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Cuando a finales del año pasado salió el trailer para «¡Huye!», no tenía idea sobre qué pensar. Parecía una montaña rusa de lo bizarro; un thriller psicológico con una clara crítica hacia las polémicas raciales de hoy en día, pero con un tono algo satírico y caricaturesco, y todo de la mente de…¿Jordan Peele? («Keanu»; «Cigueñas») ¿Cómo es que uno de los comediantes actualmente más famosos de Estados Unidos (de referencia, vean el comiquísimo show «Key & Peele») escribió y dirigió todo esto? Pues si bien no tengo la menor idea; lo que sí sé después de haber visto esta película, es que este artista no es nada menos que un genial visionario.
Sinopsis: Cuando un joven afroamericano visita a la familia de su novia, se enreda en una razón aún más siniestra y real que la misma invitación. Ahora que Chris (Daniel Kaluuya) y su novia, Rose (Allison Williams), han alcanzado la etapa de “conocer a los padres”, ella lo invita a pasar un fin de semana al norte del estado, con Missy (Catherine Keener) y Dean (Bradley Whitford). Al principio, Chris interpreta el extraño comportamiento de la familia como una forma de lidiar con la relación interracial de su hija, pero conforme el fin de semana avanza, una serie de descubrimientos cada vez más inquietantes lo llevan a una verdad que nunca podría haber imaginado.
Si tuviera una palabra para definir esta película, sería «incómoda», pero lo digo en el mejor sentido del término cuando este se aplica a una película de terror. Desde el momento en que nuestro protagonista conoce a los padres de su pareja, hay una tensión incesante en el ambiente que realmente no lo deja a uno tranquilo; y esto es porque la película deja de lado las sutilezas y prefiere parecer sospechosa desde un principio. Quiere que nos pongamos en los zapatos de Chris, y que sintamos no tan solo su incomodidad y sus miedos, sino que también quiere darnos motivos para hacerlo desde el primer instante en que entablan una conversación.
Si bien hay un cliché imperante en todas las películas de terror que también se repite en esta, que es el que a pesar de las situaciones sumamente extrañas que están ocurriendo, el protagonista sigue donde está en vez de largarse; la verdad es que no hay manera en lo absoluto de predecir qué dirección va a tomar la historia. Y a medida que esta progresa, cada vez se vuelve más bizarra y demente, sin dejar de entretener y mantenernos atentos a lo que va a ocurrir; y eso es algo sumamente difícil de lograr, en especial para este género.
Asimismo, Jordan Peele demuestra que tiene un gran talento para incluir buen humor dentro de una historia sumamente surreal, ya que lo usa no tan solo como una herramienta para aliviar al espectador un poco de las tensiones de la narrativa, sino que también lo usa para incluir inteligentemente varias críticas sociales que, en vez de golpearte en la cara de manera sermoneadora, se van desenvolviendo con gracia y propósito a pesar de ser expresadas de manera sumamente extremista, lo cual no es nuevo para una película que en esencia, es una sátira.
La relevancia de esto está en que se nos presentan conflictos de hoy en día donde el racismo tiene una prominencia en varias aristas, pero asimismo en una angulo inverso al que nos ha mostrado la historia universal. Se ha pasado de un culto racial en donde la raza caucásica ha pasado de odiar a la afroamericana a alabarla hasta el punto de querer ser parte de ella; un mundo en donde los afroamericanos sienten una discriminación latente más fuerte que la que realmente hay; y asimismo, una realidad donde la discriminación de razas de hoy en día se disfraza dentro de lo que socialmente denominamos como lo «políticamente correcto», irónicamente defendido por los liberales de izquierda, y por ende logra pasar de manera desapercibida entre las personas, sin ser menos dañina que la que se vivía cientos de años atrás. Y tal como los géneros que aborda la película, Peele logra ver que hay tanto un lado cómico sobre el nivel de idiotez que hay en esta realidad, como hay una terrorífica y trastornada visión que impera en la sociedad de manera normalizada. Eso es brillantez traducida a un guión.
Pero obviamente, si bien tener una buena historia y un bien guión son solo la mitad de una buena producción, la otra mitad recae en los actores involucrados; y la verdad es que todos aquí hacen un increíble trabajo. Daniel Kaluuya («Sicario»; «Black Panther») hace un increíble trabajo como nuestro protagonista, logrando expresar el raciocinio y la emotividad propia de un ser humano común y corriente, dentro de situaciones donde la gente parece vivir en una realidad completamente distorcionada, y es eso lo que nos permite conectar con él de manera tan profunda; sin mencionar las emociones que convee en sus expresiones (la escena del hipnotismo es simplemente memorable gracias a su actuación).
Por el otro lado, Allison Williams (la serie «Girls») hace un muy buen rol como la novia del protagonista, siendo la única que lo defiende ante el antagonismo de las situaciones donde este se ve involucrado, pero que asimismo demuestra una cierta ceguera frente a los aspectos más extraños de todo lo que ocurre. Y el increíble comediante Lil Rel Howery, en su primer rol cinematográfico, nos hace reventar de la risa en cada escena que aparece, y se roba la película con los mejores dotes de humor por lejos.
En una pieza aparte, hay que mencionar el notable trabajo de los padres de la novia del protagonista, interpretados por Bradley Whitford («La Cabaña del Terror»; «El Sueño de Walt») y Catherine Keener («¿Quieres Ser John Malkovich?»; «Virgen A Los 40»); quienes entregan interpretaciones sumamente inquietantes, hasta el punto de que nunca estamos realmente al tanto de sus verdaderas intenciones. Por un lado tenemos al padre que más allá de ser irritante con chistes pasados de moda e intentos fallidos de estar en la onda actual, agrega comentarios particulares que lo ponen a uno a la defensiva del mismo modo que al protagonista; mientras que la madre, más callada, se demuestra más calculadora a través de sus acciones, al igual que en cada momento que se entabla una conversación con ella. Ellos, en conjunto con los otros miembros del reparto que pasan a un plano de terceros, hacen que la tensión y el humor negro y bizarro sea constante e interesante a lo largo de la película.
Me atrevería a decir que la única falla que podría ver con la película, es que su mezcla de géneros involucra un humor satírico que se mezcla con un horror que no va a ser necesariamente del gusto de todos; ya que se entiende que en una comedia de horror, el tono tiende a ser más caricaturesco a veces, en vez de mantener el tono más «bajado a tierra» de las películas de terror convencionales, y eso puede disgustar a algunos que no conecten muy bien con este tipo de historias. Más allá de eso, no tendría más que decir.
Para resumir, «¡Huye!» es una muy grata sorpresa dentro del mundo del terror, ya que sorprende no tan solo frente al inesperado talento de su humorístico director (de quien esta resulta ser su opera prima, he de agregar), sino por el hecho de ser una película que cumple con lo que se propone al 100%, a pesar de que sus objetivos sean sumamente ambiciosos; desde lo que es mantener un balance adecuado de géneros entre el horror y la comedia, sin perder el hilo conector de la historia que es de suspenso y terror en esencia, hasta lo que es entregar varias críticas sociales sin resultar ser sermoneadora, y asimismo abordarlas desde tanto sus aspectos cómicos como terroríficos. Si bien una película que probablemente no sea para todos; es indudablemente una que aplaudo por ser tan inteligente e innovadora dentro de un género y una industria que constantemente se reciclan sin decir nada nuevo. Definitivamente vayan a verla al cine para un viaje tenso y escalofriante por lo cómicamente bizarro.
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