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Las películas de desastres naturales sin duda han ido perdiendo buena parte de su brillo en las últimas décadas. Lo que partió siendo un éxito en los años 70′, encontró nueva vida a finales de los 90′ gracias a las maravillas que podían ser logradas por los efectos especiales de computadora, lo cual se fue renovando y evolucionando durante la próxima década. Sin embargo, en los últimos años, este género casi carece de pulso dentro de la cultura mainstream, con una que otra producción hollywoodense siendo estrenada cada cierto tiempo. Con todo esto dicho, no quita el hecho de que hace 2 años, Noruega logró demostrar que aún se podían contar historias interesantes dentro de este escenario, a través de «La Última Ola», una cinta impresionante tanto en lo técnico como en lo narrativo, y es ahora que -inesperadamente- nos vemos frente a su secuela, «El Gran Terremoto», la cual, aún resultando bastante cuestionable y curiosa, no deja de ser una entretenida sorpresa.
Sinopsis: En el año 1904 un terremoto de magnitud 5.4 en la escala de Richter sacudió a Oslo con el epicentro en la Fosa de Oslo que corre debajo de la capital noruega. En el presente, científicos comienzan a detectar señales que indican que un nuevo terremoto está en camino.
La gran entretención de las películas de desastres de antaño era el poder tener un cierto escapismo mientras se disfrutaba de todo el caos que ocurría en pantalla (cada vez más realista), pero fue con el tiempo que las audiencias se pusieron más exigentes y demandaban más peso a la historia y no tan sólo estilo. «La Última Ola» fue un claro ejemplo de cómo hacer eso de manera efectiva, y en «El Gran Terremoto», esa misma fórmula se repite en un escenario distinto, y funciona perfectamente a pesar de no haber innovado en mucho.
En esta ocasión, nos volvemos a encontrar con el científico Kristian Eikjord (interpretado nuevamente por Kristoffer Joner), el cual sigue siendo un héroe bastante empático e inteligente, y por lo tanto, se vuelve grato seguirlo en su cruzada por rescatar a su familia y sobrevivir a la inminente catástrofe.
Pero obviamente, más allá de nuestro protagonista, la gran pieza de esta cinta son los tremendos efectos especiales, los cuales, tal como no defraudaron en la primera parte, aquí no son la excepción. La escena del sismo en cuestión es nada corta de impresionante, llena de adrenalina y tensión, y es sin dudas, razón suficiente para correr a ver la película en una pantalla grande con el mejor sistema de sonido posible.
Sin embargo, el gran peso en contra de la cinta, es que, como mencioné anteriormente, realmente no innova en nada que la distinga de su antecesora, sino que -por entretenida que sea- raya en lo repetitivo y nos deriva a más de lo mismo después de dos años. Si bien no hay mayor falta en esto dado en que la película funciona bien, no deja de ser algo decepcionante, por más increíble que sea ver la destrucción en pantalla.
Más allá de esto, no hay mucho más que decir. «El Gran Terremoto» es una película de desastres naturales bastante pareja y funcional, con buenas actuaciones y escenas de destrucción completamente realistas y adrenalínicas que entretendrán a la gran mayoría de los espectadores, y que sin dudas, a pesar de su falta de innovación, vale el precio de entrada para ir entretenerse en la comodidad de una sala de cine este verano.
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