Tiempo estimado de lectura: 4minutos, 10segundos
Cuando vi por primera vez el trailer de «Obsesión» («Serenity»), mi intriga por la película se disparó. Un thriller neo-noir escrito y dirigido por Steven Knight (director y guionista de «Locke», que es considerablemente una de las mejores películas de la última década) protagonizado por los ganadores del Oscar, Matthew McConaughey («Dallas Buyers Club») y Anne Hathaway («Los Miserables»); nada podía salir mal. Por lo que comprenderán mi decepción una vez que rodaron los créditos finales y al momento de salir de la sala de cine, sólo pude expresar con una cara que suscitaba una gran y clara pregunta: ¿Qué es esta película?
Sinopsis: El misterioso pasado de Baker Dill (Matthew McConaughey), un capitán de un barco pesquero que vive en una pequeña isla del Caribe, vuelve para atormentarle, atrapándolo en una nueva realidad que podría no ser lo que parece. Su vida tranquila desaparece cuando aparece su ex mujer Karen (Anne Hathaway) pidiéndole ayuda para ella y su hijo en común, ofreciéndole 10 millones de dólares por asesinar a su abusivo esposo (Jason Clarke).
La mejor forma en la que puedo describir a «Obsesión», es como una película maravillosamente terrible, porque dentro de todo, las decisiones dentro de la producción llegan a ser tan osadamente erradas e increíbles, que el resultado final termina siendo una de esas joyitas «tan malas que son buenas», donde toda persona realmente tiene que ver para creer.
Si bien el trailer promete una premisa concisa con un thriller sumamente Hitchcockiano, la verdad es que la película realmente se enfoca en eso durante la primera mitad de la cinta, hasta que un giro descomunal hace que todo se ponga de cabeza y cambie por completo la percepción que se tiene de la situación central de todo. Ahora, si bien podrán decir que los giros (o «twists» como se conocen en inglés) deberían tener un impacto de esa magnitud, este lo hace pero en la forma equivocada, ya que toma una dirección tan impensable e ilógica, que cuesta creer que una misma persona (y más encima Steven Knight) la confeccionó por su cuenta.
Por el otro lado, no me cuesta creer que para el reparto involucrado debió haber sido un deleite grabar esta película, porque aparte del guión completamente incoherente y la clara oportunidad de vacaciones de lujo pagadas, todos los actores interpretan personajes sumamente caricaturezcos y exagerados, partiendo desde la aparición inicial de McConaughey, que sale desde el interior de un barco pesquero con sus tradicionales gruñidos pseudo-suspirados, al punto en que estaba expectante de que eventualmente se mandara sus icónicos «all right, all right, all right«. Sin dudas, este actor está en su más pura y desenfrenada esencia, de la misma manera que solemos esperar que Nicolas Cage se mande momentos muy suyos, y la cinta «brilla» (claramente no como pretende) por ello.
Al mismo tiempo, Hathaway toma una personalidad de femme fatale sumamente inconsistente y con muy poca personalidad en lo absoluto (que llega a dar más risa aún, una vez que el giro principal se revela), mientras que Jason Clarke («La Noche Más Oscura»), se da el gusto de ser el centro de atención en cada escena con un personaje tan caricaturezcamente déspota, violento e insensible, que da risa de forma descomunal.
Como si fuera poco, el guión también se encuentra repleto de diálogos sumamente cursis, clichés y sobre todo chistosos, que a momentos llegan a apelar a la medalla de oro por lo memorables que llegan a ser, como McConaughey refiriéndose a sí mismo como un prostituto que no puede costear sus anzuelos («a hooker who can’t afford any hooks») o Hathaway constantemente refiriéndose a su déspota esposo como «Papi» («Daddy»).
Y la verdad es que al mismo tiempo llega a dar lástima el desperdicio de la buena cinematografía del británico Jess Hall («Retorno a Brideshead»; «Ghost in the Shell») sobre los entornos de la ficticia «Isla Plymouth», que de hecho es la hermosa Isla Mauricio ubicada en el océano Índico, próxima a Madagascar.
Honestamente, no tengo más palabras que decir al respecto. «Obsesión» es ciertamente una de las películas más desconcertantes que he visto en muchísimo tiempo. Con una historia incongruente que toma un giro completamente volátil, imprevisto e innecesario, y actuaciones exageradas llenas de diálogo sumamente chistoso de manera no intencional, esta cinta probablemente califique como la mejor peor película del año; una de esas tan malas que son buenas, y que sin dudas hay que ver para creer. Ciertamente grata de ver en el cine bajo el contexto adecuado, pero vayan con las expectativas indicadas y les aseguro que no serán defraudados.
Deja una respuesta