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En 2008, Dreamworks y Steven Spielberg se atrevieron y adquirieron los derechos para producir un live-action de Ghost in the Shell. Tras casi 10 años de volteretas y cambios de guionistas, llega a los cines dirigida por Rupert Sanders (Blancanieves y el Cazador); protagonizada por Scarlett Johansson (Avengers), Pilou Asbæk (Game of Thrones), Michael Pitt (I Origins), Juliette Binoche (Los 33) y muchos más. ¿El resultado? Una grata sorpresa.
Sinopsis: En un futuro cercano, la Mayor es la primera de su tipo: un humano salvado de un terrible accidente, quien es mejorada cibernéticamente para ser la soldado perfecta dedicada a salvar el mundo de los criminales más peligrosos.
Hay que dejar algunas cosas claras antes de adentrarse a hablar de «Ghost in the Shell: La Vigilante del Futuro». Primero, la película live-action recién estrenada no es un remake de las animadas, ni tampoco un reboot de la historia. Como saga, Ghost in the Shell es una franquicia creada por Masamune Shirow hace más de 25 años y que cuenta con dos series de animé, cuatro películas (sin contar esta) y varios videojuegos, cada uno con una historia similar, pero con muchas diferencias; todo esto basado en el manga llamado Kōkaku Kidōtai, publicado en 1989.
Dicho eso, es más fácil comprender Ghost in the Shell: La Vigilante del Futuro como una experiencia nueva, de la que no necesitas conocer los trabajos previos para disfrutar a plenitud, aunque si ayuda mucho.
La Vigilante del Futuro tenía dos desafíos muy importantes que superar: vivir a la expectativa de ser la primera adaptación no japonesa de una de las franquicias más importantes de la animación, y la ciencia ficción en general, y dejar de lado las polémicas que acusaban un «blanqueo» en el elenco, al contar con actores mayoritariamente blancos en una historia ambientada en Japón. Fue Rupert Sanders, director con muy poca experiencia en el cine, el encargado de superar estas pruebas muy difíciles, y ambas llegan a buen puerto.
En primer lugar, desde el comienzo deja claro que es una historia aparte, por lo que no busca competir con el material ya existente y, tomando solo lo justo y necesario de lo anterior, es que crean una historia sólida y consistente, que tiene la cantidad precisa de acción en conjunto al debate filosófico del ser, la individualidad y la identidad, que marcan a la franquicia en general. Al mismo tiempo, Sanders no tiene miedo en homenajear la saga con sutiles (y no tan sutiles) referencias que el conocedor reconocerá con mucha alegría. En ese aspecto, si bien las emociones van fluctuando durante la película, al final uno puede decir con confianza «esto es Ghost in the Shell«.
Respecto al presunto whitewashing, es difícil de explicar la gran polémica que se generó.
En Japón la gente estaba muy sorprendida, debido a que esperaban de una producción americana que se contase con actores americanos o de habla inglesa, por lo que en ningún momento lo consideraron un acto racista ni discriminatorio, solo lógico. De hecho, una de las temáticas principales de Ghost in the Shell es la pérdida de la identidad. Sus personajes han pasado por tantas modificaciones y mejoras cibernéticas que lo que fueron, ha quedado muy atrás en el olvido.
De todas formas, si a veces se siente extraña la ausencia de actores asiáticos en el elenco principal (solo hay dos), hay que considerar que la historia sucede en un Japón futurista, en una metrópolis con muchos habitantes de muchas nacionalidades, y gira en torno a la Sección 9, una organización internacional antiterrorista, por lo que tiene sentido que exista gente de todas las nacionalidades.
Johansson es una de las mejores actrices de esta generación, con una incipiente carrera en la ciencia ficción y es, sin dudas, la mejor elección para interpretar a La Mayor (quien es un cyborg, no una mujer japonesa) entregando una actuación increíble y sólida, despejando toda duda en solo unos minutos. Después viene Pilou Asbæk, que nos entrega a un, quizás, más emocional Batou del que esperábamos, pero no por eso menos convincente, quien es otro personaje sin una nacionalidad clara. Los pocos personajes que son claramente japoneses en la historia original, son interpretados por actores japoneses en La Vigilante del Futuro.
Todas las actuaciones son creíbles y poderosas, entre protagonistas y antagonistas, pero una de las que más destaca es la de Michael Pitt, quien casi sin mostrar su rostro derrocha emociones y sentimientos. Aplausos también para Takeshi Kitano, y una de las escenas más badass del último tiempo en los cines.
Los efectos especiales de La Vigilante del Futuro son un punto muy fuerte, mezclado con uso de recursos de cámara notables, pasando por distintos encuadres sin problema. Transiciones de blancos y azules en momentos más «utópicos» que contrastan con lo oscuro que es realmente el futuro de la película hacen de la fotografía exquisita, siendo una maravilla para los ojos.
La Vigilante de Futuro no es perfecta, y cada quien puede buscar sus propias razones para pensarlo. Algunos pueden creer que no se parece lo suficiente a las historias originales, y otros pueden argumentar que se parece demasiado. Y es que claro, si bien sigue la linea argumentativa de Ghost in the Shell de 1995, tomando prestadas algunas cosas de Innocence (2004), secuela directa, como también de la serie de animación original y otras obras, no es lo mismo; pero es esa imperfección lo que la hace interesante, porque no se hizo con soberbia, no se plantea como la versión absoluta y definitiva de la franquicia, sino un grano de arena más, otra versión de la historia. Si bien pierde un poco su ghost (alma, esencia única) en el paso a occidente y a los actores de carne y hueso, se presenta de forma humilde ante el público.
Como película de acción y ciencia ficción, es sublime e irrepetible. Como adaptación y nueva entrega de Ghost in the Shell, se queda un poco corta al abarcar demasiado material y condensarlo en menos de dos horas, pero eso quizás es solo apreciable para los que están familiarizados con la historia y querían ver cosas en específico. De todas formas, sorprende gratamente al ser muchísimo más de lo que las expectativas pesimistas planteaban,
Es muy pronto para decir que será del futuro de Ghost in the Shell, pero La Vigilante del Futuro devuelve en gloria y majestad el género del cyberpunk al escenario, y comienza a plantear quizás el inicio de una nueva saga de películas de la franquicia, o incluso podría invitar a, por fin, atreverse a adaptar obras como Akira (1988), que hace años se viene hablando de una posible versión live-action, y así sumarse a Alita: Battle Angel, adaptación de Gunnm (1990), que verá la luz el próximo año.
Sea como sea, está claro que es el comienzo de algo nuevo, y todo indica que se vienen tiempos buenos.
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