Tiempo estimado de lectura: 3minutos, 25segundos
Julia Roberts y Lucas Hedges se unen en pantalla para traernos este intenso drama en torno a una familia que lucha con la adicción de su hijo y las desastrosas consecuencias que ha tenido en sus vidas. Una cinta cargada de emociones en donde queda en evidencia que el amor no siempre basta, pero que hay luchas a las que no se puede renunciar.
Sinopsis: El encantador, pero problemático Ben Burns (Lucas Hedges), ha vuelto a casa para pasar la navidad al lado de su madre Holly Burns (Julia Roberts) quien pretenderá que toda marcha de maravilla, sin embargo, Ben pronto se dará cuenta que su familia se está desplomando, por lo que Holly intentará durante las próximas 24 horas que esto no suceda.
La cinta, dirigida por Peter Hedges, es un intenso tren de emociones compuesto por un guión sencillo, un espacio temporal acotado y actuaciones brillantes, elementos que son más que suficientes para desarrollar una historia sobrecogedora y transportarnos a una dura realidad de la que rara vez tomamos conciencia.
La historia se centra en una familia de buena situación y bien constituida, en donde poco se sabe de cómo llegó Ben al punto crítico en el que se encuentra. Este contexto nos permite aislar la adicción como una enfermedad ante la que cualquiera puede caer, fuera de la vulnerabilidad y tentaciones a las que es frecuentemente asociada y por la cual está llena de prejuicios.
Las actuaciones de los dos protagonistas son el total imán de la película. Julia Roberts es una escala de emociones que se vuelve más intensa a cada segundo que pasa, en donde el amor incondicional de una madre y la cordura luchan por mantenerse en equilibrio y la batalla es cada vez más difícil. Roberts logra ser un canal perfecto para la tensión de la historia, pues su emotividad se acompasa muy bien con el ritmo del guión, llevándonos a un clímax en el que sin darnos cuenta estamos al borde del asiento con un enorme nudo en el estómago. Por su parte Lucas Hedges logra una empatía con el espectador que transforma la experiencia, haciéndonos vivir intensamente su adicción como un demonio que una vez despierta no es capaz de dejar atrás, no importa cuánto lo quiera, en una guerra en donde cada segundo las fuerzas flaquean y las motivaciones parecen no ser suficientes.
Ambos deben afrontar juntos al desastre que inevitablemente ha arrastrado Ben, quien deja una sombra que parecía lejana en las vidas de la familia Burns, pero que con su inesperado regreso ya no es para nada silenciosa; las consecuencias de sus actos comienzan a hacerse notar, y a escapar de su control, afectando a los que lo rodean y comprometiendo el arduo trabajo que le ha tomado intentar dejar todo atrás.
Holly debe enfrentarse de golpe a un oscuro mundo que se suele ignorar, pero que vive oculto a plena vista de todos. Poco a poco se va dando cuenta de la cara tras muchas de las cosas que ella creía conocer o en las que alguna vez confió, lo que dificulta su camino y golpean su tenacidad en la lucha por salvar a su hijo, mientras que Ben poco a poco va entendiendo que quizás la voluntad no siempre es suficiente, y que el camino que tomó dejará huellas para siempre y en todos, alimentando el peso de su tormento.
Una obra en donde Peter Hedges se luce como director, y donde una vez más se nos llama a poner ojos en su hijo Lucas, pues el talento es evidente, además de destacar que pese a que su momento de oro parece haber pasado, tenemos Julia Roberts para rato. Un estreno que merece toda tu atención y la oportunidad del público que los premios le negaron. No olvides que puedes verla en cartelera a partir de esta semana gracias a Diamond Films Chile.
Deja una respuesta