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Toy Story es un hito en la animación. Siendo el primer largometraje de Pixar, marcó un antes y un después en las posibilidades ofrecidas por la computación a las cintas animadas, pero también conquistó al público, convirtiéndose en uno de los grupos de personajes más icónicos de Disney. Es así como pudimos continuar viéndolos por años y años en distintas versiones y formatos, y como hoy llega a nosotros “Lightyear”: el Spin-Off que nos adentra en la historia del Guardián Espacial.
Sinopsis: Una aventura llena de diversión que cuenta la historia del origen de Buzz Lightyear (voz en inglés de Chris Evans), el héroe que inspiró el juguete. LIGHTYEAR presenta al legendario Guardián Espacial en una aventura intergaláctica luego de un incidente en el que queda abandonado en un planeta hostil a 4.2 millones de años luz de la Tierra junto a su comandante y tripulación. Buzz, intenta encontrar el camino de regreso a casa a través del espacio y el tiempo. A él se une un grupo de ambiciosos reclutas y su encantador gato robot, Sox. La misión se ve amenazada con la llegada de Zurg y su ejército de robots despiadados.
Con todo este background, algo difícil de hacer es acercarse al cine viendo los grandes anuncios de “Lightyear” teniendo en mente es que no vamos a ver la película «del juguete»: esta no es una nueva Toy Story, esta es la cinta sobre lo que hay detrás, sobre la idea inspiradora que nos hace tener razones para admirar al héroe de Andy, y no al compañero de Woody.
Y frente a esto ¿Qué más podríamos ver de este personaje? ¿Cómo podría esta nueva imagen, tan realista y diferente, mejorar a su «predecesor»? Estas preguntas me marcaron tanto que incluso me mantuvieron alejadas de imágenes y adelantos, haciéndome dudar de años y años de éxitos cosechados por Pixar. Pero qué bueno que me equivoqué: “Lightyear” necesitó treinta segundos para convencerme y me deleitó durante 105 minutos, en los que consiguió enamorarme.
La cinta tiene una doble línea muy marcada que la hace increíblemente notable: Cuentan una historia con mucho amor para todos quienes crecieron amando Toy Story: con gran cariño al personaje de Buzz y una atención al detalle propia de quien dio vida al personaje. Al mismo tiempo, narra una nueva aventura que introduce a los más pequeños de un modo muy amable pero para nada superficial en la ciencia ficción, lleno de referencias a cintas icónicas del género.
Volviendo a la idea de que no estamos viendo exactamente al mismo Buzz de Toy Story, el director aprovechó muy bien esa oportunidad y exploró la humanidad del protagonista de una forma que antes no habíamos tenido la oportunidad de ver. Dentro de esto, algo que me conquistó es la vulnerabilidad del personaje, que sigue siendo ese héroe invencible e ideal que cumple con su meta a cualquier precio, pero que al mismo tiempo atraviesa emociones, debe realizar sacrificios y vivir pérdidas buscando alcanzar ese éxito, cumplir con la misión. El personaje tiene problemas confiando en otros, lucha por demostrar al resto y a sí mismo sus capacidades y su valía, y gracias a eso es capaz de cuestionarse si la importancia radica realmente en ese objetivo o quizás debemos detenernos a pensar en el valor del camino que atravesamos para llegar a él y de quienes encontramos en el medio.
Además de todo esto, la aventura es tremendamente atractiva, tanto visual como narrativamente, igualmente entretenida de principio a fin. Todos los elementos que creemos conocer en torno a Buzz Lightyear son retomados de formas que nos emocionan y sorprenden, sin olvidar la cuota de nostalgia que merece un personaje con el que hemos vivido por más de veinte años. Los personajes secundarios son llamativos y en su mayoría diferentes a lo que habíamos visto recientemente, aunque sin lugar a dudas Sox, el acompañante felino robótico de Buzz, se roba todos los aplausos.
“Lightyear” llega para demostrar que no siempre es necesario tener una historia nueva desde el inicio, mientras tengas una que valga la pena contar.
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