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Ya se encuentra en cartelera la precuela (que en verdad parece más secuela) de “Blancanieves y el cazador”, que destaca a primera vista por el gran elenco que la protagoniza.
La salida de Stewart (luego del gran escándalo mediático con el director de la entrega anterior), quien interpretaba a Blancanieves, fue muy bien manejada, y para nada ignorada, lo que se agradece mucho. Esta vez, la historia profundiza en la vida de Ravenna (Charlize Theron), la malvada Reina que con un gran poder mágico de su lado, luchaba por tomar el control de tantos reinos como fuese posible. Así es como conocemos a su hermana Freya (Emily Blunt), de una personalidad totalmente opuesta a Ravenna, y con la herencia familiar, sin magia.
Sinopsis: Mucho antes de la aparente derrota a manos de Blancanieves, la Reina Ravenna fue testigo de cómo su hermana Freya, la Reina del Hielo sufría una traición que la haría huir del reino. Con el poder de congelar a cualquier enemigo, la joven reina ha pasado décadas en un palacio invernal levantando una legión de hábiles y fuertes guerreros cazadores, entre los que se encuentran Eric y Sara, quienes desafían la única condición impuesta por la reina, mantener su corazón helado frente al amor. Al sentirse traicionada por ambos guerreros y en busca de impedir su relación amorosa, la malvada Reina del Hielo ordenará traer el espejo mágico para resucitar a su hermana, la temible Reina Ravenna, y entre ambas establecer un reino de terror como nunca antes se había visto. Los guerreros tendrán que luchar contra las dos reinas y su poderoso y oscuro ejército, buscando nuevamente traer la paz a estas tierras, para lo cual contarán con la ayuda de diversos aliados.
Una película que se levanta de las cenizas de su antecesora: con gran promoción mediática, poniendo nuevamente a una de las artistas del momento, esta vez Halsey, como cabeza del soundtrack, y protagonizada un elenco potentísimo. A pesar de parecer un poco sacada de la nada la precuela/secuela/spin off de Blancanieves y el cazador, la película logra su cometido gracias a los actores, que por lejos son lo que más destaco: Vemos crecer al carismático Erick (Chris Hermworth) dentro de esa mansión de hielo, viendo también un lado menos herido y frío que en la película anterior, esta vez saca a relucir su encanto y galantería en su historia de amor con Sara (Jessica Chastain), su compañera desde toda la vida (Aunque la relación me dejó un poco en duda con lo mostrado en la película anterior). A su vez en papel de Freya me encantó por sus constantes transformaciones y evolución durante la película, de la dulzura y la inocencia de la hermana sin poderes de la imponente Ravenna, a una dolida, desesperanzada y fría Reina de Hielo, que si bien a ratos me recordaba inevitablemente a Elsa, brilló con luz propia en una película donde luchar por pantalla en contra Theron es difícil.
Otro punto fuerte de la película son sus efectos especiales que rescatan a la perfección el mundo maravilloso donde se desarrolla la historia, todos los escenarios son asombrosos y muy creíbles. A pesar de esto (y como en casi todas las películas), el 3D pasa desapercibido y no es ningún aporte a la escena. Si bien la historia era buena, el desarrollo de esta es un poco débil por parte del director Cedric Nicolas-Troyan, por lo que a veces lo quiebres de la historia pasan casi como una escena más y las emociones son sólo dadas por los personajes.
Presenta algunas incoherencias con la historia anterior, que me parecen inevitables después de todo lo que se tuvo que hacer para finalmente sacar a flote este film. El director quizás no hizo su mejor demostración de destrezas, pero no por eso falló ante tremendo desafío.
Tiene cuotas justas de diversión, acción y romanticismo que en conjunto son parte de una buena opción si quieres pasar una tarde divertida en el cine.
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