[Reseña] «Juventud»: La esencia que nunca muere

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En este momento me encuentro frente a mi computador y con un montón de ideas que quiero expresar respecto a la película que acabo de ver. Sí bien, las películas son en sí experiencias en forma de historias maravillosas que nos llevan a otros mundos increíbles, también nos hacen ver lo cotidiano desde otra perspectiva (sea más triste o alegre)

A veces hay películas que caen en una calidad profunda y catártica del propio término de «experiencia», las cuales pueden hacer, tanto una conexión instantánea con uno, o extrañarte y hacerte alejarte de forma instantánea…me alegro de poder decir que he caído esta vez dentro de la primera categoría.

«Juventud» (Youth) es la nueva película del director italiano Paolo Sorrentino (ganador del bien merecido Oscar a Mejor Película Extranjera en 2014 por «La Grande Bellezza»), quien consrtuye una experiencia visual y sonora respecto al espíritu de la juventud y la vida a través de la historia de un par de viejos amigos; ambos artistas que ya han dejado sus mejores días atrás.

Sinopsis: Fred (Michael Caine), un renombrado compositor y director de orquesta ya retirado, y Mick (Harvey Keitel), un veterano director de cine que está ya en las vísperas de terminar el guión de la que él considera que será su última gran película. Los dos comparten unas vacaciones en un hotel de lujo en los Alpes Suizos, en donde en compañía de varios personajes extravagantes y excéntricos, experimentarán un viaje de introspección sobre sus vidas; el espíritu del vivir, la inmortalidad del recuerdo, la inmutable esencia de la inspiración, y las diversas perspectivas del futuro.

Como pudieron haber asumido, claramente la trama no es lo que destaca de la película, sino más bien la promesa de su propósito; este viaje introspectivo respecto a un tema que a todos nos concierne en varios puntos de nuestras vidas, seamos jóvenes, adultos o viejos; y la verdad es que la increíble visión de Sorrentino, en compañía de unas grandes actuaciones por parte de sus veteranos actores en los roles protagónicos, son la prueba innegable de que a veces un título tan pretencioso como lo puede ser «Juventud», puede estar bien atribuido si es que los artistas detrás del proyecto buscan entregar algo de peso de manera efectiva, en vez de caer en el innegable error de entregar una idea basada en un concepto de mero estilo por sobre sustancia.

Sorrentino siempre ha sido un director con un muy buen manejo de los recursos visuales; al lograr contar sus historias con los elementos que encuadra, o también plantando ideas y conceptos abstractos en su definición (la misma juventud, el pasado o inclusive la inspiración); hasta el punto de que es innegable ese sentido de conexión casi extraña con lo que vemos, ya que si bien pueden ser elementos que no tengan una conexión directa con nosotros, nos logramos percatar del sentido que les hacen a los personajes,  y con ello, no llegamos tan solo a comprender a quienes seguimos en esta experiencia, sino que también llegamos a sentir lo que es en esencia ese nexo emocional frente a lo que vemos (una melodía, un ambiente iluminado en silencio, una mujer bailando en cámara lenta, etc.). Y eso, es una meta muy difícil de lograr para las películas que tienen estos propósitos.

Todos los escenarios son hermosos, tanto la campiña de los Alpes en plena luz del día con el resplandor del sol, como el hotel y sus alrededores en medio de la noche con la iluminación exacta, hasta el punto de que las luces sean un espectáculo para admirar las cosas más simples. Lo visual por sí solo cautiva, y para quienes vivimos de gozar con buen el cine, algo así se aprecia muchísimo.

Por el otro lado, como había mencionado anteriormente, el reparto está sumamente bien empleado a lo largo de la película; principalmente por el hecho de que logran actuaciones increíbles pero que son moderadas , bastante sutiles, hasta el punto de que los propios personajes se sienten creíbles, en vez de los prototipos comunes de los típicos dramas y comedias.

Michael Caine (Alfred en la trilogía del «Caballero de la Noche» de Christopher Nolan), junto a Harvey Keitel (Mr.White en «Perros de la Calle»), traen a la vida a un par de artistas que han estado primordialmente enamorados de su arte durante toda su vida. Pero al mismo tiempo su amistad se destaca, ya que ambos son polos muy opuestos en cuanto a sus prioridades, en donde uno es más emocionalmente retraído a causa de su inhabilidad (y falta de disposición), de tener una comprensión profunda de las relaciones y emociones humanas.

Mientras que el otro ha mantenido un amor por su trabajo en cuanto a su conexión constante con sus propios sentimientos frente a las cartas que le ha jugado la vida. Es por esto que sus diálogos resultan tan atractivos y veraces, sin la necesidad de ser exageradamente complicados o caer en carácter de sermones. Son discusiones que de una u otra manera llegaremos a tener en algún punto, con todos esos detalles insignificantes que para nosotros van a significar todo, ya que al fin y al cabo, al ser nuestra conversación, lo que nosotros sepamos es todo lo que importa.

Asimismo, la banda sonora es sumamente cautivante. Más allá de tener una vibra clásica que ya es prácticamente común en las películas de este estilo, tiene su propia esencia que se ve marcada por la misma temática de la película. El propio Fred dice en un momento que la música es todo lo que él comprende, ya que para entenderla no necesitas ni palabras ni experiencia; la música simplemente es. Esta idea tiene mucha relevancia en la música dentro de la película; hay un manejo simple de las melodías y sinfonías, que al mismo tiempo no dejan de contar mucho con dar poco: historias, recuerdos, sentimientos. Para probar bien mi punto, les recomiendo que pongan mucha atención a lo que son las «Canciones Simples» (Simple Songs) de Fred; una de las mejores metáforas sobre la vida que van a encontrar, escondida detrás de la simpleza de sus detalles, y la belleza de sus tiempos.

Obviamente, si todas las cosas de las que has leído hasta este punto no resultan ser algo de tu interés (agradezco sin embargo que te tomaras el tiempo de leerlas), entonces esta película no es la indicada para ti, lo cual no tiene nada de malo; tal como no hay mal en saber que existen películas así con la capacidad de evocar tales cosas.

Para resumir, «Juventud» es una de esas películas con las que uno rara vez se encuentra, sea por anticipación o una mera casualidad de la vida; pero sea cual sea el motivo, no hay que dejar de verla. Una película para aquellos que buscan una experiencia emotiva por sobre una historia; para quienes lean las imágenes sin necesidad de escuchar; quienes capten una idea detrás del sonido, y quienes vean una historia detrás del movimiento del cuerpo. Tal vez no algo para todos, pero definitivamente para quienes les guste un buen recordatorio de por qué el cine nos resulta algo tan vital a algunos, en cuanto a lo que es capaz de suscitar.

Por último, con una opinión muy personal, les sugiero que de ir acompañados, vayan con alguien que realmente los inspire, sea de la manera en que sea; ya que en esa persona, es posible que vean el reflejo del nexo que los protagonistas recuerdan y mantienen vivo de manera tan constante, a pesar de que cuestionen si siquiera sigue vivo. Al final de todo, la juventud es una esencia que nunca muere, sea en lo físico o en espíritu; goza de una vida eterna que yace en nuestra memoria, inspiración, emociones, y en lo que nos impulsa en la vida.

¿Ya la vieron? ¿Qué les pareció? ¡Quedo atento a sus comentarios!

PD: Les dejo la sugerencia urgente de que vayan a verla apenas puedan y que ojalá puedan tener la suerte de tener cercano alguno de los pocos cines que se dispusieron para exhibirla desde que la estrenaron el jueves pasado.

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