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El terror es un género difícil para mí (como probablemente he mencionado) pero una de las razones por las que disfruto el cine es por su capacidad de sorprenderme con cosas que no soy capaz de imaginar y encantarme con otras que jamás hubiese pensado, lo que hace que siempre le de una oportunidad. Esta vez el turno fue de «El Teléfono Negro», una película de terror que se cataloga como dentro de lo mejor del año, con críticas brillantes en sus estrenos internacionales.
Sinopsis: El teléfono está muerto. Y está sonando. Finney Shaw, un tímido, pero inteligente niño de 13 años es secuestrado por un sádico asesino y atrapado en un aterrador, oscuro y aislado sótano, donde los gritos son de poca utilidad. Cuando un teléfono negro desconectado en la pared comienza a sonar, Finney descubre que puede escuchar a los espíritus de las víctimas anteriores del asesino. Los espíritus en el teléfono están decididos a asegurarse de que lo que les pasó a ellos no le pase a Finney.
Ethan Hawke se roba la pantalla con su papel de secuestrador, entregándonos múltiples matices para un personaje siniestro y misterioso, que captura nuestra atención durante toda la película. Los cambios en su tono de voz y corporalidad nos entregan la profundidad necesaria para un personaje del que poco sabemos, pues pese a ser algo fundamental en la trama, no es exactamente el foco de la historia. Por otra parte, el estar dotado de una máscara está lejos de ser un obstáculo para su desempeño. Muy por el contrario, se convierte en el complemento perfecto a su actuación de un modo único al variar en su composición, revelando solo los ojos, solo la boca o casi nada en absoluto, con una mueca que cambia a lo largo de la cinta.
La historia del filme está inspirada en el cuento corto escrito por Joe Hill (el hijo de Stephen King), perteneciente a su libro de antologías “Fantasmas del Siglo XX”. El ser un cuento corto, obviamente nos priva de la opción de leer un desarrollo mayor del villano, pero la película en su longitud pudo haber experimentado con este personaje de un modo muy interesante tomando las líneas sobre su pasado, sobretodo considerando el nivel de actuación entregado por Hawke, que logra desviar la atención del protagonista, para dirigir nuestro interés totalmente a él, creando la necesidad de saber más de su historia, a diferencia del cuento, en donde Finney es totalmente el protagonista, despertando una empatía mucho mayor. Dejando esto de lado, la historia mezcla elementos interesantes combinando el terror paranormal y el de tipo más policiaco, variando de la típica historia de jóvenes perseguidos por un ente maligno.
La técnica de la película es destacable, con tomas oscuras y con un enfoque que utiliza inteligentemente el gran angular para destacar las emociones del protagonista (especialmente su soledad y desesperación). Con escaso uso del jump scare, la película logra guiarnos a través del terror con recursos mucho más inteligentes y llamativos. «El Teléfono Negro» le da una nueva oportunidad al terror de la mano de una historia más clásica en vez de transgresora (A diferencia de Ari Aster), que encantará al espectador.
En resumen, la cinta destaca considerablemente por sobre otras que abundan en el género, pero personalmente me dejó ansiando desarrollo del antagonista sin la necesidad de ver una segunda parte o spin off. En cines a partir del 21 de julio gracias a Andes Films Chile.
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