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El subgénero del terror de las «cintas de criaturas» (conocido en inglés como creature features) es uno que se ha explotado hasta el cansancio en la actualidad, siendo ya muy tradicional en el cine clase B (véase la popular franquicia de «Sharknado») y poco visto en la pantalla grande detrás de productoras con mayor presupuesto. Esto no quiere decir que el subgénero no tenga cintas destacables, siendo que hace sólo unas semanas contamos con la entretenidísima «Infierno en la Tormenta«, y hace dos años (si nos enfocamos en la mísma línea que esta película), la primera «Terror a 47 Metros«, que fue un éxito en 2017 contra todo pronóstico. Ahora, nos vemos frente a su secuela, «Terror a 47 Metros: El Segundo Ataque», la cual deja mucho que desear en contraste con su antecesora y a la hora de hablar de buenos exponentes de este tipo de cintas.
Sinopsis: Esta secuela de «Terror a 47 Metros» sigue a un grupo de chicas en busca de aventuras en la costa de Recife. Con la esperanza de salir del rutinario sendero turístico, las chicas escuchan algo acerca de unas ruinas submarinas ocultas, pero descubren que bajo las olas turquesas su Atlantis secreta no está completamente deshabitada.
El británico Johannes Roberts dio con oro al haber dirigido la primera entrega de «Terror a 47 Metros», ya que, a pesar de todas las convencionalidades que la película tenía respecto a múltiples cintas de terror que giran en torno a los tiburones, funcionó con las audiencias gracias a su escenario claustrofóbico y bien construido. Con esto, la película ha sido una de las pocas cintas con las que resultó efectivo el arriesgarse a estrenarlas en cines en vez de lanzarlas directamente On Demand (que era la idea originalmente).
En «Terror a 47 Metros: El Segundo Ataque», sin embargo, pareciera que el director quiso hacer la misma jugada por segunda vez pero en esta ocasión, sin siquiera la mitad de esfuerzo que puso en la primera parte, porque esta película tiene todo lo que compone por definición a una película hecha para ser lanzada On Demand y no en una pantalla grande.
Si bien, la cinta cuenta con un escenario narrativo interesante (un grupo de personas atrapadas en unas ruinas submarinas infestadas con tiburones), la historia jamás se la juega por hacer algo interesante con él, sino en cambio, ser sumamente convencional y entregar la mayor cantidad de clichés en el menor tiempo posible; cosa que equivale a casi toda la película, ya que esta dura poco más de 80 minutos.
No hay personajes ni diálogos memorables (de hecho, el diálogo es tan básico que parece de primer borrador de libreto), y ciertamente los momentos que mayor reacción generan, son aquellos que claramente no tienen la intención de hacer reír. Para que tengan como referencia, hay una escena donde un pez computarizado forma parte de un jump scare al gritarle a una de las protagonistas (sí, grita, y debajo del agua).
Asimismo, hay un montón de incongruencias claramente visibles. Como el hecho de que las protagonistas se la pasan hablándose entre ellas mientras tienen sus máscaras de oxígeno puestas, pero nadie explica cómo es posible que se escuchen entre sí, si estas máscaras no les cubren las orejas y jamás se les ve un auricular de ningún tipo en los oídos.
«Terror a 47 Metros: El Segundo Ataque» es una mala película, no hay forma de darle una categoría más leve. Sin embargo, no es de esas cintas malas que ofenden o enrabian, sino que son de esas que simplemente existen y que no dejan de contar con un presupuesto notorio (no tiene mala producción) para contar una historia que apela a los gustos más básicos de las audiencias que sólo buscan una película tonta de criaturas peligrosas para pasar el rato. Si eso es lo que buscan, pues adelante, porque es lo que tendrán. De lo contrario, ciertamente hay mejores apuestas por las cuales ir en la cartelera.
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