») como el mejor amigo gay de Samuel, Bernard, es siempre un gusto de ver en pantalla, trayendo consigo gran parte del material humorístico que resulta efectivo, al ser un personaje que si bien a momentos resulta algo caricaturesco, nunca raya en lo ofensivo ni en lo excesivo, y todo sin dejar de lado sus momentos de seriedad y humanidad cuando la historia lo requiere.
En cuanto a Clémence Poésy («Harry Potter y el Cáliz de Fuego»; «Escondidos en Brujas») como Kristin, la verdad es que hace un trabajo bastante digerible, pero que nunca sobresale por sobre el talento que tanto Sy como Bertrand ponen en pantalla, pero se nota que eso se debe principalmente a que el personaje no es tratado con mucha profundidad dentro del guión.
Por su parte cabe destacar que la joven Gloria Colston, como la niña de 8 años, Gloria, tampoco destaca mucho como personaje, lo cual le quita peso a la narrativa en general, siendo que su relación con Samuel es el núcleo emocional de la película, y si no fuera por el carisma y encanto de Sy, la relación no quedaría a flote ni con la suficiente fuerza para sostener bien la historia.
Ahora, refiriéndome a lo que mencioné en un principio, respecto a cómo el peso de la esencia dramática de la película es algo que juega tanto a favor como en contra, esto se debe a que si bien la cinta logra manejar muy bien sus aspectos dramáticos, falla en desprenderse en buena medida de su esencia humorística, y esto se vuelve un problema, dado que buena parte del humor físico y circunstancial, se siente bastante promedio y poco innovador, por lo que no resulta muy bien.
Considerando esto, y el hecho de que el humor ocupa buena parte de la película, le da entonces poco espacio a la tensión dramática para respirar y fluir adecuadamente, y esto no hace más que provocar una disparidad tonal, en donde no puedes distinguir bien si es una comedia o una comedia dramática, siendo que de alguna manera se siente que el enfoque va más hacia lo cómico, y esto resulta decepcionante porque fue la versión de Derbez la que claramente logró ejecutar mejor ese aspecto, mientras que esta claramente maneja mejor el drama, al punto de demostrar el potencial para hacer una película mejor lograda como parte de ese género, pero nunca toma el riesgo de atenerse totalmente a ese tono y mezclar pequeñas dosis de humor.
Para finalizar, «Dos Son Familia» es una película pasable, sostenida completamente por el carisma de sus artistas, y por tener una historia redonda, que si bien nunca alcanza su potencial dramático, no deja de funcionar bien como una trama que entretiene y que puede conmover a aquellos que no son muy demandantes del cine. No necesariamente la mejor película del año, pero sí una cinta digna de una matiné para pasar un buen rato en el cine junto con la familia. Un remake que curiosamente, a pesar de ser idéntico a su predecesor, no deja de sentirse distinto, y eso siempre es digno de destacar.
Deja una respuesta