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El género del terror es uno bastante difícil de abordar cuando se trata de cine; más que nada porque (y esto es en lo personal), creo que es el género que más apuestas debe tomar para satisfacer a su audiencia con lo que promete –crear la emoción genuina de asustar de manera efectiva-, y hoy en día está en una gran decadencia, ya que la industria del cine lo ve más como una forma barata de ganar dinero, más que tomarse el tiempo de evaluar el producto que da a las masas, y es por eso que encontrar buenas de películas de terror en el cine en el presente, es algo que muy pocas veces se ve. Luego aparecen películas como “La Bruja”, y nos damos cuenta de que a veces podemos sorprendernos con los nuevos giros que los géneros toman. Sin embargo, ¿Es este nuevo giro uno bueno? Vamos a ver.
Sinopsis: Nueva Inglaterra, 1630, William y Katherine llevan una vida cristiana devota, pero serán desgarrado por las fuerzas de la brujería, la magia negro y posesión al desaparecer su hijo recién nacido.
“La Bruja” cuenta la historia de una familia puritana de Nueva Inglaterra, que es exiliada de su plantación colonial y se marcha para formar su propia granja a las orillas de un enorme bosque. Una vez asentados, se encuentran con fuerzas malignas en el bosque, la cual progresivamente los atormenta y los lleva lentamente hacia la locura y la paranoia.
La ópera prima del director Robert Eggers fue un éxito tras su estreno en el Festival de Sundance el año pasado, y recibió aclamación crítica una vez que fue estrenada comercialmente a comienzos del 2016. Por el otro lado, la recepción de la audiencia fue polarizada, teniendo a una parte aclamándola como un nuevo hito en el cine de terror, y otra señalándola como una película aburrida y pretenciosa. ¿En qué lado del espectro me posiciono yo?, la verdad es que rescato cosas de ambas perspectivas.
Para empezar, encuentro que es una película espectacularmente ambientada, y para una película de terror, eso es mucho que decir. La cinematografía por sí misma crea un ambiente sumamente tenso y lúgubre, con sus tonos grises y paisajes muertos que sugieren una presencia maligna y malos presagios para nuestros protagonistas, sin la necesidad de mostrar entidades o monstruos; cuando una película te atrapa por como se ve, siempre es algo digno de destacar.
Asimismo, las actuaciones en conjunto con el guion están sumamente bien logrados. Eggers, aparte de dirigir, se encargó de escribir su película a partir de diarios antiguos escritos por colonos de la época, retratando no tan solo su manera de hablar, sino también personalidades llenas de sospecha y paranoia, fe ciega en lo divino y en lo demoníaco, y un miedo constante a lo diabólico. Pero un guion es tan bueno como lo son sus artistas, y en este caso, los actores se lucen para traer a las palabras de Eggers a la vida. Si bien los patriarcas de esta familia tienen una presencia notable (en especial el padre, interpretado por Ralph Ineson), los que destacan por lejos son los hijos protagónicos de la película, Thomasin (Anna-Taylor John) y Caleb (Harvey Scrimshaw); quienes tienen unos momentos perturbantemente inolvidables e increíblemente actuados para la edad que tienen, en especial el niño, que tiene una escena que prácticamente se roba la película.
Ahora, ¿Qué es lo que rescato de la gente que no disfrutó de la película?; más que nada el hecho de que objetivamente, no es una película para todos, o por lo menos, no para la gente que espera una película tradicional de terror (no confundir “tradicional” con la película de terror que es “típicamente mala”, sino que sigue la línea común del género). Yo disfruté de la película y me encontré constantemente tenso y maravillado por todos los logros técnicos y de dirección; pero al momento de evaluar si quedé asustado, la verdad es que no fue así; pero al mismo tiempo me pregunté si eso perjudicaba a la película, y llegué a la conclusión de que tampoco era el caso.
Eggers intenta hacer algo mucho más interesante que contar una historia de terror; nos intenta contar una historia de terror de acuerdo a la época que retrata, al llenar su narrativa con la visión temerosa y paranoica que plagaba a los colonos de la época (es cosa de ver cuántas mujeres murieron quemadas injustamente bajo sospecha de ser brujas en esos años), e intentar hacernos ver y sentir ese mismo miedo. Esto no es solo algo sumamente ingenioso, sino también algo sumamente valioso, ya que intenta hacernos ver el terror desde un ángulo distinto, y en este caso, es un ángulo antiguo que en algún momento fue tradicional para la audiencia general, muchos años atrás.
Para resumir, “La Bruja” es una nueva entrada en el género de terror que resulta ser ingeniosa, fresca y efectiva para lo que propone. Logra crear una atmósfera tensa y lúgubre, que se ve acompañada por momentos plagados de terror y pesar por parte de una familia que se ve obligada a enfrentarse a los demonios de su fe. Tal vez no una película para todos, pero es de seguro una película que disfrutará toda persona que vaya a verla con la disposición de ver algo nuevo y que entienda que no va a lidiar con el terror que ya conocemos, sino con el terror folklórico de nuestro pasado.
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