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Cuando ya se entra de lleno en el mundo creado por el multifacético, Brandon Sanderson, como lo es mi caso por cierto, uno ya espera cierto nivel de narrativa en el siguiente libro, de los muchos que tiene a su haber.
Hace ya bastante tiempo andaba mirando y buscando de reojo a «Elantris», el cual por cierto es mundialmente conocido no por sus elevados números de venta, sino más bien por ser el libro con más cariño profesado por el mismo Sanderson.
Elantris es un libro de política. Por supuesto que su historia y sus mismos personajes poseen claros rasgos de fantasía épica, pero es en su esencia y en su fondo un libro completamente basado en la política. Y eso me encantó.
Construido con una escritura pausada y realista, Sanderson nos sumerge en un mundo donde la aristocracia, los reyes, las grandes enfermedades y los dioses conviven dentro de un marco contextual ad portas de una guerra con territorios extranjeros.
En este libro, que pareciese ser para cientos de fanáticos, algo así como la piedra angular de la escritura del estadounidense, se refleja un trabajo concienzudo y brillante que desborda inteligencia y audacia.
Es un relato que toma más tiempo leerlo y desentrañarlo, el cual no es comparable con su maravillosa saga de Nacidos de la Bruma o el ambiguo relato de El Rithmatista, por lo que hay que disfrutarlo de una manera muy distinta.
En lo que respecta a la inmensa calidad de sus personajes, estos resultan ser tan determinantes como lo han sido en sus otras historias, destacando por ejemplo la inteligencia de la princesa Sarene, la carismática y pegajosa sabiduría del príncipe Raoden y la lógica rotunda del Hraten.
Brandon Sanderson consigue en un solo libro crear todo un marco político, social, religioso y fantástico que sorprende y admira a todo el mundo que lee y absorbe literatura fantástica.
Léalo y disfrute de las intrigas, los juegos políticos y la fantasía que solo Sanderson puede regalar.
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