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Nuevamente nos vemos enfrentados a Lara Croft, pero esta vez la cinta intenta reinventarse inspirándose en la novena versión del videojuego, «Tomb Raider Survivor» lanzada en 2013, la que rescata mucho más sus orígenes, además de intentar darle nuevos aires a la aventura que conocíamos.
Sinopsis: Lara Croft es la hija de un excéntrico aventurero que desapareció cuando ella era apenas una adolescente. Lara, ahora una joven de 21 años sin propósito alguno, se hace camino por las caóticas calles londinenses como mensajera de correspondencia, llegando a penas a fin de mes. Decidida a forjar su propio camino, se rehúsa, tanto a tomar las riendas del imperio mundial de su padre, como a rechazar la idea de que su padre se ha ido para siempre. Lara, aconsejada a enfrentar los hechos y a avanzar luego de siete años sin él, algo la lleva a resolver el enigma de la misteriosa muerte de su padre.
Lo primero con que nos enfrentamos en esta cinta es la intención de representar una Lara mucho más humana, intepretada por Alicia Vikander, que en palabras del propio director «se lastima, pero se levanta y sigue peleando por lo que cree». Aunque quizás el punto de equilibrio entre la Lara de Angelina inspirada en los primeros videojuegos y la nueva Lara no fue el mejor, se valora esa reinterpretación del concepto de heroína, en donde la perseverancia y la valentía tienen lugar por sobre el físico y la capacidad innata de superar obstáculos. No hay que olvidar que en esta película la invencible Lara está aún «en construcción».
La historia tras la película es altamente fiel a la historia tras el videojuego, y pese a narrativamente el largometraje es algo débil a la hora de definir las motivaciones que llevan a Lara en embarcarse en tamaña aventura, el argumento enfocado en el mito de Himiko resulta bastante interesante, logrando mantener enganchado al espectador. El antagonista es quien (lamentablemente) más se distancia de su versión para consolas; la hermandad Solari es omitida para dar paso directo a la orden «Trinity», restándole profundidad al personaje de Mathias Vogel, y por lo tanto, a toda la contraparte de Lara.
Se agradece enormemente que desistieran de incluir un objeto romántico para Lara en la trama (pues en algún punto pareciera que fuese a intentarse), que no hubiese aportado nada al desarrollo de la historia y el personaje.
Las escenas de acción son bastante entretenidas, y recrean con éxito la emoción de la dinámica de un videojuego, y muestra mucho de los acertijos y trampas que caracterizan el juego, marcando una película que logra desenmarcarse de lo que conocemos en adaptaciones de juegos a la gran pantalla, pese a que a ratos falla en detalles tan importantes como los efectos visuales (la secuencia en el agua deja mucho que desear). La cinta posee un final abierto que claramente invita a una secuela, cuyo camino terminará de ser cementado tan solo por los resultados posteriores a su estreno.
Una película que sin duda puede ser mejorada, pero que resulta entretenida y emocionante. Dirigida por Roar Uthaug, la cinta se encuentra en cines a partir del 14 de marzo.
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