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LITERALMENTE… Bonnie ha hecho un nuevo amigo. Esa es la premisa de «Toy Story 4«, filme en el cual Woody y compañía deberán unir fuerzas para salvar, y enseñarle a «Forky» -una cuchara de plástico- lo maravilloso que es ser un juguete.
Sinopsis: Cuando Bonnie lleva a todo el grupo a su excursión familiar por la carretera, Woody termina en un inesperado desvío que incluye un reencuentro con su vieja amiga perdida Bo Peep (voz en inglés de Annie Potts). Después de años de estar por su cuenta, el espíritu aventurero de Bo y su vida en el camino se ocultan tras su delicado exterior de porcelana. Woody y Bo se dan cuenta de que se convirtieron en personas muy diferentes en lo que respecta a la vida como un juguete, pero pronto descubren que esa es la menor de sus preocupaciones.
Debo reconocerlo, cuando se confirmó esta secuela no me agradó para nada la idea. Y es que Toy Story 3 es el cierre perfecto para la historia de estos juguetes y aunque no necesita una continuación, el estudio ha sabido con qué reanudar y completar el viaje de su entrañable protagonista: Woody.
Así es, esta entrega se centra en el personaje del fiel y noble vaquero capaz de dejar todos sus intereses de lado con tal de hacer a su niñ@ feliz. Razón por la que lo queremos tanto y que, en esta película, nos ayuda a entender el origen de sus miedos e inseguridades.
Woody ya no es el «líder» de la pandilla. Está en una nueva familia, con una nueva niña y dejó de ser el juguete favorito, lo que en realidad no es importante para él, lo vivió antes con Buzz y ya aprendió de ello. Mientras Bonnie sea feliz, él también lo será y es por esto que cuando ve el nerviosismo de la pequeña por el primer día de guardería, no puede evitar sobre protegerla y acompañarla a escondidas.
Será ahí en donde ella construirá, con objetos que podrían ser basura, un nuevo juguete al cual llamará: Forky. Un cuchinedor que cobra vida y tiene una divertida crisis existencial ya que no se ve a sí mismo como juguete y «solo quiere irse a la basura», algo que sin duda causará mas de un inconveniente con divertidas situaciones en las que el vaquero tomará la responsabilidad de proteger a este nuevo amigo de su niña.
Acarreando la carga emocional de sus antecesoras (sobre todo de «Toy Story 3″ que es una de las mejores películas de animación que existen y un verdadero broche de oro para lo que significa esta serie), la saga de Toy Story es un relato que nos habla del cambio y el aprender a dejar ir. De hecho, es una de las pocas obras que trata el tema de manera tan diversa e inteligente, presentando en cada entrega nuevos enfoques y lecturas que se entrelazan con la contingencia actual.
El ejemplo más sencillo a esto es el radical cambio realizado en el personaje de la muñeca/lámpara Bo (Betty), quien deja de ser un secundario para convertirse en una voz de autoridad que goza de su libertad y plantea las preguntas precisas para generar un cambio en el pensamiento de Woody. Tema arriesgado que tuvo un muy buen tratamiento para el tiempo que salió en pantalla.
Como mencionamos antes, este es el viaje de Woody. Si eres fan de los otros juguetes, sobre todo de Buzz Lightyear, lamentablemente no tienen gran intervención en la trama ya que no quedaba espacio narrativo para abarcar sus personalidades con el conflicto personal por el que estaba pasando el vaquero.
El avance tecnológico también toma protagonismo, han pasado nueve años desde la última película y no han sido en vano… el uso de color, perspectivas, texturas, luces, sombras y movimientos es perfecto. Se nota la dedicación y tiempo invertido en este trabajo.
Por otro lado, los personajes nuevos son todo un acierto y son, también, los principales causantes de las carcajadas del espectador:
– Forky es toda una sorpresa, inocente e ingenuo (solo tiene dos días de vida), mira al mundo sin prejuicios ni maldad… es un personaje adorable capaz de enternecer al más reacio.
– Ducky y Bunny, dos hilarantes peluches salidos de un puesto de feria, son un flechazo inmediato para el público más adulto y sarcástico.
– Gaby Gaby, la villana de turno acompañada de un siniestro séquito de muñecos ventrílocuos, representa una gran construcción de personaje y fue lejos la que más me sorprendió.
– Duke Caboom, cuya voz original es interpretada por Keanu Reeves (y que llega en plena fiebre de amor hacia el actor), es un doble de riesgo un tanto miedoso, pero destinado a la gloria. En cierto modo, tiene un aire al Buzz Lightyear de la primera película y es difícil resistirse a ese encanto.
Finalmente, solo me queda por decir que «Toy Story 4» logró lo que creía imposible: mantuvo el nivel y calidad de sus antecesoras. Es una película redonda con grandes cuotas de humor, aventuras, suspenso, nostalgia y emotividad. MUY recomendable.
Con su estreno fijado para este 20 de junio, «Toy Story 4» regresa con sus voces originales (en idioma inglés), incluyendo a Tom Hanks (Woody), Tim Allen (Buzz Lightyear), Joan Cusack (Jessie), John Ratzenberger (Hamm), y el regreso de Annie Potts en el papel de Bo Beep.
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