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Por años, «DreamWorks Animation» ha sido la eterna competencia de la aclamada productora «Pixar» de Disney, siendo el contraparte cuyas producciones destacan por tener un humor menos mágico, más caricaturesco y mucho más vinculado a la cultura popular que la famosa casa del ratón Mickey. Sin embargo, la productora se ha arriesgado con su nueva apuesta, «Trolls», la cual en su totalidad musical, llena de colores, y cargada de todos los matices posibles de ternura que se puedan imaginar, se distancia de las apuestas corrientes a las que estamos acostumbrados por parte del estudio animado. ¿Habrá sido una buena movida? …les tengo muy buenas noticias.
Sinopsis: Conocidos por sus pelos de colores, locos y mágicos, los Trolls son las criaturas más felices y alegres que irrumpen en el mundo de la canción. Pero su mundo de arco iris y cupcakes cambiará para siempre cuando su líder, la princesa Poppy (Anna Kendrick), debe embarcarse en una misión de rescate, para salvar a su gente de los temidos Bergens, quienes anhelan cumplir con la tradición de comer a las diminutas criaturas con el fin de alcanzar la felicidad que por si mismos no pueden encontrar. En compañía del único troll amargado de su pueblo, Branch (Justin Timberlake), Poppy emprenderá rumbo a un lugar muy lejos del único mundo que siempre ha conocido, con más de algún colorido y enredado traspié en el camino.
Siendo muy honesto, mis únicas expectativas para esta película eran las de un buen trabajo de voz por parte del reparto, una producción con buena selección de colores, y el hecho de que no podía dejar de pensar en la pegajosa canción de Justin Timberlake, «Can’t Stop the Feeling», que no para de pasar por la radio todo el tiempo. Aparte de eso, realmente no tenía ninguna anticipación respecto a su historia, ni tampoco concebía el motivo de su existencia. Después de la experiencia de verla, me como todas mis palabras y pensamientos.
«Trolls» es probablemente la película más feliz del siglo XXI, puedo decirlo con toda la seguridad posible, a pesar de que sólo llevamos 16 años de dicho siglo, pero la verdad es que veo difícil que otra película logre alcanzar un nivel de felicidad igual o más alto, y lograr que sea sumamente simpático y para nada extenuante.
La historia, como pudieron leer anteriormente, es sumamente básica, lo cual si bien sirve para que hasta los más pequeños la sigan fácilmente, no quita que necesite también de material al cual los adultos puedan engancharse, y sorprendentemente, se logra. Los guionistas Jonathan Aibel y Glenn Berger (responsables de los libretos de la trilogía de «Kung Fu Panda«), lograron confeccionar un guión que destaca por su simplicidad, y sin embargo resalta con un humor blanco basado en el carácter más empático e inocente de nuestra persona, y con una fuerte carga de nostalgia (la decisión de banda sonora es increíble).
Asimismo, 20th Century Fox nos hizo a todos un favor con traer copias de la película en su idioma original (aprovechen, que durarán poco en cartelera), ya que tal como había supuesto desde un principio, el trabajo de voz es nada corto de ser sumamente indicado y dinámico. Anna Kendrick («Notas Perfectas«; «Amor Sin Escalas«; «El Contador«) y Justin Timberlake («La Red Social«; «Balada de un Hombre Común«) destacan como una buenísima pareja protagónica, en donde su presencia se marca con la tonalidad perfecta tanto en el libreto como en la banda sonora; una sinfonía de voces capaz de poner una sonrisa a cualquiera y hasta sacar una lagrima (lo lamento Cyndi Lauper, lo lamento Phil Collins, pero «Trolls» se lleva el título de la rendición más emotiva de «True Colors«).
Por el otro lado, hay que denotar la increíble labor de los animadores y la dirección de Mike Mitchell («Shrek Por Siempre«; «Bob Esponja: Una Esponja Fuera del Agua«), ya que la animación de esta película no tan solo destaca por una paleta de colores que le puede subir el ánimo a cualquiera, sino que también la fluidez de su dirección hace que uno preste atención a todos los detalles de este mundo, el cual fue diseñado para parecer que tuviera una textura peluda, como si fuera tejida, que no hace más que impulsarlo a uno a querer abrazarlo todo, tal como los protagónicos trolls se disponen a hacer cada hora (en serio, la atención al diseño es notable).
Ahora, todas estas alabanzas las resalto a partir de que la película destaca por muchas otras producciones de animación que han salido en el último tiempo, tanto del mismo estudio como de otros; pero no quita que tenga reparos. Principalmente, el hecho de que al ser tan simple, sus riesgos son pocos, en cuanto a villanos y puntos de tensión. Sin embargo, son reparos que se copesan bien con la propuesta de sus virtudes visuales, musicales, y vocales; y principalmente su simple pero poderoso mensaje, el cual creo que muchos niños deben aprender, y varios adultos recordar a veces: la felicidad no se encuentra a partir de criterios establecidos, sino en todo lo que funcione para uno mismo, en cualquier momento y lugar.
Para resumir, «Trolls» es una película que sorprende con su elaborada producción y cuidado al detalle de su animación, roles vocales, y selección de banda sonora. Si bien presenta su fallas en los puntos de tensión narrativa, no deja de mantenerse bien gracias a su humor simple e ingeniosamente construido, su personalidad optimista y alegre, y una progresión de ritmo que nunca se hace tediosa y se hace rápida tanto para los grandes como para los chicos. Definitivamente, el mejor panorama animado para encontrar una pizca de felicidad junto a quienes uno más quiere, y despejarse un momento del drama depresivo y acción extenuante de Hollywood. Todos necesitamos una buena dosis de ternura de vez en cuando.
Me dan muchas ganas de verla!