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Spike Lee («Malcolm X»; «El Plan Perfecto») es un director que nunca se ha distanciado de la polémica, al hacer usualmente películas con un marcado contexto político-social, particularmente centradas en los dilemas de la cultura afroamericana. Su nueva cinta, «El Infiltrado del KKKlan» («BlackKklansman»), ciertamente cae dentro de esa categoría, pero asimismo, también es el film más cercano a las audiencias que el cineasta ha hecho en años, y con ello, logra hacer una de las mejores producciones del año con uno de los comentarios sociales más importantes de la sociedad norteamericana del siglo XXI.
Sinopsis: A principios de los años setenta, una época de gran agitación social con la encarnizada lucha por los derechos civiles como telón de fondo, Ron Stallworth (John David Washington) se convierte en el primer detective negro del departamento de policía de Colorado Springs, pero es recibido con escepticismo y hostilidad por los mandos y los agentes. Sin amedrentarse, decide seguir adelante y hacer algo por su comunidad llevando a cabo una misión muy peligrosa: infiltrarse en el Ku Klux Klan y exponerlo ante la ciudad.
Siempre he respetado a Spike Lee como director, pero ya llevaba años sintiendo que estaba perdiendo su toque para hacer películas a la par con las joyas que hizo a fines de los 80 y a lo largo de los 90. Sin embargo, me es muy grato poder decir que Lee no ha perdido su esencia en lo absoluto, ya que «El Infiltrado del KKKlan» es una cinta sumamente poderosa y fascinante en todos los sentidos posibles.
Para empezar, la historia de la película es muy interesante, y más aún cuando se considera que está basada en hechos reales. La idea de un agente de color que busca infiltrarse en el Klu Klux Klan es algo fuerte e intrigante, y la forma en que la narrativa está manejada logra que la idea se ejecute a la perfección, gracias a una impecable dirección, un tremendo reparto y un guión con un impecable balance entre comedia, drama y thriller policial.
El reparto es digno de una ovación de pie, ya que hace tiempo no había visto un casting donde todos los artistas fueran la elección más que indicada para el rol que les fue dado. Partiendo por un increíble John David Washington (la serie «Ballers»), quien se luce como el titular Ron Stallworth, y demuestra el futuro prominente que tiene en la industria, saliendo por completo de la sombra que le precede por su padre, el mítico Denzel Washington (de hecho, es increíble lo similar que llega a sonar a su padre a momentos en la película).
Asimismo, Adam Driver («Star Wars Episodio XVIII: Los Últimos Jedi») también destaca como Flip Zimmerman, quien no tan sólo tiene una carga bien tensa al ser quien debe infiltrarse físicamente en el KKK, sino que también tiene muy buena química con el personaje de Washington, sacando a relucir buena parte de la comedia en la cinta.
En cuanto a antagonistas, por lejos destacan Jasper Pääkkönen (la serie «Vikings») como el psicótico y psicópata Felix, cuyo carácter volátil e impredecible saca sin dudas la mayor tensión durante toda la película, y también se luce Topher Grace («That ’70s Show») como el líder del KKK, David Duke, un personaje tan siniestro por su racismo pasivo, como completamente idiota por su razonamiento estúpido y su incompetencia.
Por otra parte, como había dicho, el guión está increíblemente bien hecho, ya que equilibra muy bien la trama policial con una buena porción de drama, y lo que es más inesperado, un montón de comedia muy bien construida, que nunca ralla en lo ofensivo ni lo idiota, sino que está muy en línea con la temática de la película.
Si bien Lee sigue en la línea de su discurso político, y a momentos resultan sumamente evidentes sus críticas hacia el presidente Donald Trump (sólo fíjense en que eligió a Alec Baldwin para que de el idiótico discurso que abre la película, miren cómo está vestido, y noten el uso reiterado del término «America First»), el mensaje nuclear de la cinta no deja de ser uno sumamente poderoso, y que asimismo es un calco reflejo de la intolerancia que aún predomina en el mundo, más allá de enfocarnos netamente en la tierra norteamericana.
En cuanto a contras, la verdad es que lo único que podría decir es que la película puede ser un poquito más larga de lo necesario, ya que dura dos horas y cuarto, de las cuales esos 15 minutos podrían haberse restado fácilmente para una experiencia un poco más redonda. De todas maneras no quita que la cinta en su totalidad funciona perfectamente tal cual. La observación es simplemente menor.
Para resumir, «El Infiltrado del KKKlan» es una increíble película, llena de intriga, drama y acción, liderada por increíbles actuaciones y un impecable guión, que sin dudas la llevan a clasificar como una de las mejores películas del año. No van a querer perdérsela.
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