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Una de las películas que más ha llamado la atención en tiempos de pandemia ha sido “El Diablo A Todas Horas” (The Devil all the Time), del director Antonio Campos (quien estuvo detrás de algunos episodios de «The Sinner»). La cinta basada en la novela homónima de Donald Ray Pollock, es un thriller psicológico situado en los años 60, en Ohio; lugar en el que una colección de personas tremendamente perjudicadas por la Segunda Guerra Mundial, tratarán de lidiar con sus problemas tan solo unos pocos años antes de enfrentarse a la Guerra de Vietnam.
Sinopsis: En un pueblito Ohio y sus alrededores, conviven siniestros personajes —un pastor profano (Robert Pattinson), una pareja muy retorcida (Jason Clarke y Riley Keough) y un sheriff corrupto (Sebastian Stan)— en torno al joven Arvin Russell (Tom Holland), que lucha contra las fuerzas malignas que lo amenazan a él y a su familia. Ambientada entre la Segunda Guerra Mundial y la guerra de Vietnam, “El Diablo A Todas Horas” presenta la imagen seductora y espeluznante de un mundo en el que la justicia se enfrenta a la corrupción.
La historia protagonizada por Tom Holland (Spider-Man: Lejos de Casa) y Robert Pattinson (The Batman) resulta en un producto que se disfruta de manera pausada, detallada y hecha con mucha dedicación. Este mismo ritmo narrativo algo más lento de lo que estamos acostumbrados confluye en una experiencia contemplativa y reflexiva, sobre un Dios que pareciera ser escurridizo, pero siempre latente en este pequeño y desolado pueblo.
Es interesante analizar esta dualidad que se me manifiesta de manera clara entre Dios y el Diablo, figuras que se presentan con diferentes matices a lo largo de la película a través de sus protagonistas, los cuales a todo momento buscan de una u otra manera acercarse (y por qué no, encontrar) a esa guía que tanto necesitan y que no logran hallar. En este mismo oscuro camino nos damos cuenta que efectivamente el Diablo se encuentra a todas horas, a todo momento y en todos los lugares; siempre guiando y confundiendo a nuestros protagonistas, haciéndolos caer en problemáticas tan perversas como el asesinato, la violación, el suicidio y otras aberraciones.
Otro elemento interesante es el manejo de los tiempos que emplea Antonio Campos, quien juega con ello desde un inicio, con la historia de Arvin Russell (Tom Holland) y su padre Willard Russell (Bill Skarsgard), brindando cierta distinción y complejidad al mostrar ciertos sucesos viciados, tales como la guerra de Vietman, un arma de fuego supuestamente propiedad de Adolf Hitler y un padre trastornado.
“El Diablo A Todas Horas” es un thriller psicológico que ahonda en la fe y en los deseos más oscuros del ser humano y, como éstas terminan trastornando y llevando a límites inimaginables sus acciones.
Una cinta que recomiendo completamente ver y analizar, y que presenta un elenco plagado de talento con actuaciones que necesitan ser vistas.
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