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El cine surcoreano no ha parado de dejar su marca en los últimos años, destacando por sus variaciones extremas y altamente estilizadas al género de los thrillers de acción. El relativamente nuevo Jung Byung-gil («Confesiones de un Asesino») vuelve como director a la pantalla grande con «La Villana«, una película con un estilo tan distintivo y un nivel de locura tan adrenalínico, que ciertamente no hay que pasarla por alto.
Sinopsis: Desde la infancia, Sook-Hee ha sido entrenada para convertirse en una asesina sin piedad. Cuando Madame Kwon, la jefa del servicio de información de Corea del Sur, la recluta como agente durmiente, le ofrece una segunda oportunidad. Su nueva identidad es Chae Yeon-Soo, una actriz de teatro de 27 años. Con la promesa de una libertad completa a cambio de servir a su país durante diez años, Sook-Hee emprende una nueva vida. Para esta mujer que ha vivido como asesina, llevar una existencia normal no resulta una tarea sencilla. Pero cuando dos hombres entran en su vida, los secretos de su pasado serán revelados.
De frente puedo decir que desde «Mad Max: Fury Road» que no había visto una película tan frenéticamente constante y activa, que te mantiene desde el principio constantemente alerta y con la adrenalina fluyendo sin parar, a excepción de unos breves momentos que permiten la explicación de la historia; todo rebozando con un estilo sumamente propio y atractivo, que le da a la película una identidad propia. Para un género tan explotado y usualmente convencional como lo es el cine de acción, estas características son sumamente notables y esenciales para que una cinta de este tipo funcione y sobresalga.
La dirección de Jung Byung-gil en conjunto con la cinematografía de Park Jung-hun es algo digno de admirar en «La Villana», dado que se siente un conjunto tan fresco e innovador, que resulta difícil despegarse de la pantalla. Desde que la película comienza, nos ponen en una toma continua en primera persona, que sigue un tiroteo al estilo de «Hardcore: Misión Extrema», pero que, a diferencia de su referente, se encarga de incorporar elementos nuevos que varíen el estilo y el seguimiento del personaje a lo largo de la escena, de manera que nunca se vuelve repetitivo o tedioso. Este es solo un ejemplo de todas las increíbles secuencias de acción que la cinta aporta, incluyendo una persecución en motos mientras los conductores combaten con katanas en plena autopista, y otra increíble persecución final sobre la cual prefiero no entrar en detalles.
Asimismo, hay un carisma muy particular respecto de la trama, ya que, si bien la historia es completamente ultra violenta, no evita entrar a momentos en tropias típicas de las telenovelas surcoreanas, con sus tonos sumamente cursis y románticos, que de hecho juegan a favor de la cinta, en el sentido de que toda la acción y la trama de espionaje juega de una forma tan alocada, que es imposible que un cambio tonal así de brusco no se sienta correspondido entre tanta locura. Es una especie de fusión entre «Kill Bill» y «John Wick» con un toque de locura de oriente.
El reparto, asimismo, está muy bien logrado, aunque la verdad es que, para una película llamada «La Villana», resulta obvio que todo el peso actoral recae en el talento del personaje titular, y Kim Ok-bin como la protagónica Sook-hee, se luce de principio a fin. En estos últimos años, el rol de la mujer en el género de acción se ido cimentando cada vez más y más, dándoles más protagonismo y la oportunidad de demostrar que no funcionan solo como personajes secundarios (tema que ya traté tiempo atrás a la hora de alabar a Charlize Theron como la nueva heroína de acción por excelencia), y en este caso, podemos ver otra de las múltiples maneras en que dicho argumento sigue validándose. Sook-hee es un tremendo personaje, gracias tanto a la bizarrísima historia que la precede, y al tremendo talento de la artista que la interpreta.
Si tuviese que mencionar algunos reparos, más que nada me enfocaría en que la historia, si bien es entretenida, a veces va más rápido de lo que debería, siendo que tiene una cantidad innumerable de giros, y va constantemente alternando la línea del tiempo entre pasado y futuro, por lo que a veces puede resultar algo mareador unir los puntos de lo que está ocurriendo; pero realmente es algo mínimo que no afecta a la película en sí como lo que apunta a ser: una cinta de acción de alto estilo y producción.
Para resumir, «La Villana» es una película sumamente entretenida y viva, llena de acción espectacular e increíbles secuencias que realmente demuestran el potencial del cine surcoreano. Si bien, a veces su historia puede enredarse, no deja de ser una cinta digna de vivir en la pantalla grande y un muy buen punto de partida para quienes aún no se aproximan al cine de oriente.
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