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El director japonés Kore-Eda Hirokazu es reconocido por plasmar en su obra de manera cruda, crítica pero al mismo tiempo muy humana algunas de las problemáticas sociales más duras que aquejan a su cultura natal. Esta vez llega con «Monstruo», una película que sorprende, emociona y remece algunas de nuestras fibras más profundas.
Sinopsis: Cuando su joven hijo Minato empieza a comportarse de forma extraña, su madre siente que algo va mal. Al descubrir que el responsable de todo ello es un profesor, irrumpe en la escuela exigiendo saber qué está pasando. Pero a medida que la historia se desarrolla a través de los ojos de la madre, el profesor y el niño, la verdad va saliendo a la luz, poco a poco…
«Monstruo» es totalmente una sorpresa: Una construcción sumamente interesante, principalmente por la forma en que la estructura del guión va haciendo mutar la historia para darle diversas interpretaciones al título y a lo que estamos viendo en pantalla, haciéndonos pasar de un género a otro, de un personaje a otro y de un punto de vista a otro logrando un giro muy bien elaborado y que dota de una gracia única a la historia, que conjuga a la perfección en todo momento, sorprendiendo gratamente al espectador.
La película está protagonizada principalmente por Minato, un niño que se encuentra en una difícil posición en su clase, su madre Saori, quien preocupada por el comportamiento de su hijo comienza un enfrentamiento incesante con el Sr. Hori, el profesor de escuela de Minato y Yori, el compañero de clases y aventuras de Minato.
Sobre la trama en específico, creo que mientras menos se sepa mejor. El desarrollo de la narración va permitiéndonos comprender las distintas dimensiones del significado de su título, haciéndonos testigos de la misma historia pero de varias a la vez, entregando la complejidad de lo que nos perdemos simplemente al no ser omniscientes, centrándose en la noción de que como humanos somos incapaces de entender por completo una situación, y desde esa base, incapaces de juzgarla con completa justicia, hasta llevarnos a un centro totalmente emotivo y conmovedor, en donde quizás la verdad como declaración o hecho concreto no es tan importante como lo que habita tras ella.
Esta construcción despierta un profundo ejercicio de empatía al contrastar nuestras creencias a medida que somos testigos de los distintos puntos de vista de los personajes, y entendemos de forma más global cada uno de los hechos expuestos durante la narración. Sin lugar a dudas la edición de esta cinta es un ejercicio muchas veces puesto en práctica pero pocas veces logrado como se ve en este film, obligando a estar totalmente atentos a cada movimiento en pantalla pues nos hace cuestionar constantemente la idea que formamos sobre lo que estamos siendo testigos. La cinta es algo extensa, pero compensa en su esencia y final con una historia conmovedora, interesante, dinámica y compleja, acompañada de una banda sonora igual de intensa creada por Ryuichi Sakamoto. En cines desde esta semana gracias a Cinetopia Chile.
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