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Wolverine ha sido un personaje que nos ha acompañado desde el comienzo de la ya consolidada era súper-heroica que el cine experimenta hoy en día. Un joven Hugh Jackman interpretó por primera vez al mutante con garras de Adamantium por el año 2000, en la película «X-Men» dirigida por Bryan Singer, y desde aquel momento se convirtió en uno de los rostros emblemáticos y principal sostén de la franquicia mutante de Fox -además de una de las adaptaciones más fidedignas en cuanto a personajes (sin tomar en cuenta la ausencia del icónico traje amarillo)-. El actor ha encarnado a Logan en 8 ocasiones, contando incluso con dos películas en solitario, las cuales no han tenido muy buena aceptación por parte de fans del cómic y del personaje cinematográfico. Es por ello que la tercera -y última entrega- de Logan alberga tanta esperanza en los corazones soñadores de los seguidores del personaje, ya que se proyecta como la última oportunidad de redención para el querido Wolverine en la gran pantalla.
Bajo la dirección de James Mangold (Wolverine: Inmortal) y con una clasificación R se estrena el día de hoy la tercera entrega del mutante como personaje principal, titulada «Logan«. Esta cuenta con las actuaciones de Hugh Jackman y Patrick Stewart despidiéndose para siempre de sus roles dentro del universo cinematográfico Fox/Marvel, además de Boyd Holbrook como Donald Pierce, Dafne Keen como Laura (X-23) y Stephen Merchant como Caliban. Desde sus primeras exhibiciones para la crítica especializada obtuvo excelentes calificaciones en sitios como IMDB y Rotten Tomatoes, y ciertamente viene a confirmar el famosísimo dicho que reza: la tercera es la vencida.
Sinopsis: «En un futuro cercano. Un cansado Logan se preocupa por un enfermo Profesor X en un escondite en la frontera mexicana. Los intentos de Logan de ocultarse del mundo y su legado terminan cuando una joven mutante aparece siendo perseguida por fuerzas oscuras».
Corre el año 2029 y Logan ya no es el mismo. Viejo, cansado y con su factor curativo a la baja, pasa su vida en el paso fronterizo de Estados Unidos y México de forma austera. El traje de Wolverine lleva enterrado años, y es que Logan está viviendo una vida totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados a ver. Esta calma superficial se verá interrumpida, cuando de pronto una misteriosa niña entre en la vida del emblemático mutante. Junto con el Profesor X y otros nuevos aliados Logan deberá desentrañar el misterio de X-23, mientras recorre kilómetros y hace un épico esfuerzo por reconectar con su faceta de héroe.
Cuando fue anunciada esta tercera película de Wolverine el mal gusto en la boca que nos dejaron las anteriores entregas claramente influyó en la manera en que los fans tomamos la noticia. En un principio, debo confesar que estaba bastante escéptico respecto al proyecto. Si bien, James Mangold no lo hizo mal en Wolverine Inmortal, la cinta no fue lo suficientemente buena como para dejarme satisfecho. Fue más adelante -y sobre la misma producción del film- que el hype por «Logan» comenzó a subir lentamente. Primero se supo que Hugh Jackman y Wolverine se separaban para siempre; esta sería la última película en que veremos al mítico actor en la piel del Arma X. Luego, al conocer el nombre de la cinta, seguramente a más de alguno se le vino a la mente el cómic Old Man Logan, una de las historias más destacadas del mutante, lo que junto con el primer trailer al más puro estilo «The Last of Us» hicieron aumentar y revivir la esperanza perdida.
De frentón, me atrevería a decir que Logan es totalmente diferente a lo que la antecede -y lo más importante- totalmente diferente a lo que su género nos tiene acostumbrados. La cinta rompe todos los moldes utilizados por las películas que buscan crear una adaptación de un cómic a la pantalla grande. Si Deadpool innovó en la zona violencia-comedia, Logan sabe llevarse el mismo mérito en el ámbito del drama. Este es un punto que sorprende bastante, ya que al parecer tanto el director como el actor -quien por cierto estuvo a cargo de importantes decisiones con respecto a la película- por fin lograron darse cuenta del potencial escondido del personaje. Potencial que aún nadie lograba explotar al máximo. Wolverine era una mina de oro llena de vetas que nadie se había atrevido a explorar. Como sea, Mangold efectivamente dio en el clavo, ya que el Wolverine que se nos muestra en la cinta le hace justicia a la esencia que el personaje ha gestado en los cómics por todos estos años. Una alta dosis de violencia, la cual se potencia con escenas perfectamente logradas -excelentes efectos visuales por lo demás-, una seriedad que evoca soledad y nostalgia, dos sentimientos que siempre han acompañado a Logan, además de una historia dramática, que logra otorgarle una dimensión interna mucho más compleja al personaje, lo cual nos sirve para empatizar con él y finalmente comprenderlo.
El ritmo de la película es un punto que vale la pena destacar, con 2 horas y 17 minutos, en ningún momento se hace lenta o tediosa. Al tratarse casi de una «road-movie», nos va mostrando nuevas locaciones y somos testigos de cómo los escenarios van cambiando de manera constante, mientras nuestro querido Logan también cambia con el paisaje. El film tiene una alta tendencia al drama, pero de todas maneras presenta un humor inteligente que logra equilibrar la película, hacerla llevadera y sumamente entretenida. Esto, sumado a las escenas de acción dan como resultado una película que fluye y se desenvuelve de una manera muy natural. Esta manera de hacer humor debería servir de ejemplo para otras películas de superhéroes, debido a que Logan logra sacar risas, pero no comete el error de caer en lo burdo ni en lo simplista, consiguiendo que la comedia no reste a la seriedad sino todo lo contrario; porque nace del mismo drama y ocaso de los personajes.
Sin duda uno de los aciertos más grandes de la película es el cast y la presencia de Laura (X-23). La joven actriz Dafne Keen logra conectar de maravilla con la química ya presente entre Hugh Jackman y Patrick Stewart, quienes vienen trabajando en conjunto desde la primera «X-Men», por lo cual no es de extrañar que funcionen muy bien en sus roles y además en equipo. Laura consigue aportar un aire fresco y muy interesante dentro de la película, el cual tiene tintes de ternura, pero además mantiene la fiereza y dureza que X-23 merece, formando un tridente que supera con creces lo visto anteriormente en cualquiera de las películas de X-Men o incluso de otros equipos de superhéroes. Las actuaciones también influyen en el punto anterior, el peso actoral queda más que demostrado y la nostalgia en el cambio de paradigma se llena completamente.
No nos encontramos frente a una película de super héroes común y corriente. Si entras al cine esperando que «Logan» te muestre grandes explosiones, batallas absurdas, momentos cool y chistes fáciles me temo que no será tu película. La óptica propuesta por Mangold va más allá de eso, mucho más allá. Siempre se supo que la lucha más importante de Wolverine es la que el mutante lleva dentro, aquella que se pelea de manera personal, y esta película es la única que se atreve a mostrar esa batalla, lo que por cierto hace de manera ejemplar.
Mención aparte merece el ambiente del film, con increíbles efectos especiales, una fotografía y edición cuidada hasta en mínimos detalles, sumado a un soundtrack que nos mueve por diferentes lugares y emociones, Logan se transforma sin duda en la película definitiva del Universo X-Men, y por qué no, una de las más importantes y destacadas del género hasta el momento.
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