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Sinopsis: “La película cuenta la historia de un chico cuyos padres se acaban de divorciar. La situación no es sencilla para él, le cuesta aceptar la nueva realidad y lo está pasando mal. Sin embargo, las cosas cambian cuando conoce al vecino que vive al lado de él. El hombre es un veterano de guerra misántropo y hedonista, y aparentemente no tienen nada en común. No obstante, entre ambos se establece una extraña relación de amistad y el hombre se convierte en el mentor del chico.”
Tras ver St. Vincent, solo pensé en “Birdman”. ¿Qué tiene que ver esto con St. Vincent? se preguntarán… Bueno, sin caer en polémica ni en absurdas comparaciones, ambas películas comparten dos cosas:
Lo primero, es el tremendo elenco que tienen. “Birdman” cuenta con las actuaciones de Edward Norton, Emma Stone y Naomi Watts, esta última se repite el plato en “St. Vincent” junto a Melissa McCarthy.
Lo segundo es el reconocimiento que se le hace a Michael Keaton en “Birdman”. Un buen actor que tuvo su momento de gloria en los noventa, quien con el paso de los años terminó en el olvido colectivo.
Algo similar es lo ocurrido con nuestro querido Bill Murray, quien sigue presente en nuestra memoria gracias a clásicos del cine como “El Día de la Marmota” y “Los Caza Fantasmas”. Además, pese a no estar en la cúspide de su carrera, se mantiene vigente en la industria con papeles secundarios en producciones que son (en su mayoría) películas de corte independiente.
Y buscando la quinta pata al gato, encontré otro elemento en común; el olvido. Mientras que en “Birdman” se hace una crítica acerca de lo efímero de la fama, “St. Vincent” expone una realidad acerca del abandono y exclusión social del que son víctimas las personas de la tercera edad.
Bill Murray loga construir un personaje solido, al cual odiamos a simple vista, pero que vamos aceptando acorde avanza la película, hasta que llegamos conocerlo mejor, entendiendo el por qué de su actuar. Entonces ahí terminamos amando al incomprendido viejo cascarrabias.
“St. Vincent” nos va dando pequeñas lecciones de vida a través de la inocente mirada de un niño que recién comienza a sufrir los estragos de la vida, pero que pese a ello, sigue viendo al mundo de manera optimista. He aquí donde Bill Murray se encarga de darle voz a la experiencia, dándole contraste y consistencia a la trama con un humor acido e irónico, enseñándonos como se corrompe el alma cuando nos damos por vencidos.
Theodore Melfi se luce tanto en la dirección como en el guión de la película. No solo le da alas y libertad a Murray, también le permite brillar en pantalla, al igual que sus compañeras de escena: Melissa McCarthy se desliga de sus típicos papeles de comedia, sacando a relucir su lado maternal, mientras que Naomi Watts explota su versatilidad con un personaje que escapa a lo habitual.
Un excelente desempeño que tuvo su recompensa con dos nominaciones en la pasada entrega de los Golden Globes, en la categoría de Mejor Actor y Mejor Película.
“St Vincent” es una conmovedora historia que se defiende con humor. Una película sencilla que habla con honestidad, directo al corazón, dejándonos una simple y valiosa reflexión.
Si gustan del género, les recomiendo la película “Gran Torino” (2008), dirigida y protagonizada por el gran Clint Eastwood.
Wladimir.
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