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La verdad es que desde que comencé leyendo a Cecelia Ahern por recomendación de una amiga, siento una especie de debilidad por las novelas (románticas) ambientadas en Irlanda o países similares, por lo que al leer la sinopsis de este libro rápidamente me tenté.
Sinopsis: Imogen necesita alejarse de la persona que ha roto su corazón y de una familia que piensa que no es capaz de cuidarse por sí sola, desea comenzar de cero. El problema es que no sabe cómo hacerlo porque se ha dado cuenta de que en verdad no se conoce a sí misma.
Por ello, su mejor amiga lo organizará todo para llevarla consigo hasta Irlanda, donde le espera su primer puesto de trabajo en una residencia clínica como enfermera y una habitación de alquiler en una preciosa cottage a los pies de los acantilados de Howth, que compartirá con un joven pescador.
Nadie en el pueblo esperaba que Liam regresara después de tanto tiempo, pero él también se sorprende cuando al llegar se encuentra con que su familia ha metido a una inquilina en su casa.
Mientras Imogen irá descubriéndose poco a poco con su “lista de nuevas experiencias”, su misterioso compañero de casa se volcará en ayudarla a conseguir todos sus retos, terminando por poner a prueba los sentimientos de su corazón.
Tres pacientes con mucho que aportar, un club de lectura con algo de magia y una amistad inquebrantable, enseñarán a Imogen que en la vida solo hay que saltar las olas.
“La mejor forma de curar un corazón es rescatar a otro”
Leyendo esta sinopsis la primera impresión que me deja es que el libro abordará la narración como una experiencia de quiebre, y visto desde ese punto deja bastante que desear. Creo que en el contexto social actual en donde el feminismo y el empoderamiento son puntos trascendentales, la actitud de la protagonista es sin duda algo que debemos rechazar, y luego de algunas páginas de esto la lectura se estanca un poco. Por suerte para nosotros, la autora decide convertir esto en una historia romántica, abandonando el perfil de sufrimiento patético y humillante, para entrar en un terreno bastante más agradable.
Hay que tener presente que esta historia de amor redunda en lo clásico y adolescente, pese a que la protagonista ya es un adulto que busca el rumbo de su vida, la relación de la que sale a la fuerza fue bastante pueril. Favorablemente esto es un aspecto que se aborda sólo en el primer cuarto del libro, par luego dar paso a una nueva historia.
Pese a que el libro es bastante corto (28o páginas) la autora logra construir un perfil con motivaciones para todos los personajes que aparecen en el libro, lo que mejora la relación con los personajes a medida que avanza la historia. Me gustó mucho la relación de Imogen con su trabajo, y que se diera una razón de ser a quienes formaban parte de la historia, elevando el contexto en el que se desarrolla la historia. La lectura es rápida y una vez superada esa barrera inicial de la protagonista, es bastante entretenido.
Sin duda lo que más disfruté fue la descripción de los paisajes, que hacen de todo el libro un sueño. La autora sabe transmitir la magia de todos los lugares que describe, haciendo de esto un detalle esencial en la narración. Otra cosa entretenida es la conexión con cosas cotidianas que te acercan a la protagonista, y por lo tanto, generan más empatía con su historia (Mencionar Grey’s Anatomy dio automáticamente diez puntos extra). Hacia el final la autora sabe sorprender al lector, dándole un cierre mucho más llamativo al libro y logrando escapar del clásico desenlace.
El libro es de la autora Elena Castillo, y lo puedes encontrar en librerías gracias a Ediciones Urano. Si quieres adentrarte un poco más en la historia, te invito a leer un breve adelanto dando click aquí.
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