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Recientemente “Las memorias del Juramento”, primera parte de esta saga, ha sido reconocida con el premio Marta Brunet, que honra a las mejores obras publicadas durante el año. Este hecho no menor, han renovado mis ganas de escribir esta reseña, que desde hace tiempo he debido postergar a causa de las odiosas e ineludibles responsabilidades. Pero ahora, con un poco más de tiempo, les traigo mis impresiones.
Sinopsis: Después de la batalla de Isla Blanca, Tarian se ha convertido en el Príncipe de los Cuatros Vientos, pero el trono sigue en manos del general Galkirion. Mientras avanza en su camino como aprendiz del Juramento, Tahmuz deberá ayudarlo a reunir bajo su estandarte a las demás ciudades, enfrentándose al poder del Verdugo a cada paso: las Águilas Negras, las máquinas de guerra de la Ciudad de los Sabios y las «falsas bestias» del infame Bagrat.
Pero muy lejos de ahí, en el Norte, una terrible amenaza despierta, sin que el príncipe lo pueda imaginar. Asur-Tharisag, señor de la Casa de la Espinas, está a punto de hacerse con el poder en el Imperio de los Condenados. Su hijo menor, Ataru, lucha por convertirse en el dios guerrero qué él espera, pero ¿estará dispuesto a sacrificar lo que más ama?
Si bien la primera parte es un piso firme para una historia que promete ser compleja, esta segunda parte se levanta a un nuevo nivel: el camino emprendido por Tahmuz, Tarian y Doenal es reemplazado derechamente por el enfrentamiento entre las fuerzas renovadas de los Juramentados y las tropas de Galkirion, y ya se nos han entregado todas las cartas para lanzarnos de cabeza en la historia.
En este libro nos enfrentaremos a un nuevo modo de narración, en donde leeremos a dos voces, dos líneas distintas: por un lado, se nos presenta la lucha de Tarian, en la voz de Tahmuz, y por otro, nos adentramos en la antes desconocida historia del Imperio Asuranna, una casta de Dioses que busca establecer la paz a través del control absoluto, que se nos presenta mediante el relato de Ataru, aspirante a la estirpe divina. Los Asuranna son algo diferente a todo lo que conocimos antes en la historia del Sur, ellos provienen del Norte, y viven bajo leyes y costumbres totalmente diferentes. Esta nueva rama del texto cautiva y le da una nueva llama a nuestra lectura, volviéndola mucho más atractiva. Debo confesar que a ratos era tanto que tenía muchas ganas de avanzar en los capítulos para llegar a las partes relacionadas con el imperio, pero a medida que avanza el libro estos dos arcos logran integrarse de una manera realmente sorprendente, adquiriendo un peso similar en la historia.
Los personajes evolucionan acorde a la narración, los nuevos roles calan hondo en ellos y maduran acorde a sus nuevas posiciones, sin abandonar las características inherentes a su edad y el descubrimiento propio de acuerdo a sus personalidades. Algo que me encantó respecto a esto último es como esto permitió que el desarrollo de la historia fuera muy de la mano con las emociones que viven los personajes, algo que se ve mucho más unificado que en la primera entrega, pues ya están comprometidos de lleno con su causa, entregándote acción y mensajes cargados de valor casi al mismo tiempo. La manera en que crecen y se estrechan sus lazos hace imposible no encariñarse y ponerse en el lugar de los personajes, destacando por sobre todo el lazo entre Tahmuz y Tarian, quienes ya no son dos simples niños, si no que el aspirante al trono y un Juramentado en entrenamiento, y la relación entre Ataru y el conflicto con sus raíces, que condicionan cómo se relaciona con todos quienes lo rodean.
Mis personajes favoritos de esta entrega fueron Galkirion, pues ¡WOW! Qué manera de crear un antagonista. En esta entrega deja de ser simplemente “el malo”, alcanzando una profundidad que te lleva incluso a empatizar con él, queriéndolo y odiándolo al mismo tiempo, y Ataru, porque me encanta el modo en que el conflicto interno del personaje se enfrenta y desarrolla a través de la historia, permitiendo que sea el canal perfecto para adentrarnos en el Imperio Asuranna.
La historia se desarrolla rápida, coherente y envolvente, entregándonos todo lo que amamos de la primera parte, con energías renovadas, un equilibrio perfecto entre momentos de reflexión y emotividad, y escenarios de lucha y acción, presentando hacia el final un plot twist que une de manera maestra ambas líneas, sorprendiendo y generando el peak de expectación ante la tercera parte y final.
El desarrollo del lenguaje propio dentro del marco de la historia, integrado a través de las ventanas al Imperio Asuranna, es algo que sin duda se debe destacar, pues no es un desafío menor.
A pesar de todas las influencias que rodean este libro, logra crear su propio marco y alejarlo de las comparaciones, desarrollando una historia llena de matices, en donde debemos seguir atentos página a página para dejarnos encantar y descubrir realmente de qué va todo.
Finalmente, no me queda más que recomendar la lectura de este libro, que es sin duda un avance tremendo respecto de su primera parte. Además, si aún no leen el primer libro, les cuento que ya pueden encontrar «Las memorías del juramento» en bibliotecas nacionales, incluso en formato digital a través de la aplicación de la biblioteca pública digital, así que no tienen excusas para no hacerlo. ¡Esperemos la segunda parte se incluya luego!. Los insto nuevamente a mantenerse atentos a las redes sociales del autor, pues este verano retorna al país y el lanzamiento de la tercera parte se acerca, así que es el medio ideal para no perderse de ninguna de las actividades que vayan surgiendo en los próximos meses.
Felicitaciones a Joseph, quien ha sabido utilizar todas las herramientas a su disposición para entregarnos un texto lleno de aventura, emoción e intriga, tal como en todas esas novelas que llamamos dignas de admirar.
Excelente reseña la que has realizado,hace un tiempo que pensaba en leer esta saga, sabiendo que se acerca próximamente la parte final y finalmente me decidí a comprar los libros aprovechando que están baratos gracias al cibermonday.
Espero seguir leyendo mas de estas reseñas.