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Las negociaciones entre un sindicato de trabajadores y la empresa puede volverse algo personal, en especial cuando hay dinero de por medio y familias que mantener. Esta propuesta del director francés Stéphane Brizé nos hace participes de una lucha muchas veces mal vista, pero que siempre es necesaria.
Sinopsis: «La Guerra Silenciosa» gira entorno a los trabajadores de una empresa Alemana en territorio francés, que tras un acuerdo pactado hace años, donde se debía dinero por horas trabajadas, la empresa decide cerrar las puertas, dejando no solo a los trabajadores en la calle, sino que también debiendoles una gran suma de dinero por los años de servicio.
Con cámara en mano, la historia nos muestra a los trabajadores durante todo el proceso de negociación. Desde las reuniones con la directiva de la empresa, las discusiones entre los miembros del sindicato y la lucha en las calles por parte de los miles de trabajadores que exigen la apertura de la fabrica, la restitución de sus empleos y el pago de las horas adeudadas.
Esta propuesta es muy diferente a todo lo que hayas visto antes. No estamos frente a una película que ahonda en la vida de sus protagonistas. Tampoco es un documental o un docureality acerca de los trabajadores de una empresa real. Esto es ficción. Una historia colectiva centrada en la causa de lucha. Como si estuviéramos viendo las noticias, pero sin el conductor relatando los hechos.
El cine social de este director tiene esa gracia. Nos involucra en una causa donde lo que importa son los hechos: el tema central. Aquí no vemos el drama detrás de las miles de familias afectadas. Las deudas que pagar. El plato de comida vacío que implica esta situación. Aquí solo tenemos la causa, presentando al culpable y a la victima en cuestión.
Aquí el peso recae sobre el actor Vincent Lindon (Rodin), quien es el único actor en escena encargado de llevar la historia, casi como mediador entre todos los participantes. La voz que debe ser escuchada para darle coherencia a la lucha de los trabajadores.
Sí gustan del cine como un escape a la realidad para olvidarse de todo a su alrededor mientras se llenan con un paquete de cabritas, esta definitivamente no es la película que buscan. Porque aquí el cuestionamiento es la clave. Nos convertimos en jueces de una causa universal: las buenas practicas por parte de las empresas para con sus trabajadores.
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