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Desde el primer momento que supe que el actor Bryan Cranston estaba involucrado en esta película me bajaron las ganas de verla. Me declaro desde ya fanatico de su trabajo. Con el mejor ánimo me senté a ver qué era lo que me entregaría la cinta. Le tenía mucha fe, y debo decir que no me ha decepcionado del todo, pero la falta de un buen guión y la abundante cantidad de clichés evitó que pudiera ser una muy buena película. Aquel gusto amargo -que hasta el día de hoy siento en mi boca- y la frustración que sentí luego de ver como no se le sacaba máximo provecho al excelente elenco que vi en pantalla -especialmente a Bryan Cranston- te la cuento a continuación. Obviamente libre de spoilers.
Sinopsis: «Basada en una historia real ocurrida en los años 80, narra cómo un policía estadounidense se infiltra en una banda de narcos colombianos. Para lograr ese objetivo, Robert Mazur (Bryan Cranston) se infiltrará junto Kathy Ertz (Diane Kruger), quien fingirá ser su futura esposa y Emir Abreu (John Leguizamo), un policía con métodos poco tradicionales para codearse con la cúpula de la organización criminal y ser parte de la mayor operación encubierta antidroga de la historia.»
Desde un comienzo la película dirigida por Brad Furman nos informa que estamos frente a una cinta verídica, que está inspirada en una novela que a su vez se basa en hechos cien por ciento reales. Ubicada en los años 80, esta narración comienza de manera rápida y sin dejar lugar para preguntas o dudas. El ritmo se siente acelerado, pero luego de unos minutos nos damos cuenta que tenemos que estar atentos para no perder ningún detalle, ya que el film en ningún momento peca de ser excesivamente expositivo, y asume que los espectadores están atentos a la trama y los diálogos.
La composición de la película puede ser un problema, ya que a ratos se siente excesivamente plana y, lamentablemente, la tensión, que por cierto está muy bien lograda, se siente escasa y no ayuda a mantenernos pendientes como una película estilo «thriller» debería hacerlo. Las dosis de tensión están perfectamente construidas, pero no son algo constante en la película, por lo que dejan muchos vacíos dentro de ella que los diálogos o las escenas no logran llenar. Al igual que el suspenso, la acción se siente ausente en la película.
Aunque se entiende, debido a que estamos frente a una película que busca ser realista, los diálogos impiden conectar con esa sensación de realismo que nos quieren mostrar. Están llenos de clichés y aunque sean interpretados por el gran Bryan Cranston se sienten lejanos y cuesta conectar con ellos.
La historia es sencilla y se desarrolla de manera lineal. Seguimos a Robert, quien se infiltra de manera cautelosa en las grandes cúpulas de la mafia. Mientras va ganando confianzas nos damos cuenta de que solo por un pequeño desliz su vida correrá peligro, y estará a la merced de mercenarios que sin dudarlo por un segundo lo asesinarán a sangre fría.
El personaje interpretado por Bryan se siente sólido y bastante real. Al ex- Heisenberg le quedan muy bien los papeles que implican tener una doble vida. Aquí nuestro personaje deberá transformarse para entrar en los círculos de la mafia y eso implica estar parado sobre mentiras que se podrían desmoronar en cualquier momento, poniendo en riesgo la operación.
En síntesis me gustaría decir que «El Infiltrado» es una película que no terminó por cumplir todas mis expectativas, pero aún así fui capaz de disfrutarla. A ratos se siente plana y faltante de acción, pero las pequeñas dosis de tensión te cortan la respiración y te reconectan con el film. La duración puede ser un poco excesiva, especialmente si no estamos correctamente sumergidos dentro de la película, pero finalmente mi veredicto es que esta es una película que vale la pena ver.
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