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El cine cumple un propósito cultural que va mucho más lejos del entretenimiento. Y si bien acostumbramos a recurrir a él para «distraernos», no podemos ignorar cómo a través de sus mensajes logra trascender y sacudir a sus espectadores, invitándolos a ser conscientes de otras realidades y de ir un paso mas allá. El director Todd Haynes se arriesga con esta historia basada en hechos reales que acerca a nosotros de manera atractiva y emocionante la historia de un abogado que casi sin querer cae en un caso que revolucionará su vida y la historia.
Sinopsis: Basada en el artículo “The Lawyer Who Became DuPont’s Worst Nightmare”, publicado en The New York Times Magazine, «El Precio de la Verdad» se centra en la figura de Robert Bilott, quien tras ejercer durante ocho años como abogado corporativo cambió de bando para enfrentarse en los juzgados a la todopoderosa multinacional DuPont Corporation por sus prácticas poco respetuosas con el medio ambiente. En el proceso arriesgó todo, su futuro, su familia y su propia vida, para exponer la verdad.
Con un formato mucho más popular que el documental, «El Precio de la Verdad» nos enfrenta a una cruda realidad que probablemente ignoramos, pero que nos involucra mucho más de lo que podríamos pensar. DuPont Corporation es una empresa pionera en la industria, que es reconocida por todos por su gran aporte a la comunidad. Sin embargo, hay quienes han tenido que experimentar en carne propia que algo no va bien y no van a rendirse hasta cambiar las cosas.
Con un muy buen trabajo de guión, la cinta logra que la historia te capture, haciéndote vivir al límite las emociones desde tu asiento. Indignación, incredulidad, sorpresa y espanto son solo algunas de las cosas que sentirás mientras ves la cinta y a las que no podrás dejar de darle vuelta una vez salgas de la sala. Con un producto de línea muy similar a la ganadora del Oscar «Spotlight» (también protagonizada por Ruffalo y con parte del mismo equipo detrás), la narración nos pone al límite demostrándonos cómo la historia sólo cambia cuando corremos riesgos y cruzamos límites que nunca nos creímos capaces de desafiar.
Además, la cinta comunica un fuerte mensaje en contra de la injusticia y la ejecución de los poderes del estado, reforzando la idea de que solo nos tenemos a nosotros, la comunidad, y que pese a lo que los grandes quieran aparentar, la gente es solo un elemento más en la ecuación a la hora de conseguir sus intereses, por lo que no hay fuerza más grande que la union para luchar contra lo que se nos impone. Las demandas deben ser hechas, no importa lo duro que se vea el camino hacia la justicia.
Nuevamente Mark Ruffalo hace un trabajo brillante, en donde el actor carga con gran parte del peso actoral de la cinta, no solo exponiendo su gran habilidad actoral, sino que también haciendo una declaración de principios. Un testimonio político lleno de fuerza en donde el mensaje es enviado con toda potencia en una película muy bien pensada desde el papel a la ejecución.
La realidad siempre supera la ficción, y esta cinta no hace más que ponerlo en evidencia. Siendo imposible no pensar en casos tan cercanos en el tiempo y espacio como la contaminación de las costas de Quintero y Puchuncaví o la fallida Cop 25, en donde fue imposible alcanzar acuerdos en pro del medio ambiente a causa de conflictos de intereses entre quienes formaron parte de la cumbre. Porque (lamentablemente) hay cientos de historias como esta que merecen ser contadas, que no pueden permanecer bajo la sombra por más tiempo, punto que Haynes parece tener totalmente claro.
Un «drama» totalmente recomendado para aquellos que disfrutan de cuestionar su propio universo al sentarse frente a la pantalla, además de un producto muy bien hecho.
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