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No es novedad que Hollywood se sume a las tendencias actuales a la hora de hacer películas, más recientemente apelando a las diversas formas de inclusión cinematográfica en términos de sexualidad y género. Es este último aspecto que ha dado pie a cintas que han resultado fracasos críticos, tal como lo fue el remake de «Cazafantasmas» en 2016 y el spin-off de «La Gran Estafa», «Ocean’s 8: Las Estafadoras», en 2018, y ahora, nos enfrentamos al más reciente remake con spin de género, «Maestras del Engaño» («The Hustle»), la cual por desgracia, continúa con la tendencia de entregar un producto que no se justifica más allá de querer aportar a una tendencia.
Sinopsis: Josephine Chesterfield (Hathaway) es una glamorosa y seductora británica dueña de una enorme mansión situada en la ciudad de Beaumont-sur-Mer en la costa del sur de Francia, y con una vocación por defraudar a incautos hombres millonarios provenientes de todos los rincones del mundo. En su meticulosamente ordenado y adinerado mundo irrumpe Penny Rust (Wilson), una australiana desordenada y amante de la diversión, totalmente opuesta a su calculadora y estructurada mente. Mientras Penny acumula dinero en efectivo haciendo estafas menores en bares de barrio, Josephine llena su caja fuerte de enormes diamantes después de cautivar a su presa en ostentosos casinos. Ambas ponen sus habilidades en juego cuando apuestan que la mejor estafadora será quien logre timar primero a un ingenuo magnate tecnológico (Alex Sharp).
De primera mano, hay que destacar que ciertamente, los dos aciertos más grandes que tiene la película son la interpretación de Anne Hathaway («Los Miserables») y la producción, ambientación y cinematografía que da vida a la ciudad de Beaumont-sur-Mer, la cual es radiante, extravagante y sumamente sofisticada, al igual que el personaje de Hathaway, quien pareciera que usa el lugar como su propio patio de juegos.
Conociendo el trabajo previo de Rebel Wilson (la saga «Pitch Perfect»), uno creería que una colaboración protagónica entre ella y Anne Hathaway, como un par de estafadoras con estilos de vida muy opuestos, sería una unión caída del cielo, pero la verdad es que dista mucho de serlo.
La razón principal de esto, es que, si bien esta es una comedia satírica -que por ende es exagerada-, Wilson se limita a ser el mismo personaje poco ortodoxo, grosero y compulsivo que ha interpretado en básicamente todas sus películas, por lo que el chiste se vuelve viejo rápido (sin mencionar el trabajo físico que claramente ridiculiza su peso, que me parece algo burdo e irónico para una película que capitaliza en la «progresividad» de la inclusión del rol femenino), mientras que Hathaway, demuestra con un rango muy amplio las formas diferentes en las que puede exagerar a su personaje, y es por lo mismo que ella sin dudas se roba la pantalla en cada escena que tiene, por mera sofisticación, encanto y versatilidad, al ser un personaje en el cual ella no se ha visto antes.
Por el otro lado, la falta más grave de esta película, es que es un remake (y el segundo que se ha hecho, más encima) que claramente no se justifica, ya que no pone nada nuevo en la mesa, más allá del cambio de género de los protagonistas, y a cambio de eso, trabaja con una historia que no fluye con gracia -en cambio parece una secuencia de viñetas de humor- sino que parece simplemente ser, y termina de manera tan repentina como empieza. No hay un sentido real de apuestas, ni riesgos, ni tensión cómica, sino que simplemente es, lo cual dista mucho de la fórmula narrativa y la química de los protagonistas de las cintas anteriores, que eran «Dos Seductores» (1964), con el gran Marlon Brando y David Niven, y la más reconocida (y siempre chistosa), «Dos Pícaros Sin Vergüenza» (1988), con Michael Caine (la saga de «El Caballero de la Noche») y Steve Martin («Más Barato Por Docena»).
Para ser breve y resumido, «Maestras del Engaño» es una comedia cuya mayor maestría es destacar como lo más light de todo lo light. Una cinta que reutiliza una historia al pie de la letra, con un menor flujo narrativo que más que narrar una trama, pareciera mostrar una serie de viñetas cómicas, de las cuales la mayoría no funcionan (a pesar de que las que sí lo hacen, son bastante chistosas). No es insultante ni degradante, ni mucho menos de lo peor del año, pero ciertamente es una experiencia en el cine que es mejor ir a ver sin expectativas y con la intención de encontrarse con el típico contenido comercial de siempre.
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