[Reseña] “Todos Somos Extraños”: La soledad que nos acecha

Tiempo estimado de lectura: 3minutos, 27segundos

Sin duda la dupla protagónica de «Todos somos extraños» ha traído un montón de atención sobre esta cinta independiente, que intentó competir por varios de los premios de la temporada pero que quedó al margen de los más populares, a pesar de haber triunfado en los mas indie.

Sinopsis: Una noche, en su torre de departamentos casi vacía en el Londres contemporáneo, Adam (Andrew Scott) tiene un encuentro casual con un misterioso vecino, Harry (Paul Mescal), que rompe el ritmo de su vida cotidiana. A medida que se desarrolla una relación entre ellos, Adam se preocupa por los recuerdos del pasado y se siente atraído de vuelta a la ciudad suburbana donde creció, y al hogar de su infancia donde sus padres (Claire Foy y Jamie Bell), parecen estar viviendo, tal como estaban el día en que murieron, 30 años antes.

«Todos somos extraños» es la historia de dos hombres que, por diversas circunstancias de la vida, recorren un camino solitario que no han podido evadir. Ambos se observan y se identifican el uno en el otro, hasta que un día Harry decide establecer contacto. Ahí comienza una unión entre ambos marcada por el dolor, los cuestionamientos y el existencialismo, pero que de una forma u otra, al conectar va develando y aireando sus heridas, para así dar paso a la comprensión y al resguardo del uno en el otro.

Adam es el protagonista, un escritor que no logra encontrar la inspiración para su próximo trabajo, el que está inspirado en sus padres. La cinta es una mezcla curiosa entre drama y fantasía, en donde Adam, aún perseguido por fantasmas de su pasado, se sumerge de forma casi onírica en una realidad que se superpone a su cotidianidad, en donde se enfrenta de una forma menos dolorosa a sus traumas.

El acercamiento a este mundo comienza de a poco pero no tarda en sumergirnos de fondo en temas que tocan la fibra más profunda, enfrentándonos a las bases de nuestra personalidad y nuestras relaciones, lo que nos guió a ser quienes somos y a cómo nos enfrentamos a la vida.

La cinta aboga por la necesidad de abrirnos al amor y también por la idea de que, quizás a través de aprender a amar a otros, podemos encontrar el camino para aprender a amarnos a nosotros mismos, pues es cuando vemos a otros como merecedores de dicho amor que tan fervientemente deseamos entregar, es que quizás podamos abrirnos a la noción de nosotros siendo también ese sujeto para alguien más.

Otro tema trascendental en la cinta es la soledad en su esencia más compleja, como un sentimiento que nos habita y no como una situación que transitamos, la soledad creada por la falta de comprensión y no de compañía, la soledad de quien ha tenido que sufrir y superar solo las adversidades y los desafíos interpuestos por un mundo hostil, ensimismado y consumido por la rutina, las expectativas y las pretensiones, el que le impide volver a conectar con algo que ya parece ajeno a nuestro universo.

Toda esta historia es guiada únicamente por cuatro personajes, interpretados magistralmente por Paul Mescal y Andrew Scott como pareja protagónica, con una química eléctrica e hipnotizante. Y por Claire Foy y Cameron Ashplant en una dupla que añade una dimensión sumamente enternecedora y emotiva a la narración.

Sensible, honesta y natural, la historia es un camino hermoso y tortuoso a esas emociones tan recurrentes en el mundo actual para una generación que se enfrenta de forma diferente a sus orígenes,  a sus emociones y a sus relaciones. Con una banda sonora nostálgica plagada de hits, que arruinó definitivamente la forma en que escucho Pet Shop Boys y «Always on my mind», porque ahora no podré quitarle el peso que tiene su letra después de esta película. En cines gracias a Cinecolor Films Chile. 

Sin comentarios

Deja una respuesta