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Star Trek (Viaje a las Estrellas) es uno de los grandes fenómenos vigentes de la ciencia ficción; más allá de ser la -al parecer- eterna competencia de la franquicia de Star Wars (La Guerra de las Galaxias), también es uno de los mundos más emblemáticos del género, teniendo una base de culto con ya 50 años de trayectoria desde el estreno de la serie en 1966. Con 6 distintas series pertenecientes a su universo (y una séptima en camino: «Discovery«) y 12 películas hasta ahora; su décimo tercera entrega y tercera parte de la saga revitalizada en 2009 por J. J. Abrams («Super 8», «Star Wars VII: El Despertar de la Fuerza»), Star Trek: Sin Límites (Star Trek: Beyond), ha llegado a los cines, y he de decir que la franquicia sigue más viva que nunca.
En Star Trek: Sin Límites, la tripulación de la USS Enterprise explora los confines del espacio desconocido, donde se encuentran con el el misterioso y déspota Krall, quien los pondrá nuevamente a prueba en una lucha por la supervivencia y por mantener el orden en el espacio. No hay nave; no hay tripulación; sólo queda encontrar esperanza en lo imposible.
Para quienes han seguido el legado de Star Trek, sabrán que en su mayoría, las películas intentan ser historias que no dependan completamente de sus antecesoras, sino que buscan mantenerse en pie por sí solas. En el caso de la franquicia de J. J. Abrams, este factor sigue manteniéndose en pie, por lo que si se está familiarizado con los personajes, entonces no hay requerimientos para haber visto las películas anteriores (o al menos la segunda parte, «Star Trek: En La Oscuridad»); sin embargo, el haberlas visto ayuda a lograr establecer un contraste sumamente interesante, en donde logran resaltar los aspectos más notables de cada una, y asimismo, se consigue denotar la fortaleza más grande de esta película: el desarrollo de la tripulación del USS Enterprise.
Si bien «Star Trek» (2009) se destacó por ser una muy buena introducción a este mundo para las nuevas generaciones, se quedó por los rasgos más generales en orden para dejar espacio para un mayor desarrollo a futuro. «Star Trek: En La Oscuridad» (2013), a pesar de ser entretenida, distó de aportar una mayor originalidad, al ser prácticamente un remake con alteraciones menores, de la película más popular de la saga, «Star Trekk II: La Ira de Khan» (1982), y por lo tanto resultó un poco más decepcionante. Sin embargo, esta nueva entrega prometió no tan solo una nueva historia, sino también un nuevo estilo en vista de la entrada de Justin Lin (responsable por gran parte de la franquicia de «Rápido y Furioso», desde «Reto Tokio» hasta la sexta parte) como director, mientras que Abrams se releva al puesto de productor. El resultado fue un aporte muy entretenido para la saga, en donde si bien la historia es original, resulta ser el enfoque menor, en vista de que el verdadero corazón y propósito de la película está en el desarrollo de sus personajes.
La tripulación del USS Enterprise finalmente logra establecerse con naturalidad, al darle tiempo a cada personaje para relacionarse con el resto, y dar a relucir esos pequeños detalles que eran tan propios de cada uno respecto de sus personalidades (el pesimismo de Bones, el racionalismo inagotable de Spock, los aires de ego de Kirk, etc…), tanto en la serie como en las películas. A diferencia de las entregas anteriores, estos personajes se ven obligados a interactuar entre sí de manera segregada, ya que la situación en la que están los divide en pares que no estamos acostumbrados a ver, y por consecuente logramos tener perspectiva de nuevos lazos que no habíamos visto antes cuando todos trabajaban en conjunto, y eso es lo que termina dando una fuerza mayor al concepto nuclear que Star Trek siempre ha transmitido: toda la tripulación funciona como un solo ente, y por ello son el corazón de toda esta travesía; tal como remarca la Teniente Uhura (Zoe Saldana) en un momento, «la unión hace la fuerza«.
