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No sé ustedes, pero en lo personal soy un fiel espectador de las películas a cargo de la dupla del director Peter Berg con el actor Mark Wahlberg («El Sobreviviente»; «Horizonte Profundo» y «Día del Atentado»). Principalmente por el hecho de que Berg siempre me ha parecido que es la versión más restringida de Michael Bay, al intentar efectivamente tener personajes desarrollados y una historia competente en conjunto con buena acción, en vez de creer que explotar cosas por más de dos horas es un buen reemplazo de los mismos factores. Es por esto que cuando se anunció «Milla 22: El Escape» («Mile 22»), no podía evitar estar ansioso por su estreno en la pantalla grande; y ahora, tras haberla visto, no puedo evitar preguntarme: ¿Qué fue eso, Berg?
Sinopsis: James Silva (Mark Wahlberg) es un experimentado agente de la CIA en un país sospechado de actividad nuclear ilegal. Cuando el funcionario local Li Noor (Iko Uwais) llega a la embajada de los EE. UU buscando intercambiar información sobre material radioactivo robado a cambio de un pase seguro a los EE. UU, SILVA tiene la tarea de transportarlo desde el centro de una ciudad al borde del colapso a una pista de aterrizaje a 22 millas de distancia. Con enemigos cercándolos por todos los lados, Silva recurre al arma más sofisticada de la CIA: Ground Branch, una táctica remota de alto secreto que está bajo el mando de Bishop (John Malkovich). Pero sin que la CIA lo sepa, no son el único poder internacional siguiendo los movimientos de Li y una simple misión de traslado rápidamente se convierte en un juego de persecución alta tecnología con consecuencias globales.
Mi gran problema con «Milla 22…» no es que la encuentre mala, sino que me resultó decepcionante, ya que después de tres películas intrigantes y bien hechas (de la dupla Berg-Wahlberg), es en esta cuarta instancia que el cineasta se ha vuelto justamente el director que yo siempre admiré que no era.
En una hora y media, la historia se pierde en pos de secuencias de acción sumamente repetitivas, en donde si no están reventando cosas en tremendas explosiones, entonces vemos peleas mano a mano con edición rápida y de cámara tiritona (shaky cam) o tomas de drones desde el cielo. Todo esto mientras la trama se reduce a «hay que llevar a este personaje de un punto A a un punto B», y eso es básicamente todo lo que la cinta tiene que ofrecer.
Por lejos la decisión más acertada fue tener al indonesio Iko Uwais (de las increíbles películas de «The Raid») dentro de los roles protagónicos, ya que su energía y maestría de coreografía de artes marciales es a tal nivel, que incluso con la pobre cinematografía y edición, sus escenas de acción no dejan de ser por lejos las más destacables y entretenidas de toda la película.
En cuanto al resto del reparto, los personajes están tan pobremente tratados, que llega a ser una pena el desperdicio de talento que hay en pantalla. Mark Wahlberg («Ted»; «Los Infiltrados») como James Silva, es un personaje por lo general bastante desagradable, sumamente inquieto y volátil, que no evoluciona en toda la película, a pesar de que el guión constantemente se encarga de hacernos saber que esa es la intención. Lauren Cohan («The Walking Dead») muestra todo su talento dramático en un personaje cuyo único enganche con la audiencia es su pobre realidad familiar, a la cual le intentan dar desarrollo a través de su relación protectora con una pequeña niña que se encuentra en mitad del campo de guerra, pero que es sumamente breve y muy inconexo con el tema principal.
Asimismo, John Malkovich («Con Air»; «¿Quieres Ser John Malkovich?») resulta completamente desperdiciado como Bishop, en un rol con tan poca relevancia, al punto en que pudo haber sido interpretado por cualquier otro actor de mismo o menor renombre, y no habría habido diferencia alguna.
En cuanto al guión, el mayor problema es que nunca llega a ser lo que la publicidad nos estaba vendiendo. En ningún momento se siente que la unidad de Silva sea ese último recurso súper secreto del gobierno que usan como última línea de defensa; nunca se siente el peso que supuestamente ha caído en los personajes después de vivir todas las cosas horribles y déspotas que han dicho que vieron antes de y durante la historia ocurrida; y nunca se siente un verdadero sentido de urgencia sobre todo lo que supuestamente está en juego en esta misión de escolta del personaje de Uwais.
Para resumir, «Milla 22: El Escape» es una cinta que si bien es digerible, decepciona por ser un salto hacia atrás para la dupla Berg-Wahlberg después de tres películas sumamente bien hechas. En vez de nivelar una historia que pudo haber sido sumamente explosiva y violenta, pero al mismo tiempo intrigante y con un buen discurso sobre las atrocidades con las que los gobiernos tienen que lidiar por debajo del radar, nos vemos frente a un film que se conforma con ser conciso en secuencias repetitivas de acción, un uso de cámara a pulso libre y con edición errática, y que resulta tan olvidable como cualquiera de las otras películas del género estrenadas este año, que en este momento están intentando recordar que vieron. Una experiencia pasajera frente a la pantalla grande a la que no hay que darle muchas vueltas.
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