Ahora, claramente no hay punto en aplaudir lo bien que están escritos los personajes, si no aplaudo también las interpretaciones del reparto; y si han visto las entregas anteriores, entonces saben lo mucho que se lucen en sus respectivos roles. Chris Pine («Imparable»; «En El Bosque») sigue imponiéndose como el Capitán James T. Kirk en toda su carisma; Zachary Quinto («Héroes»; «American Horror Story: Asylum») no para de sorprender con su siempre carismática y envolvente interpretación de Spock, y en esta entrega reluce en vista de lo que es posiblemente el mejor vínculo de la historia, el que hay entre él y el Dr. Leonard «Bones» McCoy, interpretado por Karl Urban («El Señor de los Anillos» II y III; «RED»; «Dredd»), quien no podría ser un polo más opuesto a la personalidad lógica y serena de Spock. Simon Pegg («Muertos de Risa»; «Hot Fuzz: Super Policías»; «Bienvenidos Al Fin del Mundo») pone su todo en el rol de Scotty, con su acento escocés, inteligencia, y torpeza inocente; y asimismo merece un aplauso extra al ser uno de los guionistas de la película (aparte de los buenos personajes, tiene un increíble humor). La Teniente Uhura (Zoe Saldana), los Tenientes Sulu (John Cho) y Chekov (Anton Yelchin), traen de vuelta su carisma y los detalles que hacen que sus personajes sean memorables, aunque a diferencia del resto, no presentan un apoyo mucho más grande del que ya habían sido en entregas anteriores, a pesar de unos detalles respecto a la vida de Sulu, que resultaron bastante enternecedores (en mi caso al menos).
En cuanto a los nuevos personajes, tenemos a dos nuevas adiciones que son polos completamente diferentes. Sofia Boutella («Kingsman: El Servicio Secreto») se luce como la guerrera Jaylah, quien no tan solo es increíblemente ruda, sino que es un buen aporte al equipo principal, en donde no resulta ser un personaje más, sino que efectivamente presenta una utilidad para ellos y la historia. El villano Krall, en cambio, resultó ser una leve decepción. Idris Elba («Thor»; «Titanes del Pacífico») es un gran actor, y si bien logra proyectar su presencia de manera intimidante cuando está en pantalla, resulta que su personaje no recibe un tratamiento tan idílico como sus contrapartes protagónicos; por lo que a pesar de tener una motivación válida respecto de sus acciones, no resulta ser tan poderosa como nos gustaría que fuera, y por consecuencia, el personaje no deja un mayor impacto.
Ahora, si bien aplaudí el buen desarrollo de personajes, he de admitir que a causa de ello, el guión deja de lado el contar una historia que destaque. A pesar de ser una historia original, la verdad es que resulta ser bastante monótona cuando se pone en perspectiva, y asimismo, da a ver que de no ser por los personajes, la película caería en territorio bastante mediocre. Afortunadamente, los personajes fueron el pilar prevalecedor en la película, y estuvieron muy bien cementados, sin mencionar que se nota que hubo un esfuerzo extra en captar un sentido de nostalgia en el diálogo y la interacción de los personajes, que se ve reflejado en un tono que a veces llega a parecer caricaturesco como en la serie, pero que no irrita, sino que paga un homenaje cálido al material en que se basa.
Por otro lado, los efectos visuales, el nivel de producción, y la cinematografía son espectaculares; y se mezclan increíblemente bien, en especial en compañía de la entrañable banda sonora compuesta por Michael Giaccino. Asimismo, en un comentario bonus, todo lo que es efecto especial y banda sonora, alcanzan su mejor momento en lo que es (definitivamente) el mejor uso de la canción «Sabotage» de los Beastie Boys; una escena para no olvidar jamás, recuerden mis palabras.
Para resumir, «Star Trek: Sin Límites» es otra entretenida y bienvenida entrega de la famosa saga, llena de increíble acción y memorables momentos con sus personajes, quienes por lejos se roban la película. Si bien sigue sin superar a la primera parte, demuestra ser una mejora por sobre su antecesora en vista de su innovación en cuanto al desarrollo de los personajes y la búsqueda de material original. Una película absolutamente recomendada para todos los fanáticos de la franquicia, y para toda persona que busca un buen pedazo de entretenimiento futurista. Larga vida y prosperidad para esta entretenida saga.
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